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SOBREEXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS ("The cove")

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"Era joven, tenía un trabajo glamuroso, conducía un Porsche, todo era fácil". Ric O'barry

"Stay put"..."call Joe"..."Roger that. On my way"...

Para quien sepa un poquito de Inglés y haya visto películas bélicas en versión original (y diciendo esto me siento horrorosamente frikie) verá que frases como "Roger that" quedan practicamente excluidas de la vida civil, sólo lo usan los militares o ciertos cuerpos de la policía. ¿Qué hace un grupo de personas hablando con términos militares, embutidos en trajes de buceo, escondidos entre matorrales en plena noche, vigilando con cámaras térmicas los movimientos de los guardias? ¿Qué les lleva a vigilar los movimientos de la policía, que a su vez les somete a un riguroso control que han burlado gracias a un operativo en plena noche? ¿Por qué siguen tácticas paramilitares de ocultación, movimiento y comunicación? ¿Quienes son? ¿El Mossad? ¿Algún grupo de asalto?

No. Son un grupo de grabación que quiere hacer un documental sobre la matanza de delfines en Taiji, Japón. ¿Por qué tanto secretismo? La policía les hostiga, con ese estilo oficial japones de sonrisa sempiterna, pero tenaz. Las autoridades municipales les vetan lugares que visitar, y les dejan caer la inseguridad que les supondría. Los pescadores les impiden el paso, les acosan e insultan.

El principal instigador de este documental es Ric O'barry, que se siente culpable por haber protagonizado el auge de los delfines como entretenimiento, y que ha sido arrestado innumerables veces por intentar soltar a delfines en cautividad. El entrenador de Flipper, ese simpático delfín que se hizo famoso hace un par de décadas por protagonizar una serie televisiva. Todo cambió cuando uno de los delfines que hacían de Flipper nadó hasta él, respiró una vez más entre sus brazos, y después dejó de hacerlo.

Las imagenes que quieren evitar que se tomen son del tipo de este fotograma del documental "The cove".

The_cove.jpg

Lo que se ve no es un vertido, ni un extraño tipo de algas... es sangre de delfín, del segundo animal más inteligente del planeta (suponiendo que nosotros somos los primeros). Son autoconscientes, se reconocen en un espejo (un perro o un gato no). Pueden llegar a entender el lenguaje de sordos. Respirar es un esfuerzo voluntario, y por tanto, con simplemente dejar de aplicar ese esfuerzo, pueden suicidarse (con las connotaciones que eso lleva). Y, su principal problema, un ejemplar vivo puede generar un millón de dolares al año en un acuario medio. La inmensa mayoría, que no son seleccionados, son brutalmente sacrificados.

Como tantos otros problemas, pasa desapercibido en nuestro día a día, si acaso algún día ocupan un titular en algún medio, con suerte puede que se le dedique algún editorial, pero la realidad es que siempre pensamos que tenemos problemas más acuciantes. Sabemos que una de cada seis personas del planeta se levanta sin saber si comerá ese día, o que tres de cada seis tiene una dieta suficiente para sobrevivir, y se pueden considerar afortunados, aunque esa dieta sea básica y no puedan elegir. Son títulares de un día o dos. Por supuesto, los gobiernos crean grandes comisiones, nombran responsables, se reúnen en congresos para conferenciar, se intercambian datos, crean alguna herramienta inútil, o procedimientos que, por pura burocracia, son impracticables.

El tema de los delfines y las ballenas tienen la misma estructura. No es que me importen especialmente los delfines, ni que esté en contra del sacrifico animal para consumo humano (como carne y pescado), pero no deja de ser un símbolo de nuestra propia estupidez. El ser humano no necesariamente debe comer animales para sobrevivir, no estrictamente, pero añade un valor extra al hecho de la nutrición, para un 76% de la población, la pesca es su principal fuente de proteínas. Con lo que ya no estoy tan de acuerdo es con matarlos cruelmente para otro motivo que no sea simplemente comer. No entiendo que se mate a los delfines para luego regalar la carne (muy contaminada por cierto), o que los métodos para matarlos sean rudimentarios, alargando su agonía, y provocando imágenes escalofriantes. Puede ser un delfín, o una vaca, o un cerdo... pero si un animal herido está perdiendo sangre durante horas, o días, hasta su muerte, me parece suficientemente malo como para tomar medidas contra el humano que lo haya provocado. Ya que somos los más inteligentes del planeta, tenemos cierta obligación moral.

