Hoy he salido a correr, llevo un par de semanas corriendo casi todos los dias, en principio era por el firme proposito de recuperar la forma de hace un año... pero despues se ha transformado en una necesidad casi tan acuciante como en su dia fue venir aqui a diario a escribir.
Al principio el ritmo es bajo, sintiendo como los musculos se despiertan, como animales que se desperezan debajo de la piel y bostezan enseñando los colmillos. Los sientes tensarse poco a poco, y notas su hambre, el cuerpo exige más, te pide correr más rapido, avanzar más, echar abajo las barreras.
Y poco a poco la mente se va vaciando, los problemas se mezclan con el cálido y salado sudor, y caen a mares por la espalda, por el pecho, por el cuello, por la cara. El ritmo ha aumentado casi sin darse cuenta, los intintos toman el control del cuerpo. Los sentimientos son más viscerales, ya no hay capas de miedo, ni problemas acechando.
Surge esa sensación que hace tiempo era tan familiar, y te abandonas. Sabes que acabarán por gastarse las fuerzas, y el entusiasmo. Apareceran molestias, los musculos arderan, el aire se acabará en los pulmones y necesitarás gastar más del que puedes ir cogiendo... te quitarán las alas, pero dará igual porque ya has volado.
Despues, desnudo, el agua limpiará el sudor del cuerpo, enfriará los musculos, todo el cansancio se irá por el desagüe. Y sólo estarás pensando en volver a volar.