Ya se acercan los examenes, en apenas una semana toca someterse de nuevo a las tensiones, a intentar plasmar en 3 o 4 horas lo que has estudiado durante dias y has visto a lo largo de todo un año... me sigue pareciendo una forma estupida de comprobar si merezco el titulo de ingeniero (luego las formulas las encuentras en cualquier libro, las normativas están siempre a disposición de cualquier usuario y las cuentas las hacen ordenadores... es inutil aprenderse todo eso de memoria, cuando luego nadie lo recuerda al salir de la universidad.), pero debo someterme al sistema. Por suerte me queda poco.
El caso es que como siempre a estas alturas, llevo unos dias elaborando mi burbuja, construyendo una capa transparente que deje fuera los problemas y las preocupaciones que no sean puramente académicas. Aqui dentro no caben las frustraciones amorosas, ni las preocupaciones por/del trabajo, ni el nivel de aceptación social... ni nada de esas cosas que podrían preocuparme. Solamente hay una meta frente a mi, los bordes del camino por donde corro se difuminan, la velocidad me impide girar la cabeza para ver el camino que he dejado atrás, asi que ahora mismo solo existe una dirección.
Pero como casi siempre que se intenta reprimir algo, acaba saltando por algún sitio, generalmente en el momento de mayor debilidad y por cualquier pequeña ranura de nuestra represión. En mi caso ha sido durante la noche ("la noche debilita los corazones"), he tenido un sueño extraño. Estaba con una chica en una ciudad medio derruida y por alguna razón nos perseguían (por desgracia los sueños no siempre tienen un guión demasiado pensado), el caso es que al doblar una esquina vimos un escondite perfecto y nos lanzamos, literalmente, allí. La sensación de los pequeños fragmentos de cemento desprendidos de los escombros clavándose en el cuerpo fue tan real que en ese momento no caes en que estás en un sueño. Arrastrarse hasta el lugar más seguro del escondite, sentir la sequedad de la garganta por culpa del polvo y las cenizas, la falta de aire por la carrera...
Lo más real ha sido cuando abrazaba a esta chica y la atraía a mi, las sensaciones que antes me parecían tan reales quedaban ocultas en ese momento. Pude distinguir en las manos el contorno de la espalda, la forma de que tiene la espalda por la zona de los riñones, que se curva levemente hacia dentro y forma un pequeñisimo hueco que anuncia el fin de la espalda. Pude distinguir su cálido cuerpo contra el mio a través de la tela, y el olor de su pelo. Mis labios en la suave piel de su cuello. Todo parecía tan "en su sitio" en ese momento, sin ningún fallo que hiciera dudar.
Escrito por Träne (trane1985@gmail.com) a las 25 de Agosto 2009 a las 10:59 AM | TrackBack