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Cacería

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El terroso líquido recorrió su garganta, humeante, lejos de refrescarle, pero saciando su sed. Saboreó durante unos instantes más el amargo sabor que había dejado en su boca, casi como si hubiera mordido un trozo del bosque que le rodeaba. La claridad aumentaba a medida que la noche quedaba atrás.

Reunió todas las fuerzas que creía tener para levantarse y seguir caminando, su mente era un confuso agujero lleno de imágenes y sonidos, palabras del pasado, sueños del presente y pesadillas de siempre. Paso a paso. Se obligaba a no parar. A poner un pie delante del otro. Constantemente. Uno y otro.

La parte racional le decía que lo mejor sería encontrar un lugar cómodo donde tenderse a descansar, por unos minutos o para el resto de su vida, que podía ser lo mismo. Y sus instintos que debía seguir andando hasta encontrar un camino y abandonar de una vez senderos y trochas que parecían dibujar un laberinto sin fin.

Escuchó un ruido. La voz que le aconsejaba descansar se plegó al subconsciente. Afloraron los instintos con mayor fuerza. El cansancio y el dolor se desvanecieron en el aire, su cuerpo se irguió imperceptiblemente, sus brazos y piernas se tensaron, su respiración se hizo más profunda y tenue.

Un solo sonido destacó por encima de la marabunta del bosque, el sonido de unos apéndices acolchados pisando el suelo alfombrado de hojas. Prestó más atención. Ahora podía distinguir el leve jadeo. Sus rodillas reaccionaron en el momento oportuno, un breve lapso de silencio proseguido por la aparición de una figura enorme en su campo de visión. Dejándose caer hacia atrás evitó que aquel descomunal animal le arrancase medio torso de un mordisco. Se impulsó desde el suelo, consiguió mantener un precario equilibrio y corrió tan rápido como sus piernas eran capaces.

BUM BUM.

El sordo latido de su corazón retumbaba en su cabeza, en su pecho, en sus brazos… con cada paso sus músculos se contraían dolorosamente, notando la falta de alimento en los últimos días.

BUM BUM.

Se sintió casi desfallecer cuando escuchó de nuevo los acolchados pasos acortando distancias. Maldijo todo lo que le había llevado hasta allí y maldijo su cobardía. Un paso en el vacío, no encontró suelo donde debería haber estado un firme apoyo. Cayó. Golpes, cortes y suspiros. Quedó inconsciente.

Abrió tímidamente un ojo, el sol ya lucía con intensidad y pudo ver el desnivel por donde había rodado. Por un momento se alegró de estar vivo. De haber escapado. Se incorporó lentamente, ignorando los crujidos de su maltrecho cuerpo e invadido por el optimismo. Pero el terror le invadió en seguida, una pesada sombra aguardaba a que despertase… a su perseguidor no le gustaban las presas fáciles.

Fuego

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Camino en silencio, que por una vez no ahoga, ahora simplemente me acompaña, me protege. Siento tus suspiros, apenas audibles para quien no quiere escucharte, piso el suelo levemente, no hago ruido, no es necesario, no quiero que me descubras todavía. El aire acompasa mis movimientos, dejando que fluya entre las hojas y cubriendo mis tenues pasos.

Nacido bajo el signo del fuego. Con su marca en el alma. Dentro de mi hay un rugir constante. Fuego. Mis instintos se mueven con fuerza. Golpean la pared interna de mi ser. Se rompen las compuertas. Ardor.

LLego a tu lado sin hacer ruido y un leve gesto de tus ojos me indican que has percibido mi presencia, que me permites acercarme, me siento a tu lado respirando suavemente, temiendo romper el lazo con el que tu mirada ha capturado a la mia. Tus manos rodean mi cintura y acarician mi espalda.

