Desde que vi esta pelicula me volví asiduo al cine argentino. Hay todo tipo de opiniones, desde el más puro odio visceral por este cine hasta la adoración... Quizás sea porque tratan habitualmente de dramas que intentan desmenuzar para exponer la vida más triste con tan solo algunos trazos de optimismo.
Uno de los personajes llega a la vida del protagonista, un viejo amigo de la infancia. A los pocos dias, al protagonista le da un infarto y cuando se recupera su cabeza ha dado vueltas a muchas cosas. Es entonces cuando su amigo le cuenta el porqué está ahí, con él de nuevo sin que se lo esperara, porque apareció trás muchos años de ausencia, su mujer y su hija murieron en un accidente de tráfico y estuvo un par de años realmente mal. La siguiente escena transcurre en una calle oscura, mientras estos dos personajes andan y comentan.
- Fue en la ruta 9, pasando Ramaldo. Venía de Rosario. Vos creés que te sabés el resto de tu vida de memoria y un día un camionero cabecea y te quedás culo pa'rriba y chupandote el dedo.- risa triste.- Ojalá fuera el dedo. Yo me chupé todo. Ahí me empecé a desbarrancar un cacho, empecé a faltar al laburo... buenos, los amigos...
Se interrumpe porque al protagonista le da un leve mareo.
- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
- Sí... sí, sí... me mareé un poco, nada más.
- Bueno, dale, pero caminemos, caminemos, que el médico dijo que tenías que caminar diez cuadritas. Despacito, ¿sí?
-Sí. Decíme, ¿qué decías de los amigos y todo eso?
- No, bueno, se fueron pudriendo de a poco. Ojo, que yo no los culpo. Me viví un tango de dos años... y un día, no sé cómo fue, ¿no?, después de una noche de borrachera absoluta, me levanté a las cinco de la mañana en un charco de vómito... Un asco, che... me metí en la bañera, viste, y mientras me limpiaba la gamba me miré al espejito ese que tengo para afeitarme en la ducha, a mí me encanta afeitarme en la ducha, viste, porque el vapor te afloje, este, no te afloja, te abre los poros.
- Claro
- Bueno, y... un rato largo mirando y mirándome. Media hora, pero mínimo. Y de repente dije "chán-chán".
- ¿Y?
- Y nada más, se acabó el tango, viejo. Basta de moco. A rehacer mi vida, a buscar verdaderos amigos y a otra cosa, ¿eh?
- Si me hubiera pasado a mi a saber donde estaría ahora.
- Seré un tipo de suerte, qué sé yo. Pero la verdad es que... cuando sabés que nada será peor que lo que te pasó, te da como un cierto poder... yo ya no me preocupo más por nada. Ni por la casa grande, el auto, las cuentas...