29 de Junio 2009

Adrenalina

Tranquilidad, la brisa haciendo susurrar las hojas de los arboles, el sonido de algunas aves en mitad del bosque, el murmullo de un riachuelo medio ahogado por el verano pero generando vida con su fresca agua de montaña... y de repente empiezan las voces, casi todas ordenes, estampidos a lo lejos y acercándose. Más voces, y se despierta el instinto más fundamental del ser humano, el de supervivencia. Los sanitarios corren para ayudar a los compañeros eliminados, las voces pidiendo ayuda se multiplican, las posiciones más avanzadas comunican por radio que han perdido posiciones y que todo aquel que capte el mensaje debe ir retirándose poco a poco.

El miedo se mastica en el ambiente, el tiroteo sigue, empiezan a sonar las minas colocadas en los accesos que debíamos defender y que hemos abandonado. Nos reagrupamos poco a poco, y la esperanza se abre camino en la densa oscuridad, un uniforme aliado, dos, cinco... los refuerzos, han abierto un camino para que huyan los supervivientes. Y nos hacen señas para que salgamos corriendo.

Y corremos. Corremos confiando en que nos van a cubrir, sentimos tanto la munición enemiga como la nuestra propia volando a nuestro alrededor. La adrenalina te inunda violentamente, de repente ya no sientes cansancio, ni notas los 12 kilos de equipo, ni la sed... ni el dolor, el tiempo se ralentiza y puedes escuchar cada estampido de las replicas, cada voz de tus compañeros, cada voz de los enemigos. Tan solo después de alcanzar una zona segura ves que tienes los brazos cubiertos de arañazos de correr por los arbustos, que incluso hay un leve corte en el pomulo y que tu cuerpo pide con urgencia un descanso. Te dejas caer pesadamente entre dos rocas de aspecto seguro mientras bebes agua con avidez, escuchando de lejos los intercambios de fuego entre los dos bandos y sonriendo aliviado con el descanso del guerrero

Es solo un juego, un deporte, ni nos disparamos balas de verdad, ni en ningún momento hay ningun peligro real... si acaso un pequeño moratón o algunos arañazos al tirarse al suelo. Es emocionante ver como dos equipos de 70 personas cada uno (que luego aparenta ser más ya que nadie se elimina permanentemente si no que sale en unos minutos para seguir jugando) se enfrentan en una serie de escaramuzas. Lo mejor es que una vez acabada la partida, los dos equipos se reúnen y el ambiente es cordial, y hay bromas, y se comenta una situación u otra. Gente (a la que la mayoría no conoces de nada) que te invitan a tomarte un refresco con ellos para reponer fuerzas. Compañerismo en estado puro que deja la acción solo para el campo de juego (que ya me gustaría ver eso en todos los deportes que están socialmente mucho más aceptados).

No entiendo como hay gente que puede disfrutar (o al menos empeñarse en que se haga) una guerra de verdad, de las que cuando se acaba solo quedan ausencias y donde después no hay risas si no lagrimas, y no hay conciliación con los contrarios si no rencores. Por muy fuerte que sea la descarga de adrenalina, no sirve para justificar todo, hay cosas de la mente humana que se me escapan.

Escrito por Träne (trane1985@hotmail.com) a las 8:13 PM | Comentarios (1) | TrackBack

22 de Junio 2009

De lealtades

Echo un vistazo a mi alrededor y por doquier veo gente que de golpe se queda sola... no sin conocidos, si no sola. Veo grupos que se deshacen de la noche a la mañana por algún motivo concreto, un mal gesto, un malentendido, algo... generalmente estupideces.

A menudo veo como el orgullo se sobrepone ante otros valores, como ese sentimiento personal pisotea otros sentimientos de grupo. Como el afán de competir tensa relaciones hasta que se rompen en un chasquido. Incluso el egoísmo, el egocentrismo y todo lo relacionado con el yo, yo y sólo yo.

Por suerte también veo lealtades que sobrepasan todo esto. Y me gusta, me alegra, a lo mejor es estúpido, pero creo que es de las pocas (poquísimas) cosas de las que podría alardear... que mis lealtades son inquebrantables, que las puedo contar con los dedos de una mano y que quizás por eso puedo cuidarlas, fortalecerlas. Que entrar en ese circulo cuesta tiempo, y esfuerzo, pero que una vez entras, es raro salir.

Soy puñeteramente independiente. No niego que agradezca cierta compañía, pero no soy de los que cuiden a los contactos (por desgracia a veces), soy de los que cuida a los que están más cerca, a los que me cuidan a mi. En el fondo hasta el lobo más solitario agradece pertenecer a una manada, generalmente pequeña y con otros lobos solitarios que le comprenden, que saben que de vez en cuando apetece sentir el viento en la cara y la tierra blanda bajo las patas sin nadie que te siga, pero una manada en la que todos acuden al oir el aullido, sin excusas, para sentirse un poco menos solos cuando no apetece correr en solitario.

