11 de Abril 2008

Vivir (que no sobrevivir)

El olor de la ropa húmeda de lluvia inunda mis fosas nasales, por mi cara resbalan gotas que se deslizan desde mechones de pelo, mis gemelos arden por el paso acelerado, necesitaría otro par de pulmones para no jadear por el esfuerzo.

Ante mi se desciende una larga escalera, tenuemente iluminada con luces amarillentas, que se reflejan en los azulejos blancuzcos de la estación... toc toc toc, un hombre camina medio encorvado mientras su bastón va marcando su propio ritmo, el tenue murmullo de fondo señala que es la entrada de un enorme hormiguero febril de actividad, alguien escucha música con el móvil intentando quedarse sordo, pues compite con el resto de sonidos propios de las entrañas de una ciudad. Atrás quedan las sirenas constantes, el traqueteo de la lluvia, los coches, los turistas y los foráneos con paraguas y chubasqueros.

Miro hacia abajo, cada vez hay más escalones (o eso me parece), el olor a lluvia se tapa por el olor a gente hacinada, el ruido de las maquinas retumba por las paredes… recuerdo el aire fresco en la cara, las gotas de lluvia, y de pronto la idea de coger el metro me parece un poco menos tentadora que antes.

Así que me he mojado un poco más. He caminado entre mareas de gente apresurada con sus paraguas en la mano, con la tranquilidad de quien no tiene reloj ni le importa no tenerlo. De nuevo esa sensación de que Madrid es una bestia herida y que cuando llueve se revuelve, casi imperceptiblemente, nerviosa. He pensado, mucho, como hacía tiempo que no pensaba.

He entrado en una cafetería a beber algo caliente, mientras miraba por el ventanal como miles de hilos se cruzan en el entramado tapiz de la existencia, pensando en los nuevos hilos que seguro surgían vibrantes y en los que acababan de golpe llorosos. Pensando en porqué nos conformamos casi siempre con sobrevivir en vez de vivir.

He repasado mis sueños, y he descubierto que realmente solo me sostienen un par de sueños suficientemente importantes como para hacerme vivir (VIVIR), y que aunque ambos quedan en mi mano, a veces me gustaría que alguien me ayudase, porque me siento torpe. Porque no se aprovechar las oportunidades, porque a veces se me hace duro aprender.

Me he puesto el mp3, una de las últimas canciones de sinkope que, como ya me ha pasado con otra canción de este grupo, me ha enamorado con sus palabras. Y he salido de nuevo al lluvioso Madrid, para perderme entre la gente y enmarañarme un poco más… ¿no sería aburrido vivir vidas más fáciles?


Escrito por Träne (trane1985@gmail.com) a las 11 de Abril 2008 a las 02:32 AM | TrackBack
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