Bolds´ Sanctuary

Dejó caer su mochila al suelo y el polvo del recuerdo se elevó en finas partículas... intentó aguantar la respiración, pero se le hizo imposible, aquel lugar ahora estaría siempre impregnado de sus recuerdos. Tampoco le importaba mucho, casi lo prefería.

Cerca de allí se extendía un lago cuya profundidad era insondable y a sus pies un maravilloso bosque que parecía no tener fin, se encaminó hacia allí, sería mejor conocer el entorno en el que iba a habitar. Cuando llegó vio un pequeño destello a los pies de uno de los árboles que formaban el perímetro exterior, y decidió acercarse.

Se agachó y empezó a escarbar, no tardó mucho en descubrir que el destello no era otra cosa que una vieja chapa a la que daba el sol... escuchó una risa sobre él. Al levantarse vio que un conejo blanco se apoyaba sobre su panza sobre una de las ramas bajas, que quedaba a la altura de sus ojos, mientras se sujetaba la cabeza con dos peludas y suaves patas. Sus orejas temblaban y movía la nariz en un curioso gesto que debía ser el intento de aguantar una risa descontrolada, de nuevo no pudo más y se rió hasta llorar.

- ¿De que te ríes?
- Después de dejarte las uñas cavando... no hay nada de valor. Me ha hecho gracia.
- Tenía que hacerlo
- ¿Por qué empeñarte en ello? - el conejo se incorporó sobre sus dos patas mientras preguntaba.
- Porque si nunca profundizo, jamás encontraré lo que busco... no sabemos los tesoros que hay escondidos.
- Muchos tesoros están bien a la vista.
- No son esos los que busco... – Ogro parecía confuso, no estaba seguro de ello.
- Quizás lo que pasa es que los tesoros que están a la vista huyen cuando te acercas.

El golpe fue duro, ya no sabía que creer, deseaba seguir creyendo que conocía su camino, pero quizás su camino no lo había diseñado él, si no todos aquellos que le robaron su palacio y su nombre. De repente se hizo la luz en su mente.

- Sólo puedo amar aquello que conozco, y sólo voy conociendo aquello que busco… ¿Por qué habría de conformarme con lo que me muestran si lo que deseo es más profundo de lo que quieren mostrar?
- Porque un ogro feo como tu no puede aspirar a más que a las migajas que dejamos los seres adorables como yo.

En un rápido movimiento, Ogro atrapó al conejo con su mano. Disfrutó sintiendo el temblor de aquel cuerpecillo entre sus dedos. Poco después se sintió culpable y lo soltó de nuevo.

-Acostúmbrate a este ogro feo. Buscaré por aquí hasta que encuentre… puedes quedarte con las migajas que ni siquiera me molesto en mirar.