Ayer por fin pude ponerme a escribir de nuevo presa de esa sensación de revanchismo con el mundo. Escribir casi con rabia, creando una historia que surge como un hilo entre las hebras de una maltrecha realidad.
Antes de quedar con mis amigos me escapé a la capital, a la enorme urbe llena de gente. Una hora caminando por sus calles, una hora de transporte publico, decenas de personas susceptibles de ser escritas, pequeños trozos de tela del que inventarse un traje, algunos incluso trajes completos sobre los que simplemente escribir.
La chica morena que a las 18:30 se posaba en la barandilla del centro comercial de principe pio, esperando con gesto nervioso. La pareja que se dedicaba a susurrar sobre todos y cada uno de los viajeros del metro que a su vista estaban en la linea 10 a las 7 de la tarde. El anciano que, orgulloso, se negaba a sentarse en el asiento que le ofrecían amablemente cerca de la anterior pareja. El argentino que estaba de pie a mi lado hablando con un compañero a viva voz sobre sus proyectos pasando por la estación de "Casa de Campo". Una de las camareras del restaurante chino donde cenamos que me sonrió al tomarnos nota.
Miles de personas, gestos, ideas... idas y venidas. La mecha estaba dispuesta. La llama, la canción de Serrat interpretada por los secretos:
Tú no, princesa. Tú no.
Tú eres la rosa
que fue a nacer entre cardos
como revancha
a un arrabal despiadado
en donde el día
se ocupa de echar por tierra
toda esperanza.
Tambaleante pronunció sus ultimos hechizos, las palabras apenas salian de su boca, mezcladas con la sangre y la saliva. El cansancio era superior a él, sólo deseaba acabar, para bien o para mal... y de golpe, todo acabó. Casi como si su plegaria hubiera sido escuchada, pero sabía que no podía fiarse, decenas de cuerpos de jovenes hechiceros descansaban inertes a sus pies, pronto pensó que quizás sería uno de ellos si no encontraba el preciado descanso que necesitaba...
Poco a poco había ido combatiendo contra todo aquel monstruo que se le presentase, a cada cual peor. Todos, invariablemente, acababan por desaparecer, aunque descubrio que se debía simplemente a que tenían cosas más importantes que hacer, no a que se sintieran vencidos. Así fue como se prendió la mecha del desanimo.
Ahora ya nada importaba, pues había librado sus batallas y sólo esperaba que hubiera sido de la forma correcta, que la balanza se equilibrase a su favor. Pero para ello debría esperar unos dias, al menos hasta saber si las heridas que surcaban su cuerpo se cerraban o bien se abrían aún más sin más resultado que un oscuro final.
Pues bien, he acabado los examenes. La verdad es que a parte de costarme unos cuantos pelos (total, por unos cuantos...), un dolor de estomago casi costante (tensión, cansancio, presión y cafe) y muucho muucho tiempo, tambien me ha costado algunas cosas algo más serias. Pero no todo el mundo ha sido capaz de comprender mi estado y no lo reprocho (soy el primero que dice que las situaciones no deberían afectar el trato con las personas si no son ellas las causantes). No se donde leí hace al menos 5 años algo parecido a "no se debe juzgar al hombre por las circunstancias que le rodean si no por como se desenvuelve en ellas", y esta ha sido una circunstancia un tanto especial (no suelo "trabajar" bajo tanta presión), bastante apropiada para ver que soy un poco más calculador de lo que creía y que soy capaz de cerrarme a todo sentimiento ajeno si así lo necesito (cosas corrientes, claro, no penseís ahora que soy un ser de hielo).
En fin, toca descansar unos dias... espero poder hacer un par de arreglos al blog, ahora que tengo tiempo. Una sección algo más egocentrica y un par de ellas que inciten a colaborar... ya veremos.
¿Habeis visto el anuncio de nike air? Varios deportistas sufren las consecuencias de la competición, del esfuerzo por llegar a la posicion en la que se encuentran. Imagenes de caidas, derrotas, sufrimiento...
Lejos de ser una persona que adore las marcas (mis deportivas son nike por el mero fruto del destino y las rebajas :)), me ha encantado este anuncio, es desgarrador, cruel, como deportista ocasional tambien he llegado a sufrir situaciones parecidas (muy ocasionalmente, una de ellas significó el comienzo del sentido de este blog, el nombre, el concepto). La competición que en su dia me hizo tirarme al suelo cubierto de sudor, lágrimas y lluvia era de caracter algo más personal (y no hablo metaforicamente, acabé cubierto de barro y una purificadora lluvia), no era una situación que hubiera elegido voluntariamente, no era una competición para la que me hubiera preparado.
