Agosto 2011 Archives

"¿Así que pensáis que hoy por hoy Alemania no podría convertirse en una dictadura?"

Película "La ola" (Título original: Die Welle), de Dennis Gansel.

(tiempo medio estimado de lectura: 1 min y 25 seg)

Esta película alemana (reciente, de 2008) es ineludible para entender el post de ayer. En ella se relata el experimento de un profesor para hacer ver a sus alumnos que no es tan dificil sucumbir a la tentación de poner a un dictador al frente (autocracia), de encumbrar a una persona que haya explotado adecuadamente los resortes sociales a los que tiene acceso. Y lo "fácil" que resultaría que Alemania volviese a votar a otro personaje como Hitler (que fue elegido democráticamente y postuló a hombre del año 1939 para la revista Time), y lo "fácil" que puede ser que suceda en cualquier otra democracia.

Me han llegado un par de emails alarmados preguntando si estoy a favor de las dictaduras y en contra de la democracia. Siempre he sido más partidario de la tecnocracia, el gobierno de los expertos, pero asumo que el ser humano tiende a joder todo lo que toca y por eso prefiero el delicado equilibrio que ofrece la democracia. Al menos suele existir una precaria noción de equipo de alternar minimamente las ideologías para que ninguna gane excesiva preponderancia. Y por eso no me gusta en absoluto la radicalidad que la gente empieza a tomar como normal en foros y conversaciones de calle.

En política sería difícil subyugarme a una determinada ideología hasta el punto de votar ciegamente, quizás por que soy desconfiado por naturaleza en estos temas, e intuyo que no hay blanco ni negro, si no infinidad de grises. Pero sirva esto como ejemplo de lo que puede suceder cuando me pulsan otros sentimientos...

A mitad del video estaba fantaseando con hacerme un tatuaje en la espalda, justo debajo de la nuca, con dos llaves cruzadas. Simplemente bombardeando mis sentidos con imágenes muy cuidadas y una música que me envuelve durante un par de minutos, despertando instintos primitivos. Siempre hay una forma de manipular a los demás, y de ser manipulados, nadie se libra por listo que pueda creerse.... pero, ¿es necesario ponérselo tan fácil?

"La serena razón huye de todo extremismo y anhela la prudencia moderada." Molière

(tiempo de lectura medio: 1 min y 25 seg)

Llevo unos días especialmente activo en varios foros de distintos periódicos. Esto de que te dejen comentar la noticia y puedas "conversar amablemente" con otros lectores es sumamente constructivo. En pocas horas, defendiendo la misma idea, me han llamado terrorista rojo, comunista de mierda, fascista, vendido a la patronal, explotador, marxista, cura, anticatólico, aborregado, hijo de banquero, batasuno del 15M, perroflauta...

No es muy diferente a algunos cumpleaños en mi casa, cuando se junta la familia. Todo lo que se salga de los guiones marcados por los grandes medios de comunicación (con frases clavadas y repetidas hasta la saciedad en casi todas las conversaciones) se convierte en motivo de odio y desprecio. Se puede llegar a afirmar sin rubor y defender a capa y espada cosas que no se han visto, e incluso llevar la contraria a los que sí han estado allí. El ser humano es manipulable. Y parece que nos gusta porque no hacemos nada por cambiarlo.

Después de varios intentos de tratar de aportar algo de calma para que la gente deje los insultos de lado y pasen al debate de verdad, me he dado por vencido. Y lo que he contemplado es que de 50 o 60 comentaristas divididos en bandos delimitados, tan sólo 6 o 7 aportábamos algo de debate, incluso estando en desacuerdo (lo que es normal dado que somos bastante diferentes). Da igual el nivel intelectual, la edad, o la formación, un tipo sin estudios puede razonar perfectamente cuando un catedrático no deja de menospreciar e insultar, mientras repite como un mantra lo que ha oído en el único medio que sigue.

Muy poquita gente lee los programas electorales, muy poquita gente intenta conocer a los candidatos de cada partido, muy poquita gente pide rendir cuentas por promesas incumplidas, muy poquita gente busca en varios periódicos de diferentes ideologías. Y luego salen de las urnas los Hitlers de turno. Visto esto, creo que la democracia nos queda grande. Es como dar a elegir a los niños de 6 años el coche que mejor le viene a la familia. Seguramente elijan en función de los colores en lugar de leerse las características y decidir razonadamente.

