"Los delitos deben ser calificados según el daño infligido a la sociedad" Cesare Beccaria
En un principio pensé que esta frase era equivocada, luego llegué a la conclusión de que quizás acierte de lleno. El problema surge del relativismo de cuanto daño causa a la sociedad cada delito, un ejemplo es que para unos pocos, el descargarse un disco es algo atroz, y para unos muchos no es para tanto.
Ojo, este apartado puede ser bastante conflictivo. En el primer post del tema comentaba que esto es un punto de vista meramente personal y que queda abierta la opción de discrepar, sobre todo porque no soy un experto en el tema y me estoy basando en apreciaciones fruto de una somera investigación no profesional.
Veamos, desde mi punto de vista, occidente es la que más cuidado pone en este asunto. Con la media de vida más alta, con el mayor número de comodidades, con un nivel de educación amplio y extendido, y una forma de ver la vida del ciudadano muy proteccionista, podemos dedicar tiempo y recursos para luchar contra una lacra que se mueve muy en silencio. Tenemos nuestras cosas malas, obvio, pero en este tema creo que somos los que más alerta estamos. De hecho, hoy es noticia que se haya creado un perfil de la Guardia Civil y la Policía Nacional en la red social española tuenti, precisamente para estar un paso más cerca de los adolescentes a la hora de ayudarles.
Si nos fijamos, las regiones donde más se vulneran los derechos de los niños son Africa y grandes regiones de Asia, países subdesarrollados y con un fuerte componente patriarcal. Cuando se avanza lo suficiente, y la sociedad se cohesiona más, se dedican más recursos a la seguridad, aquellos que hacen negocio con la explotación infantil deben disimular esos abusos sexuales (aunque apenas nombre los demás derechos de los niños, los tengo muy en cuenta, sólo que me centro en estos por ser lo que compete), y para ello se cuenta con el "modelaje infantil" que descubrí hace unos meses.
La prueba en la que me baso es que la mayor parte de las modelos son, o bien de europa del este, o bien sudamericanas, es decir, de países que no están sumidos en la pobreza absoluta, y que van logrando mejoras económicas pero sin llegar al nivel estadounidense o europeo. La policía se muestra más activa, y los delincuentes suavizan el material, sobretodo si buscan tener usuarios europeos y estadounidenses (ahora que internet todo lo conecta), pero queda todavía trabajo por hacer... que sea más suave no significa que sea aceptable.
En otras regiones menos desarrolladas que nosotros hay "prioridades" más acuciantes como puede ser la supervivencia a conflictos violentos, la priorización del uso de medios policiales para combatir problemas más visibles (narcotráfico, terrorismo...) o simplemente connotaciones sociales que a nosotros nos parecen impensables. Poco a poco parece que todos los países van en la misma dirección (debido en parte a la política invasiva comercial que obliga a países más "suyos" a abrirse a Occidente), pero siguen existiendo regiones donde se casa en matrimonios concertados a niñas de 12 o 13 años con adultos, o países donde la policía está comprada para hacer la vista gorda ante la prostitución infantil. Llegando al extremo en el que en ciertos países se ahorca a los homosexuales (adultos y con capacidad de decisión), pero si un hombre de 35 años ha violado a su "esposa" de 12 años, repetidas veces, hasta que la niña ha muerto a los pocos días, lo único que se le hace es pagar una multa (caso que me hizo morderme los labios de pura rabia hasta que sangraron). O que en ciertas regiones de la India, si una niña ha sido violada, lo que la familia hace, en lugar de protegerla y ayudarla, es prostituirla lejos del poblado...
Mención aparte es Asia. Allí este tema tiene una cierta aceptación tácita. Se elaboran leyes parecidas a las occidentales, pero socialmente hay menos reproche ante ciertas filias que aquí nos parecen "curiosas" y que algunos expertos tachan casi de antesala a la explotación sexual. Es una sociedad que sólo concibe la igualdad entre hombres y mujeres a la hora de trabajar, pero la mujer rara vez podía destacar en ningún otro aspecto. Hasta nosotros trasciende la figura de la Geisha, que se presenta casi como una figura dotada de gran dignidad y exquisitez, cuando en realidad eran el instrumento creado para satisfacer al hombre, entrenadas para ello exclusivamente. Por tanto, en una sociedad que pasa por no respetar a las mujeres, difícilmente puede respetar a los niños (y especialmente a las niñas, incluso ahora son un estigma con la ley de un solo hijo en China). Me sorprendió la noticia de que en Japón se habían instalado máquinas expendedoras de ropa interior femenina usada, con gran aceptación por parte del público masculino, y que había destapado un mercado negro en la puerta de los institutos, en el que los hombres pagaban cantidades cada vez mayores por hacerse con ropa interior de adolescentes o niñas. A mayor nivel económico del instituto y mayor tiempo de uso (se entiende que sin lavarlas), más dinero costaban. O una de las modalidades de los famosos hentai (dibujos japoneses eróticos o pornográficos), donde sólo se dibujan a niñas de corta edad o a adolescentes a menudo tomando parte de algún acto sexual.
Es obvio que abusadores hay en todos los países, el tema es en cuales se les persigue más y en cuales cuentan con el silencio tácito de sus vecinos. No podemos ocultar que muchos occidentales hacen turismo sexual, o que haya individuos de gran calado público que puedan alardear, o siquiera bromear, en sus libros y entrevistas de haberse acostado con dos niñas japonesas de 13 años " una detrás de otra" hace décadas (y si alguien lee esto cerca del 27 de octubre de 2010, sabrá a quien me refiero).
Como dice la frase que encabeza el post, los delitos se deben juzgar en función del daño que se hace a la sociedad... lo que nos cuesta entender es que abusar de niños (de forma enmascarada, abiertamente o en cualquiera de las facetas a parte de las sexuales) es el peor daño que se puede hacer a una sociedad, ya que, aunque suene a tópico, son el futuro, y si no les protegemos, les condenamos a repetir los mismos fallos que cometemos nosotros.
Adelante, escribe