Por quinta o sexta vez desde que empecé a empaparme del tema he escuchado la misma reflexión, en este documental aparece durante un fragmento del 59º Congreso de la CBI (o IWC, por sus siglas en inglés): "En pocos años tal vez echaremos la vista atrás y nos preguntaremos porqué [...]. Que no se diga después que ustedes no lo sabían. Lo saben.". Hablan de la carne contaminada de las ballenas (y otros cetaceos), de la evidencia de que es así porque vertemos productos tóxicos al océano, y como en Japón se reparte en colegios, donde es obligatorio comer todo lo que haya en el plato, para mantener la industria pesquera. La reflexión que veo es, si estamos haciendo las cosas mal, y lo sabemos, ¿no nos arrepentiremos en el futuro? ¿no sería mejor actuar ahora? ¿Cómo vamos a soportar mirarnos al espejo cada mañana? La denuncia no viene de un occidental aburrido, vino de dos concejales de Taiji cuyos hijos van al colegio, y que no quieren que su prole se envenene (pruebas a posteriori confirmaron la contaminación alimenticia).

El mayor acto de estupidez es sin duda acusar al dedo e ignorar la llaga. Y así lo hizo el representante de Japón en dicho congreso:

"Esto no es un simple intento de incriminar a las ballenas como las malas de la película. Sin embargo, no podemos ignorar que la pesca ha disminuido."

Dentro de una compleja presentación de gráficos e imágenes, apoyados por teorías científicas hechas a medida donde se demuestra el descenso gradual del nivel de capturas, que los japoneses achacan a que haya ballenas. Lo que me indica 3 cosas: 1) Las estadísticas no mienten, pero los mentirosos hacen estadísticas, 2) La ciencia, como la religión, no deja de ser un invento humano que hereda todos los problemas propios del ser humano y 3, ¡esa es la mentalidad que nos llevará a la extinción! "La culpa es siempre de otros", "el ser humano no tiene nada que ver". Y mientras tanto, pescamos indiscriminadamente pensando que el océano es infinito, pero ya en 2006 la revista Science auguraba un colapso total del sistema pesquero en 40 años (y es de los más optimistas, he leído informes que apenas dan una década más).

Hasta tal punto es un absurdo, que en una congreso de este estilo con tan poca utilidad (burocracia, compra de votos...), surgieron voces desde los representantes de Australia y Brasil para responder a Japón: "Es difícil tomarse esta presentación en serio".

El porqué he incluido este post en esta serie de artículos es para demostrar un claro ejemplo de qué le pasa al ser humano. Para mi este caso no supone nada en especial para implicarme, pero me ha parecido el símbolo perfecto de como el ser humano cree que sus acciones no tienen repercusión en el entorno o que los recursos son infinitos y a nuestra disposición. El broche perfecto es la reflexión final en el documental, de mano de Ric O'barry:

"tengo que ver el final de esto durante mi vida. Ahora mismo estoy concentrado en esa pequeña masa de agua donde tiene lugar la matanza. Si no podemos detener eso, si no podemos arreglar eso, olvídense de problemas más grandes"

SOBREEXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS (Soluciones)

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"Podemos dejar de consumir tantos recursos. Podemos mejorar nuestras tecnologías. Podemos reducir el crecimiento demográfico. Probablemente tengamos que aplicar las 3". David Attenborough

Vale, después del momento apocalíptico del otro día, en el que bien podría haber estado poseído por Pianka, hoy toca la otra cara de la moneda.

La lucha actual de la ciencia va encaminada a un objetivo claro: Reducir el consumo (y por tanto aumentar la capacidad) sin que ello reduzca el bienestar. ¿Que quieres tener un ordenador encendido a las 2 de la mañana mientras te tomas un café? Pues bien, los materiales del ordenador serán reciclados y de bajo consumo, la electricidad para mantenerlo encendido vendrá de un generador eólico y el café no será colombiano, si no que estará plantado en un criadero que no esté a miles de kilometros de tu casa. Esas tres condiciones las cumplo en el momento de escribir esto. He instalado un software que implique un consumo menor de energia en el ordenador, lo compré muy potente por el tema de usar programas de diseño, pero para escribir puedo hacerlo capando potencia y consumiendo menos, un buen mantenimiento hace que no se sobrecaliente y evita perder energía. A estas horas, un 50% de la energía que me suministra Red Electrica Española es renovable, y, si contamos la nuclear, tan solo un 26% de lo que consumimos emite CO2 (no está mal para un fin de semana con poco viento aprovechable).

