"El destino no reina sin la complicidad secreta del instinto y de la voluntad." Giovanni Papini
No me olvido de que tengo que contestar a los comentarios... me ha hecho ilusión ver que uno no grita al vacío, aunque sólo sea de vez en cuando.
El caso es que hoy, después de unas cuantas horas de estrés en el trabajo (y decían que la universidad en Julio es tranquila... bendita vida del estudiante a tiempo completo), he llegado a casa, he encendido el ordenador, y he puesto una de esas series que en su día me copié en alguna quedada y nunca me ha dado por ver. Al principio he pensado que sería la típica americanada, pero simplemente necesitaba tumbarme en la cama y escuchar algo de fondo... y "Me llamo Earl" ha cumplido esa función. La verdad es que tiene muchos rasgos de las series estadounidenses, incluso hay algunas escenas "homenaje" a otras series (es decir, copiadas a machete)... pero el argumento me ha parecido curioso, tanto como para levantarme y engancharme.
Arreglar el Karma, intentar que el mal que hemos hecho a otras personas se convierta en algo bueno, para que, el destino en compensación, nos ofrezca algo bueno a nosotros mismos. No deja de ser egoísmo con un puntito místico, pero joder, si todos siguiéramos este tipo de egoísmo, no nos iría tan mal. Buscar el bien ajeno para encontrar el propio es mucho mejor que buscar el mal ajeno para que mis males no lo parezcan tanto.
Lo que más me ha sorprendido ha sido la canción del final del tercer capítulo, que, sin conocer, canté hace un par de veranos con unas cuantas botellas de cerveza repartidas en el suelo y tirados en la hierba en el jardín trasero de la casa de uno de los compañeros monitores irlandeses.
Hoy me he jugado mi tranquilidad (y de paso, la comida y la siesta) por ayudar a un compañero, y el destino, el karma o como quiera llamarse, me ha devuelto esta canción y los recuerdos. Nunca me ha gustado vivir de recuerdos, es como si uno se dedicase a comerse las sobras de la pizza de hace 3 semanas teniendo la nevera llena de comida que no sufre ese rigor mortis de la pizza fria... pero debo reconocer que, sin saber muy bien como funciona esto, me ha sentado bien recordar aquella noche, y lo que hablamos.
Si existe el karma, o el destino, o la suerte, o un Dios, o varios dioses.... tienen un extraño sentido del humor que rara vez pillamos, ni con instintos, ni con voluntad.
Adelante, escribe