- ¡Idiota!- rugió Jaime. - ¡Anda al baño y despues de que vomites la culpa aguarda en la sala de espera, porque todavía tenemos para largo!
Nicolás salió a tropezones y Jaime se quitó los guantes y la mascara y procedió a soltar las correas de Amanda, ponerle delicadamente su ropa, ocultar los vestigios ensangrentados de su obra y retirar de su vista los instrumentos de su tortura. Luego la levantó en brazos, saboreando ese instante en que podía estrecharla contra su pecho, y la llevó a una cama, donde había puesto sabanas limpias, que era más de lo que tenían las mujeres que acudían al consultorio a pedir socorro. La arropó y se sento a su lado. Por primera vez en su vida podía observarla a su antojo. Era más pequeña y dulce de lo que parecía cuando andaba por todos lados con su disfraz de pitonisa y su sonajera de abalorios, y, tal como siempre habia sospechado, en su cuerpo delgado los huesos eran apenas una sugerencia entre las pequeñas colinas y los lisos valles de su feminidad. Sin su melena escandalosa y sus ojos de esfinge, parecía de quince años. Su vulnerabilidad pareció a Jaime más deseable que todo lo que en ella antes lo había seducido. Se sentía dos veces más grande y pesado que ella y mil veces más fuerte, pero se sabía derrotado de antemano por la ternura y las ansias de protegerla. Maldijo su inservible sentimentalismo y trató de verla como la amante de su hermano a quien acababa de practicar un aborto, pero de inmediato comprendio que era un intento inutil y se abandonó al placer y al sufrimiento de amarla.
Isabell Allende - La casa de los espiritus
la casa de los espíritus lleva mucho tiempo en mi lista de libros pendientes (parece interminable)... algún día lo leere.
Besos!
Yo estoy acabando la lista de libros pendiente en estos dias...
La verdad es que la estructura de la novela es muy muy parecida a la de "cien años de soledad".
Merece la pena leerlo, pero debes prestar atención para identificar a la gran cantidad de personajes que intervienen :).
Un abrazo