El dique se ha roto. Pasión sin barreras. Los musculos en tensión. Mis labios recorreran tu cara, bajarán por el cuello. Te besaré con ansia, bebiendote, saboreandote. Tu contacto. Dejaré que tus manos me guien, me indiquen el lugar elegido. Sentiré tu calida piel contra la mia. Lloraré lágrimas de fuego sobre tu pecho. Seguiré explorando. Descubriré rincones de piel vedados a otros conquistadores. Tomaré tu cuerpo y tu tomarás el mio. Deja que desate mis instintos. Dejame complacerte. Dejame amarte. Hasta que el fuego se consuma, hasta que la tormenta pase. Mi alma, mi vida, mi propia esencia alimentará mis fuerzas hasta la extenuación.

Y cuando todo acabe, que la calma reine en nuestro paraiso y la frescura y la tranquilidad ganarán terreno a la pasión. El cansancio tomará posiciones y nos abrazaremos... sea quien sea el que rige el mundo, que escuche mi súplica: "dejame fundirme con ella".

Sediento

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Me rasgo las vestiduras, mis torso se hincha en tensión, las venas parecen a punto de reventar. Todos mis musculos claman pidiendo se les libere de tal castigo. Los ojos, inyectados en sangre, parecen deseosos de salirse de sus orbitas, incapaces de pararse en un punto concreto danzan constantemente buscando una gota de preciado líquido.

Salto, grito, pataleo y golpeo con saña las secas paredes. Un eco metalico me responde. Imperturbable el silencio vuelve a cubrirme cuando la burlona naturaleza me responde con mis propios gemidos difuminados por la distancia. Silencio.

Me arrastro por caminos de polvo, solitarios corredores que no llevan a ninguna parte salvo a otros corredores. El fuego quema mi alma y sale con furia entre agónicos gémidos de angustia. Líquido. Todo por una sola gota de líquido. La piel se resquebraja y mi garganta apenas deja pasar el aire con un quejumbroso silbido, como el de la valla oxidada de una casa abandonada mecida por el viento.

Imploro por un trago. El dolor empieza a afectarme y creo ver a mis demonios persiguiendome, las sombras juegan conmigo mientras intento correr infructuosamente, consiguiendo unicamente más golpes contra las paredes. Huyo.

Cuando por fin se me bendice con un hilo plateado de agua pura, bebo con ansia y me siento saciado. Pero compruebo con horror que no ha conseguido apagar mi sed.

Y la huida comienza de nuevo.

Lección sobre el tiempo

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"No perdáis una hora, porque no estáis seguros de un minuto." Benjamin Franklin.

Hace tiempo, no recuerdo donde ni cuando, lei una historia que hablaba del tiempo. Hoy la escribo con mis propias palabras... honrando a quien, en su dia, tuvo la genial idea de escribirlo.

Un arduo trabajador pensaba en ahorrar unas monedas de oro, se decía una y otra vez, "cuando tengas 10 monedas de oro, dejas de trabajar y las disfrutas". Cuando llegaba a las 10 monedas de oro pensaba, "si con 10 monedas de oro podré vivir bien un mes, cuando tenga 120 monedas de oro, podré estar un año sin trabajar". Así pasaba 16 horas en su taller, cuando no pasaba dias enteros sin apenas dormir, con tal de reunir dinero. "Vale, ahora que el negocio va bien, en cuanto ahorre un millon de monedas, ya si que lo dejo. "Total, con eso viviré mucho mejor que la mayoria todo el tiempo que me quede de vida".

Y la tenacidad dió su fruto. Dia a dia se había ganado el respeto de cuantos le rodeaban por su teson a la hora de trabajar. Por fin, tras muchos años de esfuerzo, empezó a contar los montones de monedas...

999.998

999.999

y 1.000.000

Cuando dejó la última moneda en el monton, unos golpes sonaron en la puerta. Se levantó de un salto, el último cliente al que atendería antes de jubilarse. Abrió la puerta y se quedó sin respiración. Allí esperaba una figura envuelta en habitos negros, con una capucha que no podía disimular dos ojos como puntas de alfiler de color rojo.