Obviamente hay contraprestaciones, el ordenador será un poco más caro o difícil de mantener tecnicamente, la energía eólica no requiere combustible, pero es más dificil de adaptar al sistema eléctrico, y el café tendrá algo menos de calidad. Pero al final, a título personal, lo que ahorro en un sitio compensa en otro y el bienestar apenas sufre un ínfimo retroceso (realmente seguiré disfrutando de tener un ordenador a las 2 de la mañana mientras me tomo un café). Y mi consumo se reduce sensiblemente.

Aguas residuales completamente tratadas para poder ser ingeridas por el ser humano, plantaciones que necesitan menos agua, plantas inmunes a plagas que mermen la cosecha total, pieles de tomate como sustitutos del petroleo para hacer plásticos, energías que no emiten CO2, edificios que se reparan solos, capacidad de cultivar carne con un consumo mucho menor de recursos y sin tener que matar animales, avances médicos para reducir el tiempo y la agresividad de los tratamientos...

El otro día en una conferencia de Campo Vidal, el moderador dijo que el 85% de los investigadores de toda la historia, están vivos. Es decir, es el momento histórico más proclive para la ciencia, para dar ese cambio que nos hace falta. De los que creemos que el sistema actual no es sostenible, surgen dos corrientes de pensamiento, por un lado los que creen que ya es demasiado tarde y en unas décadas habremos retrocedido brutalmente (Olduvai, Lovelock...), y otro lado, los que creen (creemos) que la ciencia es la clave.

No somos los primeros, ya se habla de que los mayas pasaron por esto. "Deforestación, agotamiento de recursos naturales, búsqueda desmesurada de poder, consumo excesivo, incendios, agricultura... No hablamos de la sociedad actual, sino de la civilización maya, que desgastó su tierra con un consumo desmedido. La historia maya es la mejor analogía de la sociedad actual. ¿Se actuará para frenar los excesos? ¿Y para frenar el cambio climático? Por ahora, el camino es similar." (Extraído de plataforma SINC, escrito por Adeline Marcos).

Los paises ricos, que hasta ahora hemos sustentado los estandartes de la colonización para esquilmar recursos, los juegos de política para asegurarnos recursos extranjeros, las conquistas en el pasado para buscar recursos que nosotros ya habiamos consumido... tenemos una vez más el mando: la tecnología. Podemos cambiar. Podemos reducir el consumo de recursos, podemos aumentar el número límite de habitantes del planeta y podemos mantener una sostenibilidad. Podemos llevar una vida mejor a mucha gente para que se reduzca la miseria. Ahora queda que queramos hacerlo, o que nos dejen...

SOBREEXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS (Miseria: El problema)

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"Surgiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cimas de la miseria." Groucho Marx

He estado unos días con los amigos, desconectando del mundo. No he visto noticias, no he visto documentales, no he leido libros, ni periodicos, ni revistas. Aunque inevitablemente han salido temas de conversación serios (curiosamente uno de mis amigos sacó el tema de la sobreexplotación de los recursos y el crecimiento desmesurado de la población), por eso de tener inquietudes y matar el tiempo mientras cocinamos. Tendremos un chip o algo, que sólo durante esos 40 o 50 minutos sacamos temas más bien dramáticos (yo mismo saqué otro día el drama del tráfico de mujeres y adolescentes), seguidos de 10 minutos de silencio mientras rumiamos la comida. El resto del tiempo, afortunadamente, lo empleamos en lanzarnos pullitas para provocar la risa, en hablar de cosas un poco más personales o simplemente en jugar con la consola (y los comentarios, al jugar todos juntos cooperativamente, pasan a ser exclusivamente del ambito del videojuego que toque).

El martes, aprovechando una mañana sin mucha actividad, madrugué un poquito y fuí a correr para matar el sentimiento de culpa de estar varios días sin dejar de picar patatas fritas y otras guarrerías por el estilo. Llovía ligeramente, aunque no hiciese frío, pero en el parque ví a una mujer de unos 50 o 60 años, empujando un carrito donde un chico de mi edad estaba postrado, sólo pudiendo mover la cabeza. No voy a entrar en demasiados detalles, porque escribí varias cosas que quiero aparezcan en un post en el futuro, para poder dedicarle tiempo. Pero curiosamente, al ir a hacer la compra con algunos de mis amigos para reponer nuestras reservas de bebida y comida, vimos a la misma mujer, dando un paseo al chico. Y uno de mis amigos comentó que somos tan gilipollas que nos preocupamos por estupideces cuando hay gente que realmente tiene una vida mucho más dura.

