El hombre: un milímetro por encima del mono cuando no un centímetro por debajo del cerdo. Pío Baroja
Voy a empezar el post con una frase que últimamente repito mucho: "El ser humano es profundamente estúpido". Últimamente me doy cuenta de que la gente hace cosas malas más por estupidez que por pura maldad.
Muy, muy poquitas personas pueden alardear de librarse de esta lacra (como las meigas, haberlas haylas). Yo, por supuesto, no. Al menos me queda el consuelo moral de ser tonto y no malo. Viene en nuestros genes, no podemos evitarlo, queremos creer que estamos por encima de los animales, que somos seres superiores, y lo único que tenemos de superior es la conciencia de autoexistencia, que nos ha hecho juntarnos en manadas inmensamente grandes que colaboran entre ellas.
Grandes ciudades, inmensas carreteras, poderosas maquinas... pero en el fondo, todo surge de la colaboración por necesidad biológica (igual que los monos o los leones), sólo que al ser nuestra raza especialmente cruel, con individuos especialmente descontrolados, la necesidad de crear grandes manadas es evidente... Visto de otro modo, si no nos uniéramos en grandes grupos, nos uniríamos en pequeños grupos (tribus), y estos pequeños grupos, incapaces de controlar a los más sádicos y violentos de entre los suyos, les tiene que dar salida a base de batallas que van esquilmando a todas las pequeñas tribus y haciéndolas muy vulnerables frente a un entorno duro. Si nos aliamos todos con el entorno, que los violentos nos molesten es mejor que dejar que acabemos unos con otros, un pequeño precio.
Hoy estaba viendo un documental sobre hooligans, y en casi todos los equipos, de varias nacionalidades, surgia la misma frase: "Nosotros queremos pelea, lo buscamos", unos decían que era mejor que el sexo, otros que sus estancias en la cárcel sólo era tiempo para prepararse para nuevas peleas, otros que planeaban los asaltos al equipo rival. Al final el futbol daba igual, iban a darse de palos sin importar el resultado. Pasaba de padres a hijos como una tradición, y muy pocos, independientemente de la edad, la posición social o la nacionalidad, decían que se arrepentían.
Igual que la persona que maltrata a su pareja, o a sus hijos, o a gente desconocida. El delincuente que para robarte un móvil te da una paliza. El conductor que se mete peligrosamente en tu trayectoria y al que si dices algo sale con ganas de bronca. El ser humano tiende a sacar esa vena violenta, y algunos viven de ello (o con ello) tranquilamente.
Este documental me ha hecho recordar una noche en Irlanda, cuando un equipo festejaba su victoria con los aficionados, 100 tipos dando berridos y voces en el pub (incluso yo me animé después de la decima pinta). Cuando salí a hablar por el móvil vi, un par de calles más abajo, una veintena de aficionados del equipo contrario recogiendo piedras y ladrillos, arrancando señales de tráfico y esas cosas que hacen las masas enfervorecidas dispuestas a enzarzarse. Me metí dentro, avisé a las dos chicas con las que me tomaba las cervezas e intentamos evaporarnos de allí. Justo cuando doblábamos la esquina, se me acercó uno de estos tipos con las manos cargadas de piedras, me sonrió, me llamó por mi nombre (lo conocido que puede llegar a ser uno cuando se encarga de evitar peleas entre irlandeses y españoles) y me recomendó quedarme para meterme en una buena pelea.
No pasaron 10 segundos cuando se abrió la puerta del pub de par en par y salieron los ganadores, las piedras llovieron sobre ellos, y ellos respondieron con las mismas piedras que les golpeaban. Nos metimos en el portal de una urbanización donde un tipo, acostumbrado a esto, nos dejó quedarnos amablemente hasta que llegaron los coches de la policía y se despejó la zona. Varios heridos, algunos detenidos y dos grupos contentos por haberse peleado, eufóricos, unos por atacar y otros por contraatacar. Lo malo es que a ratos, de vez en cuando, puedo llegar a entenderlo, en alguna pelea en la que me he visto envuelto, a pesar de haberme llevado algún golpe, no sentí nada hasta bastante tiempo después. Adrenalina en estado puro.
Con todos los problemas que hay que resolver, el ser humano malgasta su energía, o bien en darse de palos y alegrarse por ello, o bien en ignorarlo y sentirse superiores porque son otros los que se dan de palos. ¿Somos o no somos un poco estúpidos?