El aire agita suavemente los pocos arboles que nos rodean. Se cuela entre mis brazos abiertos, que están totalmente extendidos como si pretendiese apoderarme del escenario que contemplo desde mi privilegiada posición.
Hemos dejado atrás el griterio de los niños. Solo hay un sonido. El breve rumor del aire quiere hacer acto de presencia, pero la brisa no es lo suficientemente fuerte para tapar nuestras respiraciones pesadas tras el esfuerzo de la subida.
Hundidos hasta las rodillas en nieve, sintiendo el frio a traves de la tela, la humedad apoderandose del tejido, el olor helado que curiosamente siempre hay en estos lares.
Y la verdad es que uno necesita estar alejado del mundo de vez en cuando para recargar las pilas.
A falta de unas horas para acabar los examenes y en plena huida del sanvalentinismo... con mi grupo de amigos reducido a la tercera parte por enamoramientos a primera vista (ya se yo que parte del cuerpo se ha enamorado... y no es por ser animal, pero es que ya nos conocemos). Y me llega un email de una agencia de viajes, con ofertas suculentas, de existir reencarnación tuve que ser un tipo poco piadoso, porque que se me junte todo de golpe no puede ser casualidad.
Un viaje a Tunez de una semana completa por poco más de 250 euros por persona. Claro, en paquetes de dos en dos, nada de uno solo que eso debe dar grima (a parte que el jacuzzi para uno solo es poco menos que triste). Sí, tuve que ser un bastardo y de los malos (asesino en serie, miembro de la inquisición, político...).
En fin, como todavía estoy dudando si tirar los apuntes por la ventana, el telefono movil por el retrete, cortar la linea del telefono fijo y arrancar el procesador al portatil (para quedarme incomunicado del todo), me voy a respirar lentamente lejos de aqui... sí, para las mentes malvadas, Tunez está lo suficiente lejos para respirar tranquilamente, pero ahora me conformo con ir a la otra punta de la casa.
Poca gente reconoce abiertamente sus miedos.
Pues bien, no voy a ser menos y me los voy a guardar para mi solito. Si escribo mis frustraciones, al menos que los que lo lean no sepan exactamente de que estoy hablando.
Siempre me he dicho que soy afortunado por tener pocos miedos, aunque quizás tenga más de los que estoy dispuesto a reconocer, y hasta que no se le ven las orejas al lobo, no me doy cuenta de que pinchan las espinas de la rosa que aprieto con puño cerrado.
Una vieja arrogancia y una nueva cobardía ahora hacen tambalear mi sistema de valores. Pero es que uno es humano, y siente, y padece. Y no hay trabajo suficiente para ir tapando huecos, ni palabras que puedan calmar los temblores del cuerpo, ni sueños que sean suficientemente ferreos para no resquebrajarse nunca, aunque sea un poquito...
No se donde leí que nuevos estudios colocan a la violencia al mismo nivel de productor de placer que al sexo, las drogas, la musica o no recuerdo que otro estimulo... ya que todos actuan sobre la misma zona del cerebro para que este segregue la enzima del placer.
La verdad es que todavía no lo comprendo... sin duda el mayor placer que he sentido ha sido el escribir algo que realmente necesitaba escribir. Ni el sexo, ni las drogas, ni la musica... que por otra parte, no puedo negar el efecto placentero que producen (bueno, las drogas poco porque no soy consumidor). En toda mi tranquila vida me he visto envuelto en 4 peleas... violencia seria (paintball y airsoft no cuentan, porque aunque sea violencia, es parte de un deporte y todo está "controlado").
De las 4 peleas, de una salí escaldado, nos robaban el movil, empezaron a pegar a un amigo que se resistió, me metí por medio y al final nos quedamos sin movil y con varias lesiones (y pudo ser peor porque uno de ellos sacó una navaja). En otra hace ya mucho tiempo como para acodarme como empezó todo, pero tengo vívido en la memoria que los dos salimos habiendo recibido a partes iguales.
