Corre, huye, no te quedes ahí. Sal como fuego por los cortes ya hechos, matando los parasitos y cauterizando las heridas.
No temas por el dolor, ni por los destrozos al salir, de eso ya me hago cargo yo mismo. Simplemente déjate manar, derrumba puertas cerradas y altas murallas, funde la arena de los caminos para hacer pasos seguros, seca los ríos que te impiden cruzar...
Inúndame con tu poder, revitaliza mis músculos, alivia mis pesares. Deja que el viento te empuje con las nubes para crear un mundo donde nada importa, donde no hay miedos, ni frustraciones, ni conversaciones sin respuesta.
Escrito por Träne (trane1985@gmail.com) a las 9 de Agosto 2007 a las 04:12 PM