Estos han sido dias de intensos pensamientos... y no creo que se acabe en breve tal y como se presentan las cosas.
La crisis de los 23... es la primera vez que lo oigo, pero bueno, a mi me vale (que para eso soy el que escribe estas lineas), o simplemente que llevaba mucho tiempo dejandome llevar sin darle vueltas a las cosas y mi subcosciente se ha aburrido de no mandar señales para que me pare y piense. Porque la verdad es que nada ha cambiado sustancialmente (si acaso alguna puerta antes abierta y ahora cerrada, y algunas puertas recien descubiertas).
A veces me siento como un caballo corriendo al máximo esfuerzo, con la piel cubierta de sudor y los musculos tensos, poderosos, con kilometros de terreno desapareciendo bajo mis cascos, el aire besando mi cara (cual fiel e insustancial amante), haciendo ondear mi pelo como si fuera la bandera de la libertad.
Otras me siento como un arbol, inmovil por decreto, con gotas de lluvia refrescando mis ramas y hojas, haciendome crecer, pero con el miedo, inmenso, intenso, de que la tormenta se desate y un rayo parta mi tronco y queme mi alma.
Y por último, como una ladera obligada a soportar la erupción de un volcán, ajeno a mis propios problemas (o no tanto), pero que se empeña en bombardearme con una lluvia de fuego y piedras liquidas, arrasando con la vegetación que me cubre y haciendo de mi un yermo y devastado paraje.
Paso de la libertad al miedo, y del miedo al abismo... y del abismo a la libertad de nuevo. El otro dia se lo comentaba a una chica con terror a la oscuridad, que nuestros miedos son libres, más que nosotros, y que tienen tanta fuerza que a veces nos asusta el tener que enfrentarnos a ellos.
Libertad, miedo, abismo, libertad, etc, etc ... nos guste o no son etapas por las que debemos pasar en algún momento y no creo que formen parte de la crisis de alguna edad (yo tampoco había escuchado una crisis de los 23, que curioso, jajaja) pasaran probablemente no una vez sino varias a lo largo de nuestras vidas, miedos tenemos todos y a la mayoría de nosotros seguramente nos acompañarán buena parte de nuestras vidas, pero no debemos ser prisioneros de ellos, eso si me queda claro.
Y a las cosas no hay que darles tampoco demasiadas vueltas, está bien hacerlo de vez en cuando, pero no tan seguido eh!, sino eso puede hacer que no se disfrute todo lo bueno que nos ofrece la vida :) (Si abrimos bien los ojos seguramente que hallamos más alegrías que miedos).
Un bechito Trane!! (Sii, con ch, jijiji)