"Ni los osos, ni el hielo de la Antartida, ni los Beattles. Se han ido para siempre, se acabó. La guerra ha terminado, y hemos perdido" Película - ¿Para qué sirve un oso?

(tiempo medio estimado: 1 min y 10 seg)

Entre amigos y conocidos suelo ser el que investiga ciertas páginas por internet... si una tienda online es de fiar, qué bar o local puede ser nuestro próximo plan, cómo reservar un hotel desde casa, hobbies más baratos de importación... después de años navegando tengo cierta experiencia para evitar sitios dudosos. No quita que algún día meta la pata y me lleve un palo, pero de momento he tenido suerte.

Un viejo conocido, harto de no comerse una rosca, me ha pedido que eche un ojo a un par de páginas para encontrar pareja. Tiene miedo, y lo comparto, de meterse donde no debe, quedar con una morena impresionante y amanecer con menos órganos vitales de los que tenía al acostarse. Dada su suerte (muy parecida a la mía), es muy probable que seamos protagonistas involuntarios de la saga Saw en lugar de encontrar a alguien.

Me ha pasado un par de direcciones, me he registrado con una cuenta para este tipo de cosas y he echado un vistazo. En una de ellas me han pedido rellenar varios cuestionarios... y al acabar me han mandado un listado con un centenar de chicas buscando una cita o una relación seria en Madrid. Y todas, siendo bastante normales (que uno se mosquea al ver fotos de modelos o gente con tropecientas carreras), me parecían interesantes.

Se que este tipo de páginas funcionan, al menos tengo varios conocidos a los que no les ha ido mal, pero soy un poco terco y me gusta intentar las cosas sin ayuda (ineludible ver la película que introduce este post). Quizás un poco idealista que cree poder encontrar a su chica espontáneamente, sea ya conocida o por conocer. De todas formas, por un momento, he estado tentado de dar mi guerra por perdida.

"La civilización no suprimió la barbarie; la perfeccionó e hizo más cruel y bárbara." Voltaire

(tiempo estimado medio de lectura: 1 min y 10 seg)

Hoy pensaba escribir sobre otro tema. Me han llamado terrorista kaleborroko por el simple hecho de decir que el 15M me pareció una brisa de aire fresco y que me parece extremista e inhumano el alegrarse de que unos antidisturbios se sobrepasen en sus labores contra periodistas y personas en actitud pasiva, por alejados que queden de nuestras ideologías. No todo vale, para ningún "bando".

Pero anoche me llevé una ostia que me ha hecho olvidar todo lo demás. Quedé para cenar con una amiga que ha estado colaborando en el cuerno de África. Ha tenido que volver a España por la ansiedad que le ha supuesto ver lo que está sucediendo en el continente vecino. Y como se me da bien escuchar y ella necesitaba un abrazo largo, decidió quedar conmigo para contarme.

Después de una cena frugal, y mientras nos tomabamos una copa en uno de mis locales favoritos, se ha venido abajo llorando al contarme sobre los niños muriendo de inanición. El daiquiri de mango empezó a saberme terriblemente amargo. A parte de las sempiternas guerras tribales donde Occidente tiene intereses particulares, un año de clima especialmente malo, la creciente moda de especular con alimentos y una población fundamentalmente inculta, también influye la dejadez persistente del primer mundo.

No quiero caer en la demagogia de culpar a Occidente de todos los males del mundo, porque no todo es cosa nuestra, pero tenemos una fuerte presencia en Somalia para aprovecharnos de sus bancos de pesca, y se habla de un desembarco de tropas que "estabilicen" la situación para proceder a explotar recursos como, por ejemplo, el petroleo. No podemos lavarnos las manos y decir que se apañen ellos cuando estamos expoliando sus recursos aprovechando su situación de debilidad.

Y si somos así de selectivos (coger lo bueno de otros mientras estos luchan por sobrevivir y luego cerramos fronteras para todo lo demás), al menos que nos sintamos minimamente avergonzados... simplemente para no acabar de perder la esperanza en el ser humano.

Cambio de foto para evitar problemas de Copyright, esta imagen de IHH Humanitarian Relief Foundation es igual de dura y representativa.

"¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!" Jonathan Swift

(tiempo medio de lectura: 2 mins)

Ayer tuve que ir al centro de Madrid a primera hora. Me subí en el tren y me apoyé en la pared del vagón. Antes de llegar a la siguiente estación ya estaba entrando en un agradable sopor matutino, pero en cuanto el tren se paró, entró una marabunta de peregrinos del JMJ 2011 que estos días han venido de todo el mundo a ver al Papa. Me jodieron el agradable sueñecito, sobre todo una bonita veinteañera que se empeñó en agarrarse a mi brazo para no caerse y darme charla (de verdad destino, ¿qué quieres?).

El debate sobre si cuestan dinero o no a las arcas públicas es absurdo. ¡Claro que cuestan! Aunque ellos paguen una cantidad por este evento, hay medios públicos que pone el estado sí o sí: Policia, servicios sanitarios extras, corte de calles, servicios especiales de limpieza, medios de transportes públicos... pero dudo que cueste mucho más que grandes eventos deportivos, que fiestas reivindicativas (o fiestas a secas) o que protestas sociales (en este caso pilla cerca el 15M, que también tuvo un coste que salió de mis impuestos y que tomé como bueno por ser una muestra de despertar de conciencias). Pretender que sólo se financien los eventos que nos interesan o nos parece bien es un poco descabellado, muy absolutista y dictatorial, pero que por desgracia hay mucha gente que lo exige (de todos los espectros políticos y sociales).

Sobre el elevado coste de estas jornadas y su posible mejor uso en el cuerno de Africa para paliar la hambruna desatada por la especulación con alimentos... pues eso debe ir en la conciencia de quienes profesan esta religión. Como no es mi caso, no soy quien para dar lecciones morales, y me limito a ignorar las que vienen desde el otro lado.

Personalmente, aunque no comparto sus creencias, me alegra ver a tanta gente feliz y motivada. De hecho, el primer sacerdote que entró acompañandoles, con sombrero de paja y alzacuellos abierto, saludaba con un alegre buenos días a toda persona que cruzaba sus ojos con él, despertando más de una sonrisa (aunque pocas, estos trenes por la mañana no son un buen lugar para buscar sonrisas). Si al final de lo que se trata es de intentar ser felices, ¿por qué impedir que otros lo sean a su manera mientras no hagan daño a nadie?

P.D: Yo tambien he estado en su situación (hasta mi crisis de fe en donde mandé todo a tomar por culo), y a ciertas edades nos mueve más la fiesta y el cachondeo que una fe que profesamos por simple imposición de la tradición en la región donde hayamos nacido. Me hizo gracia ver en la estación de sol como un grupito de italianos, franceses y españoles coreaban "viva el Papa, viva el Papa"... si la persona adecuada hubiera dicho "viva Cthulhu, sacrifiquemos humanos", el resto hubiera coreado "viva Cthulhu". Los habrá a quienes los mueva una verdadera y profunda fe, pero mi experiencia pasada de varios años en movimientos cristianos me dicen que sería sumamente extraño y que es más probable que hayan venido a pasárselo bien. Pues eso, que ojala lo disfruten.

"Cuando alguien pone el dedo en la llaga, sólo los necios piensan que lo importante es el dedo." Confucio

(tiempo de lectura medio estimado: 1 min y 15 seg)

Muy de vez en cuando, por error del sistema, o por alineación de planetas, me surge alguna cita. Pero de las de verdad, de esas en las que la otra persona no es una amiga que sólo queda a comer contigo, ni de las que, por azares varios, acabas haciendo algo con alguien (que seguramente esa alguien hubiera preferido estar en otro sitio). Entonces, cuando el destino deja de mordisquearme los tobillos y se une a mi para dar alguna oportunidad a mi triste vida sentimental, trato de sacar lo mejor de mi mismo.

Quizás no al mismo nivel que la cita en 2 minutos de Ted Mosby, pero con algo de tiempo he hecho cosas curiosas, sobretodo si conozco un poquitín a la persona en cuestión y puedo prepararme algo que se adecue un poquito a ella (tampoco mucho, porque una de las cosas que más me gustan de las primeras citas es empezar a conocer a esa persona a fondo).

