Echo un vistazo a mi alrededor y por doquier veo gente que de golpe se queda sola... no sin conocidos, si no sola. Veo grupos que se deshacen de la noche a la mañana por algún motivo concreto, un mal gesto, un malentendido, algo... generalmente estupideces.
A menudo veo como el orgullo se sobrepone ante otros valores, como ese sentimiento personal pisotea otros sentimientos de grupo. Como el afán de competir tensa relaciones hasta que se rompen en un chasquido. Incluso el egoísmo, el egocentrismo y todo lo relacionado con el yo, yo y sólo yo.
Por suerte también veo lealtades que sobrepasan todo esto. Y me gusta, me alegra, a lo mejor es estúpido, pero creo que es de las pocas (poquísimas) cosas de las que podría alardear... que mis lealtades son inquebrantables, que las puedo contar con los dedos de una mano y que quizás por eso puedo cuidarlas, fortalecerlas. Que entrar en ese circulo cuesta tiempo, y esfuerzo, pero que una vez entras, es raro salir.
Soy puñeteramente independiente. No niego que agradezca cierta compañía, pero no soy de los que cuiden a los contactos (por desgracia a veces), soy de los que cuida a los que están más cerca, a los que me cuidan a mi. En el fondo hasta el lobo más solitario agradece pertenecer a una manada, generalmente pequeña y con otros lobos solitarios que le comprenden, que saben que de vez en cuando apetece sentir el viento en la cara y la tierra blanda bajo las patas sin nadie que te siga, pero una manada en la que todos acuden al oir el aullido, sin excusas, para sentirse un poco menos solos cuando no apetece correr en solitario.
Qué bonito :) :) :) :) :) :) :) :)