"SOY LA MUERTE".

"No puede ser, llevo toda mi vida trabajando y ahora que me jubilo...". No se lo creía, incluso se hizo a un lado para dejarla pasar, no sabía que hacer. "TE HA LLEGADO LA HORA" le dijo con voz profunda.

"Mira, te doy medio millon a cambio de un año más de vida". Lanzó una mirada anhelante al monton que relucía a escasos centimetros de la muerte."NO". No podía creerselo, finalmente sacrificó todo lo que había conseguido a bases de esfuerzo y privaciones, "Te doy un millon entero". "ES INNEGOCIABLE", y casi parecía que le daba pena a la propia muerte.

"¿Al menos me quedan unos minutos?". Preguntó abatido. "SI, TIENES UNOS MINUTOS".

El pobre hombre cogió un papel y una pluma y se puso a escribir su último mensaje. "Vive cada momento, que cada minuto sea unico, ni un millon podrá alargar tu vida"

Übel.

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No te arrepientas. No bajes la mirada. No ocultes tu rostro en la sombras.

Disfruta de tu poder, siente como la sangre, más oscura por momentos, te inunda por completo. Mirame, se lo que yo no he logrado ser. Alcanza lo que a mi se me antoja imposible.

Que tus miedos se vuelvan las pesadillas de tus enemigos. Que el dolor que se te provoca sea devuelto multiplicado. No tengas miedo. El poder es tuyo. Embriagate con la sensación de autoridad. Nadie, nadie, podrá pararte. Construyete tu castillo inexpugnable, llenalo de oscuridad y rodealo de sombras.

castillo.jpg


La ira será una herramienta que deberas aprender a usar. La venganza no subestimaras si en algo aprecias tu posición. Aupate en el poder trepando por los cuerpos de quien se atreve a hacerte frente. Si un enemigo es capaz de vencerte, espera. Tu poder se acrecienta dia a dia. Llegará el momento en el que una mirada será suficiente para sobrepasar obstaculos que ahora te parecen insalvables.

No olvides. Que el rencor te mantenga vivo y la ira te de fuerzas. Ningun guerrero de la luz conseguirá doblegar lo que con destrucción y miedo eriges. Muchos te intentaran imitar, y no serán más que palido reflejo de ti, harán daño a quienes les (os) rodean y mancillaran tu nombre. Pero tu no eres de esos. No te avergüences, no sientas dolor...

Guerrero

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Dejó el humeante vaso sobre la mesa, los efluvios del Pu Erh mezclados con la miel hicieron finas volutas de vapor en el seco ambiente. El guerrero se levantó con movimientos fluidos pero lentos, casi como el agua en el remanso de un tranquilo rio.

Una vez en pie desenvainó la espada que llevaba colgada en la cintura, a simple vista un corriente y frío acero... pero lentamente empezó a adquirir un tono rojizo, la rabia contenida del portador se materializaba en su arma, que había pasado a ser parte de su propio cuerpo.

Y ante él, su guerra. Sus batallas, una tras otra le esperaban. Lucharía una a una, sin miedo a la derrota o a la victoria. Cuidandose de no dejarse vencer por la ira que le embargaba ocasionalmente, por el desanimo que podría provocar una derrota o la euforia de una victoria, pues el arma reconocería esos sentimientos y los expresaría dejandole sin energía.

Estaba preparado. Las derrotas le dejarían cicatrices pero no heridas y las victorias le corresponderían sólo a él. Sonrió. Estaba preparado.

Santuario vacio

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Ogro paseaba entre los grandes pilares que soportaban el santuario que le había acogido durante un par de años. Su mirada recorría con ternura cada piedra tallada por los visitantes que, dia a dia, se dignaban a colaborar en su construcción.

Ahora, el eco de sus pasos traspasaba sus oidos y su alma. Desde hacía tiempo ya no era un lugar de reposo, ya no descansaba como antes... le asustaba el vacio de la galeria que ahora le parecía interminable. Recordaba con cariño las largas jornadas rodeado de decenas de acompañantes. Ahora apenas había algunas almas y la visita ocasional de nuevos curiosos.

