Bolds´ Sanctuary

Perdidas

Ayer empecé a leer "el camino de las lágrimas" de Jorge Bucay, soy una persona no supersticiosa (dadme el 13, de hecho nací a las 13:13 un martes, o que se cruce un gato negro)... pero sí me gusta creer que a veces hay más que casualidades, a primera hora de la tarde recibía un email que hablaba de la perdida de un ser cercano (no hablo de muerte), poco despues una llamada dandome la noticia de otra perdida... y fue cuando seleccioné el libro. No me sorprendió recibir SMSs de alguien en igual situación y un ultimo email contando de nuevo algo parecido. Cuatro personas que habían perdido algo o que sentían la perdida de algo de forma especialmente dramatica.

El motivo por el que he empezado a releer este libro (que estoy a punto de reacabar) es que me aterra la idea de no servir para nada, de que alguien acuda a mi y no pueda decir más que "te entiendo" y que suene vacio. Y esta lectura me influyó positivamente en su momento.

De los 4 casos, tan sólo dos me parecieron motivos razonables para sufrir, ¡¡ojo!!, que cada uno sienta dolor por lo que estime más adecuado... como si quieres maldecir al cielo y al infierno y rasgarte la camisa porque en España no vende Cocacola de Vainilla (que los hay). Pero sufrir por sufrir, pues como que no es rentable para nadie (y lo dice alguien del que podeís echar la vista atrás y mirarme con gesto constricto esperando que me explique.... pues bien, no lo voy a hacer).

Despues de cada perdida, suele venir una busqueda... y lastima de aquellos que sigan lamentando la perdida sin aceptarla, pues será una perdida quien rija sus vidas y no ellos mismos. Ya decía Tagore, "si lloras por no ver el atardecer, las lágrimas te impediran ver las estrellas", con esto no quiero decir que nos resbale todo, simplemente que debemos saber afrontar lo que hay y lo que no hay, lo que está y lo que estaba (y lo que estará)... la vida es un juego de perder y ganar, de ir y de venir.

¿Que quieres llorar? llora, ¿que quieres maldecir? hazlo, ¿que quieres soledad? mira, cierro la puerta un ratito. Pero me niego a dejar que la gente abandone sin más... como si no hubiera nada más, como si lo que ven nuestros ojos es todo el mundo, pues detrás del horizonte hay otro horizonte, y luego otro.

No quiero quitar a nadie el derecho a quejarse y a llorar, no soy terco hasta el extremo de quitar libertad a la gente para sentir sus perdidas. Pero tampoco me gusta dejar que sean las perdidas las unicas que sientan...

Si alguien logra comprender todo este galimatias, no está todo perdido.