En otra fui claro vencedor, estaba un chico de mi edad robando a una chica 3 o 4 años más pequeña. Aproveché el factor sorpresa para estamparle contra la pared, esquivar un puñetazo indeciso e inmovilizarle hasta que vino la policia. Y la ultima fue por separar a dos adolescentes a mi cargo en Irlanda, que me metí por medio y me lleve un par de patadas y algun puñetazo al estomago (por suerte contaba con superioridad fisica porque los dos implicados tenían 15 y 17 años). Al pequeño lo empujé contra otro monitor para que le sujetara y al más fuerte me encargué de, otra vez, empujarle contra la pared e inmovilizarle hasta que se calmó.
Y en ninguno de los casos experimenté placer por la violencia, en absoluto. De hecho, en los dos ultimos casos pude experimentar cierto alivio por haber hecho lo que tenía que hacer y de que todo había acabado sin que nadie saliera perjudicado (dudo mucho que siquiera el atracador pasara más que un par de horas en la comisaria), pero ni mucho menos placer.
Sin duda, hay cosas, que por mucho estudio que lo avale, nunca llegaré a aceptar o a entender. ¿No será que en realidad lo que produce placer es sobreponerse (fisicamente) a otros más desfavorecidos? De ser así, tan solo se me ocurre que quien ha obtenido placer en esa situación es un tarado moral, escoria de la raza humana.
Siempre he creído en los instintos, alguna vez he podido comprobar en carne propia el funcionamiento de esa poderosa idea que surge de lo más recóndito de la mente y que estás poniendo en practica antes de siquiera saber porque lo haces... y resulta que a menudo te lleva a buen puerto. Supongo que no es más que el subconsciente analizando muchos más datos de los que nos creemos capaces de captar y cotejándolo con experiencias que ya hemos olvidado en el pensamiento racional, pero que activa a la persona más allá del pensamiento de "primera linea".
Se que hay gente que tiene instinto predador en el ligoteo, me parece que si alguna vez lo he tenido ya se ha gastado... hasta tal punto que he tirado la toalla en ese aspecto y he decidido darme de tortas con otros retos más productivos. Tampoco gozo de ese extraño instinto que favorece a los más vagos en los examenes y que te dicen, minutos antes de entrar en el aula, las preguntas que se han estudiado porque está casi seguro de que va a caer... y ante el examen, iluso de ti que te has preparado los examenes de los 4 años anteriores, ves con una mezcla de odio y estupor que no tiene nada que ver con lo que sabes hacer, pero que extrañamente coincide con lo que tu compañero había dicho antes, ¿habrá sobornado al profesor? Ya puestos, se negocia el aprobado y no el examen, así que supongo que tambien existe ese instinto.
El sábado descubrí un nuevo instinto que me aflora de vez en cuando, el ser un urbanita empedernido. Tuve que coger un autobús que no había cogido nunca, para ir a una ciudad que no había pisado en mi vida, en la que hay un polígono industrial que ni sabía que existía donde un hotel ha decidido abrir sus puertas y en el que debía asistir a una conferencia. Sólo sabía que linea de autobús había que coger, ni idea de la parada, ni de la calle (confiando en que fuera un poligono cuadriculado y pequeñito, iluso de mi). Pues despues de media hora de autobus decidí bajarme en lo que parecía el poligono indicado, y descubrí que las calles se cruzaban en extrañas diagonales y curvas, con cruces cada 400 metros (una equivocación suponía un paseito)... hasta en tres ocasiones tomé un camino para, después de dar unos pasos, darme la vuelta y tomar, sin saber por que, otro camino... y acabé llegando al hotel por el camino más corto y por pura casualidad, ya que tardé un rato en asociar la puerta acristalada con 4 estrellas dibujadas con la puerta de un hotel.
Es curioso, debe ser por las horas perdido en ciudades, caminando por puro placer y jugando a descubrir nuevas calles. Nunca he confiado en mi instinto orientador, de hecho, cuando vamos a la montaña, bastante tengo con saber que el musgo crece en la parte norte de la corteza del árbol, que el sol sale por el este, y que las brújulas son un elemento de un ser oscuro para perdernos aún más.
Y si hablamos de estrellas, muy bonitas, pero nunca he sabido reconocer la osa mayor, la osa menor y toda esa gama de constelaciones que la gente mira maravillada y que se usaba antes para orientarse.
Tengo un instinto que sería muy util si no existieran los mapas, pero como existen, voy a ver si lo puedo descambiar por otro... a ver cuales quedan libres.