"La serena razón huye de todo extremismo y anhela la prudencia moderada." Molière
(tiempo de lectura medio: 1 min y 25 seg)
Llevo unos días especialmente activo en varios foros de distintos periódicos. Esto de que te dejen comentar la noticia y puedas "conversar amablemente" con otros lectores es sumamente constructivo. En pocas horas, defendiendo la misma idea, me han llamado terrorista rojo, comunista de mierda, fascista, vendido a la patronal, explotador, marxista, cura, anticatólico, aborregado, hijo de banquero, batasuno del 15M, perroflauta...
No es muy diferente a algunos cumpleaños en mi casa, cuando se junta la familia. Todo lo que se salga de los guiones marcados por los grandes medios de comunicación (con frases clavadas y repetidas hasta la saciedad en casi todas las conversaciones) se convierte en motivo de odio y desprecio. Se puede llegar a afirmar sin rubor y defender a capa y espada cosas que no se han visto, e incluso llevar la contraria a los que sí han estado allí. El ser humano es manipulable. Y parece que nos gusta porque no hacemos nada por cambiarlo.
Después de varios intentos de tratar de aportar algo de calma para que la gente deje los insultos de lado y pasen al debate de verdad, me he dado por vencido. Y lo que he contemplado es que de 50 o 60 comentaristas divididos en bandos delimitados, tan sólo 6 o 7 aportábamos algo de debate, incluso estando en desacuerdo (lo que es normal dado que somos bastante diferentes). Da igual el nivel intelectual, la edad, o la formación, un tipo sin estudios puede razonar perfectamente cuando un catedrático no deja de menospreciar e insultar, mientras repite como un mantra lo que ha oído en el único medio que sigue.
Muy poquita gente lee los programas electorales, muy poquita gente intenta conocer a los candidatos de cada partido, muy poquita gente pide rendir cuentas por promesas incumplidas, muy poquita gente busca en varios periódicos de diferentes ideologías. Y luego salen de las urnas los Hitlers de turno. Visto esto, creo que la democracia nos queda grande. Es como dar a elegir a los niños de 6 años el coche que mejor le viene a la familia. Seguramente elijan en función de los colores en lugar de leerse las características y decidir razonadamente.
Adelante, escribe