Esta mañana, en la ducha, me he sorprendido cantando la canción del anuncio, "Hurt", la voz del interprete, Johnny Cash, es cascada y rota... parece una de esas canciones pensadas para sumirte en la tristeza, pero lo cierto es que me hace asomar la sonrisa, me reconforta. He estado pensando bajo el agua caliente y quizás, despues de todo, no me conozca tan bien como presumo...
I hurt myself today
To see if I still feel
I focus on the pain
The only thing that's real
The needle tears a hold
The old familiar sting
Try to kill it all away
But I remember everything
What have I become
My sweetest friend
Everyone I know goes away
In the end
And you could have it all
My empire of dirt
I will let you down
I will make you hurt
I wear this crown of thorns
Upon my liar's chair
Full of broken thoughts
I cannot repair
Beneath the stains of time
The feelings disappear
You are someone else
I am still right here
If I could start again
A million miles away
I would keep myself
I would find a way
Estoy pensando seriamente en esto de la fuerza de voluntad. Como estoy de examenes apenas salgo a la calle, asi que estoy más tiempo en casa, me aburro más (no, estudiar no evita el aburrimiento), y por tanto, me paso medio dia comiendo tonterias. Ahora mismo estoy centrando mi fuerza de voluntad en las funciones minimas (ya me entendeís, el controlar la "tensión"... recuerdo que tengo 21 años llenos de fogosidad de varios tipos) y en estudiar, asi que no me queda nada de fuerza de voluntad para hacer algo de ejercicio fisico o para dejar de picotear entre horas. Digamos que mi fuerza de voluntad (palabras magicas que me esfuerzo en repetir) no tiene suficientes recursos.
Dicen que no deja de ser una habilidad susceptible de ser entrenada, es decir, es como escribir o dibujar (que haya gente con habilidades especiales para ello no significa que solo ellos puedan ser capaces de hacerlo, en gran medida, lo que cuenta es la practica, el entrenamiento y la experiencia). Por ejemplo, en las artes marciales entrenan primero la disciplina (antes que liarse a mamporros), prima hermana de la fuerza de voluntad. El ejercicio es una buena forma de ponerla a punto, ya que requiere constancia y un esfuerzo que cada dia se va mitigando (el roce hace el cariño y la costumbre reducen las agujetas...). Por ello me he propuesto seriamente hacer ejercicio, en examenes como el doble, tomo 4 veces más café y si fumase, seguramente fumaria 10 veces más, tengo muchas cosas que echar fuera de mi cuerpo... ¡decidido! en cuanto acabe los examenes me pongo a ello, si mi fuerza de voluntad me deja...
Antes mi habitación era un lugar silencioso, enclaustrada en un edificio de pisos, con ventana a un patio de luces luminoso... realmente no tiene unas vistas envidiables, pero cuando uno se acostumbra, hasta coge cariño a las ventana de los vecinos. En invierno es calida porque no recibe el viento frio al que estan expuestas el resto de habitaciones y en verano es fresca porque el sol no da directamente (lo que hace que tenga que dar la luz artificial media hora antes que el resto de mi familia).
La verdad es que siempre he estado contento con mi habitación, los vecinos eran personas tranquilas, jubiladas casi en su mayoria y sólo había un piso donde de vez en cuando se escuchaba alguna voz. ¡Pero las noches eran sagradas! A partir de las 10, el silencio era casi palpable (de esa forma en que se extienden los liquidos viscosos).
Ahora hay cambio de vecinos, de las 12 viviendas, hay 7 cambios, gente joven, con niños, fogosos.... No hay noche que no escuche a cierto vecino en pleno derroche de actividad parejil, dos por noche (es un campeón y tiene al resto de vecinos asombrados, siempre que hablo de él me refiero a "el semental") y sus gritos parecen retumbar en el patio, hasta me obliga a ponerme musica para poder estudiar (ya que cerrar la ventana es una locura con este calor, más el calor de la lampara que uso para estudiar, más el calor que te entra cuando no te salen los problemas...).
Otro vecino es menos dado a esos menesteres pero nos informa de sus logros de bricolage, al grito de "soy un macgiver" arregla cuantos enchufes se ponen a su alcance... lo malo es que tiende a madrugar para sus trabajos manuales, con lo bien que se trabaja a las 10 de la mañana y elige trabajar a las 7, ¿pero no estabas de vacaciones? ¡aprovecha para dormir! (y aprovechamos el resto).