El caso es que en el último par de meses, con un destino especialmente amistoso conmigo (algo querrá a cambio), he tenido un par de oportunidades en condiciones, pero mi subconsciente se ha empeñado en hacerme quedar como un gilipollas. Decir cosas inadecuadas que no suelo decir y que por tanto no pintan nada, soltar frases épicas (pero de las de EPIC FAIL), evaporarse mi sentido del humor, desaparecer por completo mi seguridad, e incluso olvidarseme como andar de forma normal y parecer más a un chimpancé obligado a caminar erguido.

No se qué me pasa, si mi subconsciente quiere decirme algo, o si realmente mi cuerpo sabe que no estoy haciendo lo que realmente deseo (o con quien realmente deseo), o si simplemente es para minar un poco mi autoestima, que estaba creciendo a pasos agigantados y eso no debe ser bueno. Y esta es una batalla más que añadir a las cosas pendientes, y de las difíciles porque no depende exclusivamente de mí. Arghs.

"No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de como no hacer una bombilla." Thomas Alva Edison

(Tiempo de lectura estimado: 1 min y 15 seg)

Fantasmas del pasado aparte, digamos que soy... terco. Si algo depende exclusivamente de mi, y tengo cierto interés en que salga adelante, saldrá... aunque me tenga que quitar tiempo de dormir, comer, o incluso de vivir. Cuando me marco una meta que sólo depende de mi, un objetivo claro que quiero conseguir, y tropiezo una y otra vez, lejos de desanimarme, me empeño más, me tomo mi tiempo para repensarlo, para atacarlo por diferentes flancos. Siempre recuerdo la respuesta de Edison (la que encabeza el post) cuando le preguntaron por qué no se rindió al fracasar un millar de veces en descubrir el filamento de tungsteno para estabilizar las bombillas. Hay una muy delgada linea entre obsesivo y persistente.

Ayer estuve en el monólogo de Piedrahita, y en un momento determinado da al público unos minutos para que escriban una pregunta y se la dejen en una cajita. Pretende, acertando, una segunda parte del monólogo más interactiva. Bromeaba con mi acompañante sobre que tenía a un mono con dos platillos en la cabeza y que por eso no se me ocurría nada. En realidad tenía la mente a toda maquina, echando vapor y haciendo retemblar cada tornillo del engranaje. Da igual que la haya tenido fustigada las dos últimas semanas de intenso uso, debates económicos, filosóficos y existencialistas de por medio (voy a tener que cambiar de compañías), y apurando mis últimos recursos en sobrevivir (eso de ser capaz de dirigir el tenedor a la boca y no al ojo).

En mi herido orgullo pervive la intención de redactar una pregunta que sea algo ingeniosa y de la que no me avergüence identificar como mía en público.

Por cierto, foto al final del monólogo:

(mi nivel de jodefotos aumenta hasta niveles insospechados con el paso del tiempo... si lo hago a posta no consigo poner otra cara más ridícula).

"La huella de un sueño no es menos real que la de una pisada." George Duby

(tiempo de lectura medio estimado: 1 min y 30 seg)

Esta noche he tenido un sueño recurrente. Hacía un par de años que no lo soñaba, pero ha vuelto. Y lo curioso es que en la brumosa inestabilidad onírica ya sabía que era un sueño en el que había estado antes (cómo cuando ves los primeros 10 segundos de un episodio de los Simpson y lo recuerdas gracias a sus tropecientas reposiciones).

En el sueño aparezco en mitad de una ciudad derruida, los escombros y la arena cubren todas las calles. Estoy con una chica, casi siempre con la cara borrosa, pero en mi fuero interno sé quien es. Vamos caminando tranquilamente cuando escuchamos unos crujidos a nuestra espalda. Corremos. La cojo de la mano y la llevo a una especie de recoveco entre hierros retorcidos. Consigo saltar antes que ella, deslizándome entre arena y piedras, las noto en mi espalda arañando y cortando mi piel, justo a tiempo para que ella pueda caer sobre mi sin sufrir ninguna herida. Allí, en silencio, ahogando nuestros jadeos, pegados nuestros cuerpos, nuestras miradas se cruzan, mis manos se deslizan por su espalda hasta la cintura, lo justo para poder rozar su piel, y ella hunde su cabeza en mi cuello. Noto su aliento, cálido, sobre la mía propia. Sus labios van buscando los míos, hasta que me da un fugaz beso que dura unos segundos.

