Valor

Ven, dame la mano, no mires atrás. Salta conmigo. Da el paso.

Dejemos que nuestro mundo sobreviva sin nosotros, creemos uno nuevo, lejos de donde hemos vivido hasta ahora. Sin ataduras, sin más leyes que la lógica, sin más luchas que las de ser feliz... dejemos de sacrificar nuestro tiempo por satisfacer los deseos de una sociedad solitaria y vacía.

Ven, escapemos. Que se joda el mundo que hasta ahora nos ha tenido presos. Déjame hacerte soñar con un nuevo país sin fronteras que impidan entrar o salir, con dulces lagos de agua donde bañar nuestros cuerpos, con grandes bosques donde perderse noches enteras a dar rienda suelta a nuestra pasión, con un cielo cuajado de estrellas al que mirar en largas noches de palabras y confesiones sin cuchillos.

Dejemos que el mundo gris se hunda en su miseria, que sus habitantes se ahoguen en las penas que todos tenemos atadas al cuello y que nos atraen al fondo del embarrado juego de intenciones y manipulaciones. Dejemos que el lodo de la mentira se cuele por las gargantas de quienes se valen de retorcer la verdad para beneficiarse en detrimento de otros.

Exijo demasiado, mis palabras parecen las de un perturbado, y lo malo es que lo reconozco, me rindo antes de saltar, contemplo desilusionado que nadie sujeta mi mano, que nadie dará el paso, que el realismo puede con su imperturbable peso arrollar todo sueño de libertad.

Y no siempre es más valiente quien supera los peligros, si no quien vence a sus miedos.