"El que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día." Paulo Coelho
Tomando la frase del gran Coelho en el sentido más literal de la misma. Necesito viajar, necesito darme unos dias libres, bien sea solo o acompañado, pero necesito desaparecer de mi vida actual. No es que todo me vaya mal, hay de todo, pero necesito evadirme, seguir buscando ese algo que, de momento, sólo he encontrado fuera de Madrid. No por Madrid, me hubiera pasado lo mismo viviendo en Barcelona, Santiago o Dublin, si no porque siento que se me queda pequeño, un juguete ya usado y desgastado. Muchas personas de las que han venido hablan maravillas de Madrid, de la libertad con la que te puedes mover, del anonimato absoluto... pero para mi estas calles están llenas de recuerdos, que tienen mejor vista que las personas, y no soy del tipo de persona que se sienta cómoda con un ojo fijo en el pasado con todo lo que hay que ver en el presente y en el futuro (probablemente me este condenando a repetir algunos errores, pero compensa con poder experimentar placeres que parecen nuevos cada vez).
Este año no voy a Irlanda, mi mes en off aunque trabajase como un mulo, despues de unos cuantos años, las obligaciones laborales me atan, y lo voy a echar de menos, mucho. Tal y como anda el panorama, no puedo prescindir ni de un trabajo malpagado, bastante que tengo algo con lo que ir tirando. Recuerdo el verano pasado, el padre de la familia conducía hasta el centro del pueblo, al Flanagan's, la guiness más cremosa del condado, donde yo mismo tambien había quedado con los compañeros irlandeses para desquitarme de la aguada guiness que ponen en España. Paró en un semáforo, en un cruce con la emblemática calle principal, entre una gasolinera y un pequeño restaurante asiático, cruce que llevo viendo todos los días de julio de los últimos años. Riendo me comentaba que él llevaba toda su vida allí y que lo más osado que hacía era ir a Mallorca una semana en Agosto, a quemarse y a comer nuestra buena comida, su bisabuelo había llegado al pueblo, camino de Dublin, a oponerse a los ingleses, no llegó más lejos prendado de una chica de la zona, y su lucha siguió activa antes de lo que pensaba, cuando instalaron un cuartel a escasos 5 kilometros, desde entonces toda su familia había vivido allí. Cada vez que salía el tema, su inglés se enconaba y costaba entender su cerrado acento irish.
Me decía que yo era afortunado, un ingeniero joven, trabajador, sin miedo a viajar y con exito entre las irlandesas (su nieta y una amiga, me miraban con buenos ojos, lo que demuestra que el alcohol perturba la percepción visual). "si yo fuera tu, me iría de aquí tan rápido como me diesen de sí las piernas, prosperaría y volvería dentro de unos años con la cartera llena, el sombrero de copa y el puro... y me volvería a quedar aquí para el resto de mi vida" Luego maldijo algo que no soy capaz de traducir, y que en mi memoria sólo persiste como gruñidos y pitidos de censura. "Por suerte, tu no eres como yo, y conseguirás lo que quieras".
Y yo ahora mismo quiero viajar... da igual donde, o de que manera, pero viajar.
Adelante, escribe