Y entonces vino el dilema de como plantear este post, como continuar el artículo. Por un lado se me antojaba necesario darle un toque más esperanzador... porque a veces veo esa velita en mitad de la oscuridad, por mi trabajo leo prensa científica y a diario veo nuevos estudios e investigaciones que parecen encontrar una solución a pequeños problemas. Una gota no hace el oceano, pero sin esa gota, el oceano sería un poco más pequeño (parafraseando a Teresa de Calcuta). Por otro lado, mi lado más salvajemente humano me exigía hablar del problema de base.

Ganó el lado salvaje que me golpeaba por dentro como si de un animal enjaulado se tratase. El principal problema es la miseria. La miseria toma al asalto al ser humano, le empequeñece, le aplana, le rebaja al papel de animal primigenio... busca comida, alojamiento, sexo y una aceptación básica en una sociedad simple. Te estanca en el primer nivel de la piramide de Maslow, en la eterna busqueda de saciar las necesidades más básicas. No impulsa ni la creatividad, ni las relaciones sociales complejas, ni la necesidad de mejorar...

En el desgarrador documental "Niñas de hojalata", se ve claramente la divergencia que ofrece el trabajo para los niños y adolescentes de ambos sexos en la India: O trabajas 16 horas al día buscando y tratando chatarra y desperdicios que vender componentes a grandes compañías (para que estas compañías puedan vender su reproductor de mp3 10 euros más barato en el mercado europeo, por ejemplo), o tienes la mala suerte de ser violada (o engañada) y la sociedad te condena a la prostitución en las calles de ciudades donde la policia está sobornada.

En el documental "la pesadilla de Darwin" tampoco mejora la percepción del futuro de los habitantes que crecen en torno al lago victoria... o trabajas arduamente preparando el pescando (que supone pelearte con algún cocodrilo para pescar, trabajar limpiando pescado en unas condiciones infrahumanas por una miseria y empaquetar las mejores partes para Europa mientras a ti te quedan las raspas), o te dedicas a ser soldado para reprimir a los tuyos, o, de nuevo, te queda la opción de la prostitución. Sorprende que muchos adultos deseen una nueva guerra que les de trabajo.

Por último, en el libro "El año que trafiqué con mujeres", el autor, infiltrado en una red de tráfico de mujeres, dedica un apartado a un traficante mejicano que puede conseguir niñas de 12 o 13 años a cambio de dar a las familia "un par de vacas y un barril de cerveza" [sic] para ofrecerlas a clientes exclusivos de prostíbulos europeos. Se aprovecha de que la miseria mata la mayoría de atisbos morales.

Antes de que alguien me diga que cada uno tiene lo que se merece... Ojo, esto puede doler, pero la inmensa mayoría de seres humanos no somos especiales. Somos fácilmente predecibles y manipulables. Por mucho que queramos teñir nuestra existencia de un sentido particular, en el fondo no nos diferenciamos unos de otros, si me enamoro, puedo creer que la otra persona es la más especial del mundo, pero en realidad, eso lo piensa todo el mundo de la persona de la que se enamora. O de sus hijos/as. Incluso los grandes espadas de la literatura, la ciencia o la política, no son más que gente corriente que ha sabido hacer su trabajo, pero en absoluto quedan al margen de poder ser estudiados, encuadrados y catalogados... "Todo el mundo se parece mucho, y los esquemas se repiten en todas partes. Yo no he hecho films sobre África, sino sobre nuestro tiempo, sobre Europa, pero hechos en África. Porque allí todo es más transparente, más palpable. El abuso de poder se ve cada día, mientras que en Wall Street se hace a través de ordenadores y nadie se entera" (Hubert Sauper, director de la pesadilla de Darwin).

La gente manipulada es necesaria para el sistema actual, hace falta gente con miseria. Un golpe de estado aquí, un apoyo a un dictador allí, unos cuantos millones de fusiles de asalto para iniciar una disputa entre dos facciones... ¿Quién si no iba a traernos el pescado limpito sin que nos suponga un esfuerzo? ¿Quién si no iba a ofrecer precios ridículos en aparatos de consumo? ¿Quién iba a comprar nuestras armas? ¿Quién iba a llenar los prostíbulos de los "respetables" europeos que se llenan fin de semana tras fin de semana?

