Bolds´ Sanctuary

A14...

A14... La marca que la maquina de metro ha dejado en mi billete de 10 viajes para indicarme que hoy, 14 de octubre, he pasado la mañana en Madrid.

Nunca había estado a las 9 de la mañana en Callao y Sol, curioso como el bronco ronroneo de los camiones ocupa lo que suele ser un murmullo bullicioso de la gente comprando. O la calma reinante a las 10 en Moncloa... acostumbrado a verlo sólo de noche :).

Mis pasos me han llevado, sin un rumbo fijo, por calles que no pisaba desde hace años (cuando salía con Claudia por Madrid), calles que nunca había visto y otras vagamente familiares. Hoy no he llevado música, hoy quería empaparme de Madrid con los 5 sentidos.

He desayunado en la calle mayor, en un Dunkin' Donuts (vaya café más malo :)), sentado en una mesa mientras degustaba un donut (si no, ¿que iba a hacer en un sitio así?), leia un articulo en Ingles que me dejó ayer mi profesor de la academia. Levanto la vista un segundo y veo que el local está lleno, un chico de unos 25 o 30 años coge su bandeja y mira, todo ocupado, se da un paseo y finalmente se para a mi lado. "Could I sit here please?" "Yes, yes, of course", "but, you're Spanish!!" se sienta con una sonrisa franca y continua hablandome (ahora algo más despacio) "I saw you reading in English and I say me, for sure!! he is a foreigner". Despues de un timido "I'm so sorry, but I only have got a very basic level of English... I will try speak, but i cann't promise you anything!", continuamos hablando diez minutos más, ha venido desde New York de vacaciones y el domingo vuelve a su ciudad, al igual que un servidor, ha decidido pasar la mañana paseando por Madrid. Nos despedimos con un apretón de manos y me interno de nuevo en soledad en la voraginosa urbe... sonriendo por haberme podido defender en Ingles.

Finalmente, trás muchas vueltas, llego a un parque que me trae nostalgicos recuerdos, desde aqui podría llegar a Atocha con los ojos cerrados. Me doy un ratejo más y me pierdo en algunos escaparates, al rato me meto de nuevo en el metro, el subterraneo devora constantemente personas en una frenética actividad. Una chica se tropieza conmigo y nos pedimos perdon mutuamente, la sonrio y ella me devuelve el gesto. Me acomodo en la pared del vagón, todavía falta cuarto de hora antes de tener que hacer un transbordo. La maquina de entrada me vuelve a dejar una señal, y trás cuatro horas parece que el tiempo no ha pasado, A14.