Escrito por Träne (trane1985@hotmail.com) a las 12:33 AM | Comentarios (1) | TrackBack

20 de Junio 2009

Buscar

Llevo ya un tiempo viendo esto de vivir como una búsqueda. No me creo que solo estemos aquí para nacer, comer, dormir, trabajar, follar, comer, dormir (y depende de quien, hay más de unas cosas que de otras). Tiene que haber algo más, y si no lo hay, merece la pena creerlo y crearlo.

Se me antoja agobiante el tener unas metas simples, tan repetitivas, tan pequeñas... por mucho que lo adornemos con juegos y competiciones (quien tiene mejor coche, quien tiene un amor más puro, quien tiene una pareja más perfecta, quien tiene la mejor casa), no deja de ser lo mismo. Un mono tambien hace lo mismo (bueno, con coche no les veo, y el amor es un invento puramente humano... pero cambia coche por arbol con lianas fuertes, y cambia amor por ser el elegido del componente femenino del grupo). Y al menos los monos no son tan cabrones de crear sistemas economicos para esclavizar a los congeneres a mala hostia (otra cosa es que sean violentos... pero tampoco nos quedamos cortos).

El caso es que hay veces que creo tener claro que buscar, y me dejo la piel arrastrandome por huecos en la roca, manando las sangres por heridas que no duelen, dejandome las uñas en la arena, dejandome la vista en la oscuridad, porque a veces lo bueno se consigue despues de estar puteado para conseguirlo. Y no falla la determinación, y no hay espacio para maldecir la oscuridad si no para encender velas, y no hay miedos, ni reparos, ni dudas...

Pero hay otras que me encuentro de pie en mitad de un desierto, sin huellas (nisiquiera las mias), con el sol abrasador castigando mi arrogancia, con la tierra llamandome, doblandome bajo el peso del tedio, del "es lo que hay", marchitandome segundo a segundo... y maldiciendo los trenes que he dejado pasar, y llorando los caminos que opté no recorrer, con el agua fresca y simple al alcance de la mano.

Es la maldición de buscar el santo grial, o la ambrosía, la fuente de la eterna juventud, el nirvana o de creer que puedes estar mejor. Puede que exista, o puede que sea una meta demasiado alta. Pero tambien se dice eso, elegir metas suficientemente grandes como para no perderlas de vista en toda la vida, en la unica que tenemos. Y ahora solo espero que se haga de noche y la luna me trate mejor que el sol.

Escrito por Träne (trane1985@hotmail.com) a las 2:11 AM | Comentarios (0) | TrackBack

17 de Junio 2009

If...

Tan solo un fragmento de "If" de Rudyard Kipling

If you can dream - and not make dreams your master;
If you can think - and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;

[...]

Yours is the Earth and everything that's in it


Si puedes soñar y los sueños no te hacen su esclavo;
si puedes pensar y los pensamientos no son tus metas.
si te encuentras con el Triunfo y con la Derrota,
y a los dos impostores los tratas de igual forma;

[...]

Tuyo es el planeta y todo lo que en el hay.

Escrito por Träne (trane1985@hotmail.com) a las 12:05 AM | Comentarios (0) | TrackBack

15 de Junio 2009

De cero

Las gentes dichosas no conocen gran cosa de la vida: el dolor es el gran maestro de los hombres.

Jacques Anatole

Querría empezar de cero, borrar todos los post's de mis blogs, borrar todos los comentarios, eliminar el contador de visitas y deshacerme de los 1751 emails que he recibido por haber empezado a escribir hace ya cinco años y una semana. Quería borrar esto, y empezar de nuevo en otro lugar, sin nadie que me conociese. Visitar otros blogs, dejar comentarios atrayendo la atención de desconocidos para empezar a conocer a otras personas, para que sea como fue esto al empezar.

Pero no dejo de ser quien soy, detrás del nick que ya he adoptado más allá de mis dominios. No dejan de ser mis pies los que han recorrido el camino que me ha traido aquí, ni mis manos las que han escrito más o menos durante estos años.

El caso es que necesito cambiar. Hoy me debato entre el odio más profundo a la mezquindad humana y por otro lado el deseo más profundo de cambiar de opinión. Dicen que el ser humano es el único animal que no está predispuesto ni para el bien, ni para el mal.... y que puede decantarse por cualquier camino.

