Las gentes dichosas no conocen gran cosa de la vida: el dolor es el gran maestro de los hombres.
Jacques Anatole
Querría empezar de cero, borrar todos los post's de mis blogs, borrar todos los comentarios, eliminar el contador de visitas y deshacerme de los 1751 emails que he recibido por haber empezado a escribir hace ya cinco años y una semana. Quería borrar esto, y empezar de nuevo en otro lugar, sin nadie que me conociese. Visitar otros blogs, dejar comentarios atrayendo la atención de desconocidos para empezar a conocer a otras personas, para que sea como fue esto al empezar.
Pero no dejo de ser quien soy, detrás del nick que ya he adoptado más allá de mis dominios. No dejan de ser mis pies los que han recorrido el camino que me ha traido aquí, ni mis manos las que han escrito más o menos durante estos años.
El caso es que necesito cambiar. Hoy me debato entre el odio más profundo a la mezquindad humana y por otro lado el deseo más profundo de cambiar de opinión. Dicen que el ser humano es el único animal que no está predispuesto ni para el bien, ni para el mal.... y que puede decantarse por cualquier camino.
Y lo único que me impulsa a creer que el ser humano no es un bastardo sin remedio, es que cuando siente dolor es capaz de unirse, de dejar de lado sus egoísmos y pensar en los demás. Todo depende de la cantidad de dolor, todo depende de como ese gran maestro (parafraseando a Jacques Anatole) se aplique en hacer entender sus lecciones. Ya lo dice la cultura zen (a la que admiro), "para construir un edificio, primero es necesario derruir el anterior hasta los cimientos", primero debemos colapsar lo que hay para empezar a construir de nuevo.
No es sufrir por sufrir, no es tener dolor porque gusta y es bueno. El dolor no es bueno, el dolor... "duele". Pero el dolor ayuda a recordar, y no quiero quitar de mi mente ciertas imagenes, no quiero echarlas de mi cabeza, no quiero olvidar esa imagen que vi hace ya más de 10 años en el que dos jovenes soldados corrian uno a cada lado de un anciano delgado que huía temeroso mientras se reian y bromeaban, hasta que se cansaron del juego y le ejecutaron de varios tiros.
No quiero olvidar la imagen de una chica que no logró sobrevivir al 11M, y cuyo cuerpo quedó mal tapado por una brillante manta hasta que el viento hizo volar la manta y mostró el cuerpo inerte. No quiero olvidar la estación de Atocha oliendo a cera, con gente llorando frente al improvisado altar, susurrando a las velas, leyendo los carteles y quizás, simbólicamente, despidiendose por última vez de algun ser querido.
No quiero olvidar como un pobre medico que había perdido a su familia en un bombardeo de su ciudad, solo por ser fronteriza, se dejaba la piel por ayudar a otros, se dejaba sus bienes materiales por dar un soplo de aire fresco a quienes ayudaban y se dejaba la vida, segundo a segundo, para salvar las de otros.
Porque eso precisamente nos hace humanos, nos hace llorar por otros, nos muestra que no somos unos egocéntricos hijos de puta. Porque eso es capaz de mitigar mi rabia, porque por un momento olvido que esos soldados probablemente se fueron tranquilamente y nada ha cambiado, porque me hace olvidar que hubo carroñeros tras el 11M que intentaron aprovechar para llevarlo a la politica (y que nadie, de ningun partido, tenga el valor para negar esto, para decir "nosotros no"), porque me hace olvidar que un puñado de palabras de un gobernante o la de un magnate multimillonario sea suficiente como para llevar la destrucción a la vida de inocentes con tal de conseguir un poco más de poder y dinero.
Porque aunque haya verdaderos bastardos que se intenten aprovechar del dolor ajeno, siempre quedará un rinconcito donde ese dolor no será pena ni miedo, donde ellos no podrán llegar tan facilmente, donde no importa el color de la ideología, ni de la piel, ni a qué Dios reces o de que sexo seas, siempre quedará un rinconcito donde es comprensión y empatía, donde sentirnos humanos.
Pero... ¿por qué quieres abandonar esto y empezar de cero?
Aunque lo hicieras... nunca sería lo mismo. Nunca, porque el momento tampoco es el mismo. Entre otras cosas, los blogs han caido en el desuso, y los que quedan, han perdido la inocencia.
Si tuviera un blog como el tuyo, con toda su historia, no lo abandonaría.
Bueno L, es más por la necesidad de cambio... es un poco como para hacer evidente el cambio de alguna forma.
Pero ya he visto que soy incapaz :). Gracias por tus palabras