Se lanza al vacio empuñando su arma, dispuesto a enfrentarse incluso a lo desconocido. Sus musculos en tensión pues cada salto supone la incertidumbre de una caida. Sus sentidos alerta ya que la oscuridad aguza el oido y desarrolla las percepciones.
Como el cazador que se supone, asume que las heridas no son inevitables. Sabe que cualquier presa, por debil que sea, supone un riesgo y trae consigo un cambio.
Se escabulle entre las sombras con el leve sonido de su respiración como único acompañante. La oscuridad le engulle, se abre ante él para volver a cerrarse, inmediatamente, a su espalda. No hay rastro de su paso.
Cuando la presa se convierte en cazador, sabe que cada segundo cuenta, que cada error es imperdonable. Pero salta a la vacia oscuridad aún cuando no ve el suelo. A veces los instintos son demasiado poderosos.
Ay amigo träne... tu y tus sombras... :p
AY amiga sEcreTo... no puedo explicarlo, pero es que en las sombras me siento a gusto, aunque mis intenciones no sean oscuras :P.