Y lo único que me impulsa a creer que el ser humano no es un bastardo sin remedio, es que cuando siente dolor es capaz de unirse, de dejar de lado sus egoísmos y pensar en los demás. Todo depende de la cantidad de dolor, todo depende de como ese gran maestro (parafraseando a Jacques Anatole) se aplique en hacer entender sus lecciones. Ya lo dice la cultura zen (a la que admiro), "para construir un edificio, primero es necesario derruir el anterior hasta los cimientos", primero debemos colapsar lo que hay para empezar a construir de nuevo.

No es sufrir por sufrir, no es tener dolor porque gusta y es bueno. El dolor no es bueno, el dolor... "duele". Pero el dolor ayuda a recordar, y no quiero quitar de mi mente ciertas imagenes, no quiero echarlas de mi cabeza, no quiero olvidar esa imagen que vi hace ya más de 10 años en el que dos jovenes soldados corrian uno a cada lado de un anciano delgado que huía temeroso mientras se reian y bromeaban, hasta que se cansaron del juego y le ejecutaron de varios tiros.

No quiero olvidar la imagen de una chica que no logró sobrevivir al 11M, y cuyo cuerpo quedó mal tapado por una brillante manta hasta que el viento hizo volar la manta y mostró el cuerpo inerte. No quiero olvidar la estación de Atocha oliendo a cera, con gente llorando frente al improvisado altar, susurrando a las velas, leyendo los carteles y quizás, simbólicamente, despidiendose por última vez de algun ser querido.

No quiero olvidar como un pobre medico que había perdido a su familia en un bombardeo de su ciudad, solo por ser fronteriza, se dejaba la piel por ayudar a otros, se dejaba sus bienes materiales por dar un soplo de aire fresco a quienes ayudaban y se dejaba la vida, segundo a segundo, para salvar las de otros.

Porque eso precisamente nos hace humanos, nos hace llorar por otros, nos muestra que no somos unos egocéntricos hijos de puta. Porque eso es capaz de mitigar mi rabia, porque por un momento olvido que esos soldados probablemente se fueron tranquilamente y nada ha cambiado, porque me hace olvidar que hubo carroñeros tras el 11M que intentaron aprovechar para llevarlo a la politica (y que nadie, de ningun partido, tenga el valor para negar esto, para decir "nosotros no"), porque me hace olvidar que un puñado de palabras de un gobernante o la de un magnate multimillonario sea suficiente como para llevar la destrucción a la vida de inocentes con tal de conseguir un poco más de poder y dinero.

Porque aunque haya verdaderos bastardos que se intenten aprovechar del dolor ajeno, siempre quedará un rinconcito donde ese dolor no será pena ni miedo, donde ellos no podrán llegar tan facilmente, donde no importa el color de la ideología, ni de la piel, ni a qué Dios reces o de que sexo seas, siempre quedará un rinconcito donde es comprensión y empatía, donde sentirnos humanos.

Escrito por Träne (trane1985@hotmail.com) a las 1:32 AM | Comentarios (2) | TrackBack

8 de Junio 2009

2+2

Por fin he acabado los examenes, llevo un par de dias en eso de creermelo.

Pero he acabado desanimado, cansado, pesimista y un poco más angustiado. Casi podría decir que vengo como el guerrero de la batalla perdida, cojeando, cubierto de sangre, con la cabeza gacha y sin querer mirar a mi alrededor, sólo sumido en mi mismo.

Pero en fin, no siempre pueden salir las cosas bien. Y aunque este enfadado con el mundo, no dejo de, siendo sincero, ser la causa de ese enfado, soy yo mismo el que se merece todos los reproches, por no haber dado un paso más, por no haberle dedicado todo el tiempo que debería, por haber sucumbido al cansancio antes de tiempo.
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Y hoy, en mi enfado con el mundo, vengo a desahogarme. Estoy metido en una actividad que te obliga a la interrelación entre compañeros de actividad, y hay uno que me cae especialmente mal, por su forma de querer destacar... y hoy ha acabado un alegato en el que se metía con otro compañero menos afortunado diciendo que, lo mires por donde lo mires, 2+2 es siempre 4.

Me he quedado con las ganas de darle un corte, pero entiendo que tiene más popularidad que yo (el esfuerzo por destacar tiene sus frutos) y que eso me aislaría un poco... de todas formas, 2+2 no son siempre 4, ni en la vida (como debería ser evidente) ni en las matematicas... estoy harto de ver en la ingenieria que 2+2 no son 4, que ojala, pero nunca llegamos a tanto, que existen los fasores, los numeros complejos, los desfases y que en eso perdemos eficiencia...

Y la vida en general se parece más a los números complejos (con partes reales y partes imaginarias, que vienen de situaciones intangibles) que a los números reales (que es lo que hay, que se ve y que se entiende).

Escrito por Träne (trane1985@hotmail.com) a las 12:32 PM | Comentarios (0) | TrackBack