Entonces me incorporo y salgo de nuestro refugio. Sólo unos metros me separan del centro de la calle, y nuestros perseguidores me ven. Son tres. Grandes, a su lado hasta yo me siento como un niño, son una mezcla entre un minotauro, un chimpance y cierto aire a Carmen de Mairena. Un espeso y áspero pelo les cubre el musculoso cuerpo. Corro para alejarlos de mi acompañante. Cuando el agotamiento me puede, me giro y desenfundo una pistola de la que no he sido consciente hasta ahora. Descerrajo una docena de tiros sobre uno de ellos hasta que finalmente cae. Me centro en el siguiente, después del primer tiro la corredera se atasca, tiro con fuerza para que termine de hacer el recorrido, y cuando vuelvo a fijar mi atención, esos seres enormes ya están junto a mi. Uno de ellos, con un orificio todavía humeante en el pecho, me asesta un golpe en la muñeca, escucho el crujido de mis huesos, y el arma cae.

El siguiente golpe va a mi mejilla, intuyo que va a ser el último, pero dará igual porque todavía tengo en mis labios la sensación del último beso. Sonrío expectante.

Y despierto.

-Sí. Decíme, ¿qué decías de los amigos y todo eso?

- Y nada más, se acabó el tango, viejo. Basta de moco. A rehacer mi vida.

Película "El hijo de la novia"

(Tiempo de lectura medio estimado: 1 min y 45 seg)

A finales de Junio tuve un punto de inflexión. No recuerdo exactamente que lo motivó, o si hay varios qués... pero lo cierto es que un día me desperté inspirado, con ganas de dejar de huir y plantarme ante mis fantasmas. Siempre había una excusa, los "no puedo" me salían sin esfuerzo, que si trabajo, que si un mal momento, que si indignación, que si mala suerte... no es que haya algo realmente serio, pero me dije que ya era hora de acabar con las excusas.

Lo más duro, lo que de verdad me costó, fue reconocer que había sido un cobarde. Reconocer que me había equivocado. Que la culpa rara vez es de otros. Después de fustigarme un rato con culpabilidades y traumas varios, decidí qué tres cosas mejorar, la única condición autoimpuesta es que tenían que ser tres cosas que de verdad hiciera por mi y no por otros.

Un mes después me encuentro con que como mejor, duermo mejor, tengo más energía, he perdido 7 kilos y me quedo a medio camino de mi peso ideal (visualmente apenas se nota, pero yo se que he mejorado). Poco a poco voy retomando lo del coche, que lo había tenido prácticamente parado durante años. Y he retomado un proyecto literario conjunto que había abandonado.

Y estoy contento, más seguro de mi mismo. No por estas 3 cosillas, que son gilipolleces con la de problemas reales que se mueven por el mundo, si no por ser capaz de enfrentarme a mis miedos, a los míos personales, a los que trataba de pasar de lado, de ignorar, de obviar... y de los que nunca te olvidan.

"La gente desea aprender a nadar y al mismo tiempo mantener un pie en tierra." Marcel Proust

(tiempo de lectura estimado: 40 seg)

Estaba encaprichado con un día de lluvia. Y lo tuve. Necesitaba correr y sentir que el mundo caía a mi alrededor, con fuerza, revitalizando el suelo que pisaba. Necesitaba hundirme en barro, el pelo pegado a la cabeza, y las gotas deslizándose por mi cara. Necesitaba que mis palabras quedasen ahogadas por la tormenta, que se diluyesen, y algunas cosas de las que he dicho últimamente quedasen bajo mis pies, alimentando futuras generaciones de briznas de hierba.

Y corrí. Mis pasos me llevaron por calles oscuras y desconocidas, mirando de reojo edificios abandonados, coches desguazados y arboles llorando hojas. El agua golpeaba con fuerza, tanto que casi costaba respirar, empapándome por completo como si supiera de mis intenciones.

Pero nada ha cambiado. Nada de lo que dije se ha borrado. Y aunque casi nada salió como yo esperaba, tengo un cierto regusto a conquista en la boca. A veces hay más de victoria en ciertas derrotas, que en las propias victorias.