Y por el ultimo, él que más miedo me da. Un niño de 7 años. Me mirareís con cara de asombro, ¿cómo un niño de 7 años puede asustar a una persona adulta? pues bien, ayer mismo se puso a saltar sobre la cama a eso de las 11 de la noche gritando "estoy saltando sobre la cama" en diferentes tonos y volumen, llega el padre que le dice que debe respetar el descanso del resto (gracias vecino!) y por lo visto intenta apagar la luz, el niño se pone a llorar a pleno pulmon (de esa forma de llorar gritando) y cuando el padre al fin lo consigue... silencio... que no dura demasiado porque el niño susurra en voz alta (sí, suena raro, pero "susurrar en voz alta" se puede hacer) y repetidas veces "quiero fuego".
Por suerte "el semental" empieza su sesión y apaga la tétrica voz del niño.
Que ganas de que llegue el frio y pueda cerrar la ventana, necesito otra vez silencio y escuchar a los vecinos solo cuando nos cruzamos por la escalera.
Y el mundo a mi alrededor se torna oscuro y seco. Pequeño destellos de luz se abren camino en mi embotada mente. Cuando abro los ojos me veo en mitad de un desierto con un extraño halo rojizo, como si tuviera un paño de fina tela del encarnado color frente a los ojos. Los gritos de los agonizantes suenan a mi alrededor, doy una vuelta sobre mi mismo y compruebo que ya no es mi oscura cueva, que la batalla ha comenzado y se han acabado las pruebas y los ensayos.
Nada más cerciorarme de que la batalla ha comenzado escucho unos murmullos apenas audibles, poco despues siento un impacto en el pecho que me hace rodar por el suelo y quedar cubierto de ese rojizo polvo que vuela a su antojo por todo el entorno. Siento la boca seca y los ojos llorosos. Haciendo un esfuerzo que mis musculos se empeñan en lamentar con gruñidos y quejas me pongo en pie y me preparo. Visualizo a quien me ha atacado. Supongo que es más facil tener a alguien contra quien luchar y casi me alegro de que sea un ente físico.
Sus tentaculos se extienden por la tierra, viscosos y ondulantes se hunden en la fina arena para volver a salir, en una especie de juego que a nadie más que a sí mismo le parece divertido. Más grande que cualquier pesadilla que haya conseguido atenazarme en mucho tiempo, con poder emanando por cada uno de sus poros. Empiezo a conjurar mis propios hechizos, murmuro palabras repetidas en largas jornadas de estudio, me esfuerzo por darles el tono adecuado, el quiebro de voz necesario, el impetu requerido, y consigo conjurar un crepitante rayo de luz que atraviesa el seco ambiente para clavarse en la masa palpitante del ser al que me enfrento. Gruñe de dolor y me permito unos segundos de extasis por el trabajo bien hecho, poco tiempo pues ahora comienza a murmurar de nuevo palabras que están destinadas a abatirme. Por más que intento buscar su boca entre los pliegues de humeda carne no puedo encontrar el origen de ese sonido antiguo y discordante en el que se transforma la lengua de la magia al pronunciarlo tan aberrante monstruo.
Veo con creciente desconcierto que ha imbocado una pequeña rata. No me hará falta valerme de la magia para defenderme de su ataque. Me despreocupo del pequeño animal que se acerca a mi corriendo, entono un suave cantico, una luz me rodea, y pequeñas chispas salen de mis dedos extendidos para transformase en un poderoso guerrero cubierto por una plateada armadura, embiste al ser lleno de tentaculos aplastando por el camino al insignificante roedor, seguro de mi victoria ensayo una triunfal sonrisa. Pronto se borra de mi faz, reconozco el contrahechizo, mi enemigo está invocando un nuevo ser, mucho más fiero que en su anterior intentona... Un colosal dragon se abre camino aleteando entre pliegues de oscuridad para irrumpir en nuestro plano, con sus poderosas alas desplegadas y oscureciendo el campo de batalla se avalanza sobre mi caballero, que se debate inutilmente entre sus zarpas.
El combate dura horas, y ahora veo exhausto como mi enemigo escapa. No sé si porque he vencido esta batalla o simplemente porque se ha aburrido... deberé esperar y descansar hasta la siguiente lid. Una incomoda migraña se ha plantado en mi cabeza y debo sentarme para poder respirar un aire que cada vez me parece más seco y caliente, pero que no deja de ser un agradable cambio para mis vacios pulmones.