Giró a la derecha, sintió el calido tacto de una mullida alfombra bajo sus pasos, el ligero incremento de luz, el aire fresco... ese era el único lugar del recinto que le seguía pareciendo el mismo, o al menos que le ofrecía la misma seguridad de siempre. Aunque no siempre había sido capaz de encontrarla. Se acomodó en su confortable sillón (como sólo puede ser aquello que te ha facilitado la vida durante mucho tiempo) , frente a una siempre ardiente hoguera, con los ojos fijos en el crepitar de las llamas. Su cuerpo estaba metido en aquel lugar, pero su mente volaba con la fuerza de su espiritu, no había fronteras... lastima que no siempre pudiera estar seguro de donde quedaba la realidad y la ficción... su mirada, hoy vacia, es espejo de su alma.

Tengo un problema muy serio por estas fechas, y es que, a fuerza de sincerarnos a diario, ahora es cuando haces un balance real del año... cuando faltan unas horas para entrar de lleno en el 2006 piensas en el 2005. Piensas en los objetivos cumplidos, en tu realización personal, en los proyectos nuevos (cumplidos o no) y en los ya cerrados (en buen o mal puerto)... piensas en el sentido de tu vida, miras si el camino que has seguido está acorde con tus ideales... si el mapa y la brujula han servido para algo o simplemente te has dedicado a satisfacer tus caprichos e instintos.

Y la verdad es que las espectativas de mi propio auto-examen sincero siempre me decepcionan un poco... es lo que tiene ser un optimista en cuanto a ideas (por mucho que a veces me golpee el pecho entre palabras tremendistas). Aún así, es el mejor momento para plantearse los siguientes 12 meses, 52 semanas, 365 dias, 8.760 horas, 525.600 minutos o los 31.536.000 segundos (para los que viven cada segundo :)).

Mis propuestas... realistas :).

* Voy a ser más cauto con las personas, pues a menudo me decepcionan... debo exigir menos.

* Intentaré depender menos de quienes me rodean y confiar más en mi mismo. No me refiero a cerrarme al mundo, pero al menos ser capaz de vivir en el mio propio.

* Fomentaré la generosidad con los necesitados. Todos merecemos una oportunidad (y no solo me refiero a lo economico).

* Dedicarme en serio a mi labor estudiantil y tomarme el escribir como una costumbre que no siempre tenga que estar sujeta a mis caprichos emocionales.

Con lo facil que es dejar de fumar y sacarse el carnet de conducir... y no puedo proponerlo porque no fumo y ya tengo carnet :).

FELIZ AÑO 2006

día tras día...

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Un castillo de recios muros y altos minaretes se levanta en la montaña donde cae el primer rayo de luz. De allí salen en apretada formación aquellos enviados para encontrarte. Día tras día han venido exhaustos, han seguido pistas hasta países lejanos y siempre han vuelto con las manos vacías. Hasta ahora.

Cada vez son más los que juran haberte visto, y son ellos, mis fieles servidores, los que me advierten. No la dejes escapar.

He salido bajo el cielo azul, y he mirado a las frías aguas del lago que domina buena parte de mi santuario… aquí soy vulnerable. Pero no puedo dejar pasar la oportunidad de encontrarte. Y debo frotar mis ojos para asegurarme que lo que veo es cierto.

Ahora, día tras día, acudo a este despejado lugar a observarte. Tu sonrisa hace semanas que me ilumina, son tus palabras las que despiertan mis mejores sentimientos, tu mirada me cautiva y me hace ser puntual a la cita, día tras día, para a verte a través de las calmadas aguas.

