Al limite, sin más capacidad. La sangre llena tus venas mientras las palabras se atropellan por salir, sientes la fuerza primitiva que te arrastra hacia la polemica. Casi puedes notar como el cuerpo reacciona poniendose en tensión.
No es más que una discusión verbal que se escapa poco a poco de su cauce. Pero hay gestos que hacen que tus instintos más primitivos luchen por manifestarse. Una sonrisa despectiva. Un comentario hiriente perfectamente preparado.
Y te muerdes la lengua para no caer en el mismo juego, algo que tu subcosciente está deseoso que suceda. Intentas revestir tus palabras de la maxima autoridad que encuentras en ti mismo para zanjar la discusión... más sonrisas despectivas y la sensación de que el contrincante te mira desdeñoso, es entonces cuando sus palabras hacen que una nueva acometida del ser primitivo que llevas dentro te haga tambalear. "He ganado", milenios de competiciones han llevado al ser humano a ser quien es y esas palabras afectan más de lo que harían en cualquier otro momento. La sangre hierve y los musculos gritan.
Te contienes... ya explotaras de otra forma... pero no tardes en encontrar de que modo...
Adelante, escribe