¿El problema de los recursos es algo meramente económico o técnico? En absoluto, tiene intensos capítulos sobre desigualdades sociales. No olvidemos que mientras que 2500 millones de europeos viven en un planeta, 18000 millones de ruandeses podrían vivir en otro exactamente igual. A veces se nos escapa que hay más miserias a parte de las económicas.

SOBREEXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS (El poder de la evolución)

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¿Debemos renunciar a las utopías por el mero hecho de serlo?” Antonio Salas


Voy a empezar esta parte con un pequeño juego que nos hicieron en una conferencia sobre el calentamiento global. El ponente puso sobre la mesa una jarra de cristal, de las normales, de las que tenemos por casa. Cogió una bolsa de piedras de estas redonditas de río y las echó con cuidado dentro de la jarra, hasta el borde, miró al público y nos preguntó, ¿está la jarra llena?


El público, inocente, respondió afirmativamente. Pude ver algunas sonrisas condescendientes, seguramente ya habrían visto este “espectáculo” antes. El caso es que el ponente incluso pidió que levantásemos la mano si creíamos que la jarra estaba llena. Se elevó un bosque de brazos. Volvió a preguntar, ¿seguro que no cabe más? Asentimos.


De detrás de la mesa sacó una bolsa de sal, que vertió también dentro de la jarra. Cubriendo buena parte de los huecos que quedaban entre las piedras. ¿Y ahora? ¿Quien opina que está la jarra llena? Todos nos quedamos expectantes viendo que había conseguido meter medio paquete de sal donde minutos antes afirmábamos que no cabía nada más... dio unos golpecitos para que la sal se asentase y la rellenó de nuevo hasta el borde. Nos miró y dijo, “ahora sí que sí, no cabe nada más”. Incluso nos convenció... finalmente nos dijo que de nuevo estábamos equivocados, sacó una lata de cerveza vertiéndola dentro de la jarra, sobre las piedras y la sal. Y se le acabó la lata y seguía quedando espacio.


Sus conclusiones fueron: 1) Por mucho que nos resistamos, siempre hay espacio para una cerveza más, 2) Una cerveza puede hacer cambiar de idea hasta al más convencido y, la más importante, 3) el ser humano está preparado para ir superando límites, su ingenio puede hacerle sobreponerse a situaciones en las que inicialmente podemos pensar que no hay soluciones.


Ingenio. Cultura. Conocimiento. Preparación.


Leí el otro día un estudio que hablaba sobre el origen de nuestra raza, el homo sapiens. Está bien establecido a base de pruebas de ADN, dataciones de fósiles y estudios antropológicos que al principio de nuestra existencia hubo una franja de miles de años en los que convivimos y competimos con otra linea de descendencia, el
homo neanderthalensis. Esto ya lo sabía por haber visto algún documental, pero lo sorprendente del estudio es que una de las claves que nos aseguró la victoria evolutiva fue que nuestra adolescencia se extendía dos años más que la del hombre de Neandertal. Los nuestros dependían durante dos años más del entorno social, pero una vez llegados a la madurez, esos dos años extra de aprendizaje daban como resultado una mayor capacidad para superar límites del entorno (generalmente agresivo por el clima, otros depredadores, falta de comida...).


Escogí esta frase para abrir este post por una razón. Antonio Salas es el autor de un libro de periodismo de investigación en el que trata la prostitución y el tráfico de niñas. Lo leí para tomar conciencia sobre la explotación infantil vista desde dentro para ver si se relacionaba sobre lo que escribí hace unas semanas. Siempre he dicho que es aberrante el uso de niños/as para trabajos o deseos de los adultos... resulta que hay motivos evolutivos para pensar así. Me alivia pensar que no estamos simplemente condicionados por prejuicios morales.


El señor Pianka, que es con quien abría esta serie de post, falla en un punto vital en su teoría. La idea de Darwin es que sobrevive el más apto, pero sus seguidores han cogido el axioma de que sobrevive el más fuerte. El hombre de Neandertal era más fuerte y no pudo con los que estaban preparados. Eliminar al 90% de la población con un virus para dejar a los más aptos es tan absurdo como eliminar a todos los que no midan entre 1,60 y 1,80 de altura. De nuevo me alivia ver que mi desprecio por esa idea no es un condicionamiento social impuesto por la educación (que es variable según donde hayamos nacido), si no que tiene un componente evolutivo (que es el mismo para todos los seres humanos).