Y son las perlas que ruedan por tus mejillas, esas delicadas gotas de la más cristalina de las materias que se deslizan por tu carita, las que me arrancan un escalofrío. Mis servidores, sorprendidos, observan como su señor es vencido sin luchar, aterrados contemplan como pequeñas gotas de una sustancia menos pura que la tuya nacen en mis ojos. Han visto, sumidos en el desconcierto, como una de esas gotas ha rodado por mi mejilla.

Sonrío. Lo que siento por ti asusta al miedo, como si una luz se encendiese en mitad de la oscuridad y la persiguiese con la certeza de que nada puede escapar a su paso, no hay sombras donde esconderse, ni rincones donde guarecerse. El miedo no tiene donde ocultarse, ni donde alimentarse…

No habrá distancias que no recorra para verte, ni muros que puedan detener mi paso. Podrán reírse de mi, burlarse y hasta insultarme. Podrán reprocharme y hacerme preguntas para las que no tengo respuesta. Pero no podrán detenerme. Ni el cielo es tan grande que pueda guardar en secreto tu paradero, ni los bosques más profundos serán capaces de atesorarte eternamente.

En las más profundas cavernas, permite que tu sonrisa sea mi luz…

Te quiero Paula

Ogro y la flor

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Ogro caminaba por un parque, no era su favorito, pero no estaba mal. No miraba a ningun sitio en especial, se limitaba a observar lo que le rodeaba, vagando como tantas otras veces, mientras pensaba en sus propios problemas.

Estaba decidiendo que nombre adoptar, Ogro no era adecuado para un ogro que se dejaba los dedos escribiendo. Su cueva quedaba lejos, mucho, el fino polvo de los recuerdos le hacía estornudar y los nombres candidatos se evaporaban. Necesitaba aire fresco... podía parecer una huida, pero él sabia que tan sólo era un descanso.

Perdido en sus meditaciones oyó llorar a alguien. Buscó con la mirada a cualquier persona, sabía que al ser tan feo no era raro que llorasen a su paso. No vio a nadie y corrió tanto como pudo, prefería huir antes de hacer sufrir a alguien. En su carrera tropezó con una piedra y cayó cuan largo era... entonces escuchó el llanto muy cerca, justo delante suyo.

Una bonita y delicada flor temblaba mientras sus petalos aparecían cubiertas de saladas gotas de rocio. Limpió con cuidado cada petalo, sus grandes manos tambien podían ser cuidadosas si se lo proponían... susurró dulces palabras a aquella flor. No consiguió nada, pues esta seguía llorando. Finalmente optó por hacer algo terrible. Miró a su alrededor deseando que nadie pudiera verle, sacó un pequeño abrecartas y se hizo un pequeño corte en el dedo. Se acercó al tallo de la flor e hizo otro pequeño corte... sangre y savia se mezclaron.

- Así, pequeña, si te sientes sola, sabrás que me tienes aqui. Si tienes sed puedes beber mi sangre (que ahora corre por tus venas) y si tienes hambre puedes tomarme (pues ya sabes donde encontrarme). A cambio, yo sentiré cada lágrima que derrames, moriré con tu frio y viviré con tu alegría.

La flor apenas pudo susurrar un "¿por qué?".

Ogro se alejó lentamente y, sin darse la vuelta, susurró al viento para que le llevase la respuesta a la flor. Pero el viento se llevó la respuesta con él.

Para mi queridisima amiga Izas :)

Por un beso

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Que se abran los infiernos y salgan sus más terribles demonios, lucharé con ellos uno a uno... Que se hagan tangibles mis miedos y mis dudas, los venceré y quebraré... No habrá fortalezas inexpugnables que me detengan... ni laberintos enrevesados que puedan perderme... ni palabras suficientemente afiladas que me hagan mella...

...por un beso tuyo...

La luna bramará su disgusto por mi insolencia y me dejará solo en las largas noches... El sol, celoso de mi suerte, me negará su luz y su calor... Las estrellas, que compartían mis sueños, dejaran de guiarme por la envidia que sienten...

...Y perdido en la fria y solitaria oscuridad sonreiré porque he probado tus labios.

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