Pues bien, hoy pensaba escribir sobre otra cosa, algo que me evoca lentitud, profundidad, tranquilidad... En cambio, gracias al programa "las mañanas de cuatro" emitido en Cuatro, cadena sustituta de canal +, lo que voy a escribir me evoca ira, odio, destrucción...
Estoy acostumbrado a que en este pais se busque la morbosidad y se escude tras el derecho de información, llegando a los extremos del sindrome de Beirut (no conocido en España, pero ampliamente practicado). Pero hay cosas con las que no puedo, que superan todo los costumbrismos posibles.
Para dar la noticia de la sentencia del 11M, han creado una cabecera especial de programa en la que aperece un momento duro de los atentados, la gente corriendo por los andenes de atocha y el momento en el que un tren explota llevandose a muchos de ellos por delante. Me parece atroz, de inmorales, de bastardos sin escrupulos y de verdaderos anormales con el intelecto de una silla el que emitan estas imagenes, duras y crueles, para ilustrar una sentencia que intenta cerrar tan negro capitulo en nuestras vidas. No hay palabras, de nuevo, para describir cuanta rabia y desprecio me producen, ya no las imagenes (que han provocado un escalofrio), si no los pedazos de basura que las emiten buscando el impacto.
Mis más oscuros deseos de desdicha para esa gentuza, cuyas acciones son equiparables a los propios actos terroristas ya que el fin de ambos es publicitarse a través del dolor ajeno.
Los músculos todavía vibran bajo la piel, el arrítmico sonido de fondo de entrechocar de metales y el constante zumbido se empiezan a mitigar a medida que la fina patina de sudor se hace más espesa, como si te aislara del exterior, como si su función no fuese otra.
Sientes tirones desde la rodilla hasta la cadera, los gemelos endurecidos, los pulmones agotados y el corazón desbocado. Da igual. Apenas aguantarás unos minutos, pero es suficiente como para que el aire se vuelva fresco, como si corrieras en un bosque, ya no escuchas nada de tu entorno, ya no hay nadie a derecha y a izquierda, ya no hay paredes, ni espejos, ni voces, ni musica... sólo escuchas los tambores de guerra en el que se ha convertido tu pecho.
Son sólo unos minutos, obteniendo la energía de algun lugar escondido hasta el momento, impulsándote cada segundo extra, batiendo tus limites. Llegando un metro más allá de lo que creías posible.
Tenía intención de publicar algo sobre los instintos, la fuerza y la superación... he borrado y reescrito este post cuatro veces, y sigo sin saber explicarlo, no tengo más recursos en mi nivel para expresarlo, todo lo que intento palidece en comparación con la sensación, aunque esta sea breve, necesitaría años para escribirla.
No se si a estas alturas me seguirá leyendo alguien, tras la soporifera situación en la que me encuentro y con mucho tiempo de inerme actividad. Pero, creo, que por una vez me da igual.
Es inutil negar lo innegable, y aunque sea negable, si para nosotros pincha, es como si fuese la verdad más absoluta del mundo. Da igual si el vaso está medio lleno, o medio vacio, o lleno del todo, o vacio del todo, hay veces que simplemente el contenido nos da igual y necesitamos romper el vaso contra el suelo en un gesto de impotencia ante la suerte, el destino, los hados o nuestras acciones enmascaradas en giros de la fortuna.
Soñamos con que los castillos construidos sean duraderos, aguanten asedios, y a la vez, puedan alojar gente y fiestas. Y a la hora de la verdad, con media docena de castillos derruidos en nuestro haber, resulta que encontramos uno que está hecho por nosotros a nuestra medida, quizás con algo de ayuda ajena, bien sea en los planos o en poner piedras, pero ahí está...
Cuanto mejor es nuestro castillo, cuando más seguros estamos de su durabilidad y estabilidad, cuando hemos apostado un centinela en cada punto cardinal, en ese momento, el enemigo tambien ha tenido su tiempo para ser más sutil, para mejorar sus tecnicas... y la primera piedra que lance puede desgasajar nuestra construcción...
Es inevitable, nuestros miedos y problemas evolucionan a la vez que evolucionamos nosotros. Lo que cuenta es ser capaz de reconstruir lo antes posible lo muros caidos, nunca se sabe cuando será la siguiente embestida.
Llevo más de dos semanas sin escribir en un blog, los días se suceden con rapidez en el vórtice de actividad en el que me veo sumido... por una vez prácticamente todo por voluntad propia, los que me rodean han dejado de exigirme lo que venían exigiendo hasta ahora, dejándome vivir un poco más a mi aire.
Clases, gimnasio, conversación de Ingles, una novela a medias, practicas... no veo la tele, no chateo, no escribo ni leo blogs, no tengo tiempo. La universidad y la academia de Ingles son un remanso de paz donde sacio mi necesidad social (y de paso me motivo pensando en un futuro no muy lejano para el que me estoy preparando), el gimnasio quema todas mis preocupaciones, gastando toda energia que se esconda tras los músculos, cuando me meto en la ducha después de dos horas de ejercicio siento que la mayor parte de mis problemas se han quedado en la lavadora con la ropa usada. Y después, cuando el cansancio se ha disuelto en el agua y ha corrido por el desagüe, solo puedo hacer una cosa, escribir, mi mente rebosa y mi cuerpo se mantiene a parte (intentando recuperar energía), es entonces cuando vuelco mis miedos en hojas de papel, cuando aquello que ha estado enterrado incluso para el ejercicio físico, sale y se evapora en una miriada de letras negras.
No recuerdo quien dijo que era mejor tener sueños suficientemente grandes como para no perderlos de vista. He perseguido un sueño durante 3 años, luchado por él a brazo partido, poniendo mucho tiempo y expectativas en que se cumpliera, recibiendo golpes y luciendo nuevas cicatrices... y aqui sigo "solo", sin que se haya cumplido. Y como hay otra meta por encima de esa, me la salto y busco nuevos caminos.
Por eso toca tiempos de cambio... porque después de tres años, y en un momento de cordura transitoria, debo cambiar una forma de pensar que se me ha grabado a fuego por el peso de la conveniencia social, por el miedo aterrador a lo evidente, por satisfacer instintos tan primitivos como podría ser huir de un edificio en llamas.
Ya lo decía Publio Terencio hace siglos: Cuando no se puede lograr lo que se quiere, mejor cambiar de actitud.
- ¿Porque vienes? ¿Qué quieres lograr?
- Perder peso, 4 o 5 kilos
- ¿En tres meses? Las dos primeras semanas perderás 5 kilos, después trabajaremos los músculos que ya tienes formados y después será mantenimiento donde podrás perder un par de kilos al mes comiendo como has comido hasta ahora.
Y lo bien que pintaba todo... 10 km en bicicleta, en 20 minutos pedaleando, bien. Un centenar de ejercicios elásticos de cintura, bien. 120 abdominales, regular. Ejercicios varios de pesas, relajado, bien de nuevo. Correr 2 km en 10 minutos, muerte. Ha sido bajar de la cinta y pensar horrorizado en cruzar apenas 3 calles hasta llegar a mi casa.
¿Y esto 5 veces por semana? Bueno, ahora tiendo el optimismo del monitor... lo curioso es que ahora, despues de una ducha caliente, no me duele nada, ni noto tirones, lo unico que siento es cansancio. Los problemas se han quedado en la lavadora junto a la camiseta impregnada en sudor, se han diluido por un rato, unas horas... No tengo ni fuerzas para tener problemas, me siento bien.