¿Podemos soñar con un mundo utópico donde los avances técnicos superen los límites actuales impuestos por nuestro entorno? No sería la primera vez.


SOBREEXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS (La capacidad de carga)

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"Para millones y millones de seres humanos el verdadero infierno es la tierra." Arthur Schopenhauer

El otro día dejaba caer que todo esto se basa en la capacidad de carga. La población humana siempre se ha mantenido dentro de unas constantes. Las enfermedades compensaban la alta natalidad, la explotación de recursos locales limitaba el crecimiento de la población... una especie de equilibrio que se rompió con la revolución industrial, que trajo acceso a medicinas y mejores condiciones tecnológicas para alimentar en masa. Y que hizo que las economías generalmente locales dieran un salto a la globalidad.

Tardamos 10.000 años en pasar de 80 millones a los 1000 millones de humanos a principios del siglo pasado. Sin embargo, hemos tardado tan sólo 100 años en alcanzar los 6600 millones, y la ONU calcula que en 20 años más podremos hablar de 9200 millones. Se puede ver que en la primera etapa (desde la aparición de nuestra raza actual hasta la revolución industrial), el crecimiento es de 0,1 millones por año. En la segunda etapa (de la revolución industrial hasta ahora), el crecimiento medio es de 56 millones por año. Y en la tercera etapa se prevé una tasa de crecimiento de 165 millones de habitantes anuales.

No sin cierta sorna, Albert Bartlett afirma que "la mayor carencia de la raza humana es nuestra falta de habilidad para entender la función exponencial", lo que para nosotros es un crecimiento bajo (un 4% anual, por ejemplo) significa que se duplica la cantidad inicial en apenas 17 o 18 años. Es decir, un país que crece al 4%, como era España hasta la crisis, en 17 o 18 años se ha duplicado.

Dado que el crecimiento economico curiosamente se correlaciona con el crecimiento de consumo energético y el consumo de materias, significa que tan sólo España consume el doble que hace un par de decadas. Hablaban de España como el milagro europeo... ahora que se ha convertido en pesadilla, fijemonos en Brasil, China, India... ¡¡que hablan del 8 o el 10% de crecimiento anual!! Con todos los que son, podrían duplicar su consumo en amenos de una decada. El peligro real no viene tanto por el aumento de población, si no por el aumento de consumo de recursos y el impacto que esto tiene. Oceanos cada vez con menos peces, grandes extensiones de bosques arrasados, lagos de agua dulce desapareciendo...

Explican que la capacidad de carga se calcula en función de variables como "producción de alimento", "producción de energía", "contaminación que se puede emitir sin que sea perjudicial"... es decir, se estudia cual es el límite de recursos que el planeta nos puede dar de forma estable de forma sostenible, sin que lo agotemos por no darle tiempo a regenerar.

Ahora bien, la capacidad de carga es relativa. Miramos el ejemplo de una bolsa del supermercado, podemos cargar 5 uvas sin que se rompa (si se rompiese, es que el supermercado se ahorra dinero en las bolsas), podremos sacar las uvas y meter naranjas, y seguramente la bolsa siga aguantando. Pero, ¿y si metemos 5 sandías? Ni la mejor de las bolsas de supermercado puede aguantar el peso de todas esas sandías juntas.

Pues la tierra es nuestra bolsa, y su capacidad depende del peso de la fruta que podemos meter dentro. O del impacto que provocamos en el planeta en función de nuestro nivel de vida. Un estudio sobre la capacidad de la tierra afirma que, con la producción actual de comida y energía (y eso que ya hemos sobrepasado el límite de la sostenibilidad), podrían vivir 18.000 millones de ruandeses, 15.000 millones de hindúes, tan sólo 2.500 millones de europeos o 1.500 millones de estadounidenses. Claro, los que nos alarmamos con estas cifras somos los occidentales, en Ruanda deben estar pensando que todavía hay espacio para 11 mil millones de personas.

Ya no es un problema de cuanta gente puede vivir... si no de qué calidad de vida estamos dispuestos a aceptar a cambio de que nuestros hijos, o nuestros nietos, tengan un planeta para que ellos puedan vivir.

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