Me encanta ir a los sitios a primera hora de la mañana. Si vas a la Puerta del Sol a las 8 de la mañana y subes por la calle Preciados parece una ciudad muy diferente a la que empezará a funcionar tan solo un par horas más tarde. Casi puedes sentir a la urbe desperezandose, empezando a tomar ritmo.
Igual pasa si vas a un centro comercial justo a la hora de apertura, coincides en el metro con docenas de chicas (generalmente los dependientes no son tan evidentes al no llevar maquillaje, regla de empresa supongo) supramaquilladas dispuestas a empezar su jornada, puedes distinguir algun uniforme, alguna cara conocida de cierta tienda.
Es en la noche cuando nuestras protecciones están más bajas (ya dice Ismael Serrano que "la noche debilita los corazones"), cuando los sueños dominan la mente y nuestra resistencia es menor (la madrugada es, segun dicen los departamentos de inteligencia, la mejor hora para interrogar a los presos). Y me encanta ver, a través de esos mecanismos a medio montar, lo que se esconde detrás de los lugares que habitualmente vemos bien blindados y en perfecto funcionamiento.
Escrito por Träne (trane1985@gmail.com) a las 16 de Mayo 2006 a las 01:10 PM