"¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!" Jonathan Swift
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Ayer tuve que ir al centro de Madrid a primera hora. Me subí en el tren y me apoyé en la pared del vagón. Antes de llegar a la siguiente estación ya estaba entrando en un agradable sopor matutino, pero en cuanto el tren se paró, entró una marabunta de peregrinos del JMJ 2011 que estos días han venido de todo el mundo a ver al Papa. Me jodieron el agradable sueñecito, sobre todo una bonita veinteañera que se empeñó en agarrarse a mi brazo para no caerse y darme charla (de verdad destino, ¿qué quieres?).
El debate sobre si cuestan dinero o no a las arcas públicas es absurdo. ¡Claro que cuestan! Aunque ellos paguen una cantidad por este evento, hay medios públicos que pone el estado sí o sí: Policia, servicios sanitarios extras, corte de calles, servicios especiales de limpieza, medios de transportes públicos... pero dudo que cueste mucho más que grandes eventos deportivos, que fiestas reivindicativas (o fiestas a secas) o que protestas sociales (en este caso pilla cerca el 15M, que también tuvo un coste que salió de mis impuestos y que tomé como bueno por ser una muestra de despertar de conciencias). Pretender que sólo se financien los eventos que nos interesan o nos parece bien es un poco descabellado, muy absolutista y dictatorial, pero que por desgracia hay mucha gente que lo exige (de todos los espectros políticos y sociales).
Sobre el elevado coste de estas jornadas y su posible mejor uso en el cuerno de Africa para paliar la hambruna desatada por la especulación con alimentos... pues eso debe ir en la conciencia de quienes profesan esta religión. Como no es mi caso, no soy quien para dar lecciones morales, y me limito a ignorar las que vienen desde el otro lado.
Personalmente, aunque no comparto sus creencias, me alegra ver a tanta gente feliz y motivada. De hecho, el primer sacerdote que entró acompañandoles, con sombrero de paja y alzacuellos abierto, saludaba con un alegre buenos días a toda persona que cruzaba sus ojos con él, despertando más de una sonrisa (aunque pocas, estos trenes por la mañana no son un buen lugar para buscar sonrisas). Si al final de lo que se trata es de intentar ser felices, ¿por qué impedir que otros lo sean a su manera mientras no hagan daño a nadie?
P.D: Yo tambien he estado en su situación (hasta mi crisis de fe en donde mandé todo a tomar por culo), y a ciertas edades nos mueve más la fiesta y el cachondeo que una fe que profesamos por simple imposición de la tradición en la región donde hayamos nacido. Me hizo gracia ver en la estación de sol como un grupito de italianos, franceses y españoles coreaban "viva el Papa, viva el Papa"... si la persona adecuada hubiera dicho "viva Cthulhu, sacrifiquemos humanos", el resto hubiera coreado "viva Cthulhu". Los habrá a quienes los mueva una verdadera y profunda fe, pero mi experiencia pasada de varios años en movimientos cristianos me dicen que sería sumamente extraño y que es más probable que hayan venido a pasárselo bien. Pues eso, que ojala lo disfruten.
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