Llevo 5 semanas fuera de casa, de un mes en Irlanda a otro viaje de una semana solo fueron 12 horas, y por fin estoy de vuelta. Y ayer me dio el bajón, del todo, después de un mes con actividades constantes, y con gente a la que voy a echar de menos, me metí una semana con mis amigos y fue más de lo mismo, siempre algo que hacer con ellos, privacidad nula incluso en la ducha... y ahora, de vuelta, toca meterse en la habitación a estudiar, solo, sin compañía... y me falta el aire (ahora que me tendría que sobrar). ¿Síndrome postvacacional o crisis existencial?
En Irlanda me mojé a diario, y en la quedada con mis amigos he dormido en una tienda de campaña al aire libre y duchándome con agua fresca... y no ha sido hasta ahora que me ha atacado un catarro pertinaz (algo que ver con el estado de animo?), no tengo voz y si corro un rato los pulmones se me cierran y el cansancio me coge por los tobillos y me hunde. Por eso estoy un sábado en casa por la noche, cuando lo que realmente me apetece es estar fuera con alguien.
Para colmo, tenía alguna cosa por ahí suelta bastante clara y de un día para otro, me asaltan las dudas de nuevo, extrañado porque no van las cosas como me esperaba.
Hace unas semanas, en Irlanda, escribía en un cuadernito que no es más fuerte aquel que tiene menos obstáculos, si no el que teniendo más, se esfuerza por superarlos. Y que no por haber recorrido menos camino se es más débil, si no que es posible que haya tenido un camino más duro. Admitiendo que mis obstáculos son los de cualquier otra persona normal que me rodea, y que comparándolos con los obstáculos de otros (en otras situaciones, en otros países, en otras culturas), no son más que meros escalones, hay veces que me siento atascado.
Y mi instinto de autoconservación me dice que mande a tomar por culo todas las dudas y los problemas, que de otras peores hemos salido, que no hay que dar mucha importancia a lo que pase ahora pues hay metas más grandes esperando a la vuelta de la esquina, que tengo otras misiones a las que dedicar mi esfuerzo, mi sangre, mi sudor y mis lágrimas...
Pero me apetece sentirme un poco pillado por los huevos, me apetece sufrir un poquito, me apetece bregar en mares embravecidos... ya decía un proverbio africano que los mares en calma no dan buenos marineros... y me apetece ponerme un poquito contra las cuerdas, y ver que sale, y dejar de lado la estabilidad emocional que suele reinar en mi vida (por mucho que a veces en este blog no lo parezca).
Y cuando por fin aplaco mis propias dudas... el mundo conspira para proporcionarme otras... ¿que sería del ser humano sin dudas? Yo ya he solucionado las que surgían de mi interior, ahora toca disfrutar con las que vienen de fuera. Al fin y al cabo, creo que la vida no deja de ser un juego con un final ya conocido: todos perdemos al final, al menos debemos disfrutar la partida el tiempo que nos dejen jugarla.
Así es la vida y así somos a veces: si estamos tranquilos queremos marcha, si estamos agobiados queremos tranquilidad.
Escrito por Neil a las 10 de Agosto 2009 a las 09:57 PMEl ser humano es un poco puñetero, sí. Siempre quiere lo que queda fuera de su alcance... aunque quizas por eso hemos evolucionado sobre las demás especies... desde luego es para que nos lo miremos :).
Escrito por Träne a las 12 de Agosto 2009 a las 08:30 PM