6 de Septiembre 2010

"There is always a way"

"Pluralitas non est ponenda sine necessitate". Guillermo de Ockham

O lo que es lo mismo. Si hay algo sencillo, no es necesario multiplicar las opciones para resolverlo. Recuerdo una de mis ultimas estancias en Irlanda, una excursión de sabado. Pero antes...

Noche del viernes: Dos monitores y un grupito de adultos españoles habiamos recibido una muestra de hospitalidad irlandesa por parte de los monitores irlandeses. Consistía basicamente en beber cerveza como si llevaramos 2 meses en el desierto sin probar gota... fui de los pocos que no acabó borracho, y porque no me gusta perder el control de mis acciones, aún así, creo recordar que bebí 8 litros de cerveza durante toda la noche (ya son unos cuantos veranos "entrenando" con esta gente). Al final llegué a la casa a las 5 de la madrugada, y con el despertador a las 7 para darme una ducha y preparar todo para la excursión de montaña que tocaba.

Esa mañana los 55 chavales del grupo nos perdieron mucho el respeto al ver aparecer a los monitores con las gafas de sol a pesar de las nubes. Mi intención era dormir en el autobus al menos una hora para estar fresco, pero tampoco, una chica se mareó y me estuve haciendo cargo de ella. Y nada más llegar, el jefe nos dijo que la chica con la pierna escayolada no disponía de silla de ruedas y había que subirla a hombros. Mira que nos ofrecimos gente, y me tuvo que elegir. Inocente de mi pensaba que sería algo repartido entre varios, un kilometro cada uno o algo... pues no, 3 kilometros de senderismo con ella a cuestas, ¡y menos mal que parabamos de vez en cuando!, porque 50 kilos a la espalda no es algo como para ir corriendo.

Finalmente llegamos a la explanada, una inmensa extensión verde llena de arboles, al pie de un lago del que no se veía el contorno entre las montañas. Idilico. Pero al ser viejos conocidos, decidí por fin dormir un rato, tirado en el cesped... ¡y se puso a llover! A estas alturas ya me dio igual, me tapé con la cazadora, me puse las gafas de sol y apoyé la espalda contra un arbol.

No duró mucho, uno de los monitores irlandeses vino a avisarme de que había que mover al grupo. Me quedé el último junto con el que me había despertado para chequear que todos los estudiantes ya estaban en camino y que ninguno se había despistado. Al final nos quedamos los dos solos y empezamos a andar hacia el lugar de recogida del autobus. Me llamó el jefe, que estaban ya todos esperando y que teniamos que darnos prisa; el conductor tenía otro servicio y no podía esperar mucho más. Nos dimos prisa. Y llegamos a un punto dificil, dos caminos, uno de ellos serpenteaba por una pasarela de madera durante 6 kilometros, el otro desembocaba a otro aparcamiento y había que andar por carretera que no ofrecía mucha seguridad. La última opción era desandar el camino y volver por donde vinimos, unos 5 kilometros. Fuese la opción que fuese, o tardabamos minimo 40 minutos a paso ligero, o nos la jugabamos por la carretera para ahorrar 10 minutos.

Ya desesperado, le comente a este medio en broma que realmente me daba igual, que me iba a tirar al suelo a dormir, y que ya el lunes me las apañaría para estar en mi puesto a primera hora. Me miró muy serio y me dijo:

"C'mon, there is always a way, you just have to be brave enough to take it". Dicho esto, saltó una valla que separaba el sendero preparado del bosque y aterrizó en mitad del barro, al más puro estilo de Ockham. Me miró riendose, me cagué en su ascendendia en un perfecto castellano que me salió del alma, y salté la valla. Sentir el tacto de la madera en mis manos, rugoso, clavandose contra mi piel al tomar impulso en el salto, perder la referencia del suelo mientras mi cuerpo ascendía por encima de la valla, notar la pegajosa textura bajo mis botas al caer, y la explosión de olor de tierra mojada, agua medio estancada y hojas en proceso de descomposición (curiosamente un olor agradable), me acabó de despertar. Después tocó correr entre arboles y riachuelos. Ese sabado no salí por la noche, sólo me apetecía una ducha para quitarme el barro del cuerpo, y dormir, mucho y seco. Pero resultó que en 10 minutos llegamos, campo a través, a nuestro destino... la verdad es que siempre hay un camino.

Escrito por Träne (trane1985@gmail.com) a las 6 de Septiembre 2010 a las 01:02 AM | TrackBack
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