Es curioso, hace un par de años ahora estaría sumido en un charco de resentimiento y lágrimas de autocompasión. Pero de todo se aprende, incluso de las derrotas... hay quien dice que una derrota enseña más que una victoria... no les creáis, en general, uno no debe creerse todo lo que venga en forma de sentencia absoluta, hay victorias que llevan detrás meses de esfuerzo y que conllevan lecciones más importantes que algunas irreflexivas derrotas.
Al final algunas ostias van conformando el carácter, o van convirtiéndose en una especie de rutina fácilmente asimilable por quien las va recibiendo.
Y las opciones son:
a) Asimilarlo y pensar que la vida es injusta y seguir recibiendo ostias mientras se piensa que nos ha tocado una vida muy hija puta.
b) Asimilarlo, recoger tus cosas, hacer un bonito corte de mangas a tu actual vida, y cambiarla por otra en otro lugar lejos. Pero LEJOS. MUCHO.
c) Asimilarlo, cagarte en todo lo que pille a mano, y pensar que nada es infinito ni siquiera el fracaso, seguir luchando en otros frentes, y confiar que algún día el destino o el azar o el hacer se cebará con otro y te dejará tranquilo.
d) Ninguna de las anteriores. Me encanta como el ser humano, que tan solo se diferencia un 0.1% de los demás seres humanos, se monta su propio mundo en tan pequeña diferencia. Hace todo mucho más divertido y nos quedamos sin letras del abecedario para ver opciones.
El caso es que ahora ando por la opción c (pensando seriamente en la b, que es para gente menos cobarde), una vez que recoges toda la mierda que has esparcido durante el estallido de frustración (obviamente hablando en sentido figurado, para no hacer este post más escatológico) y te pones a trabajar de nuevo, te invade una extraña sensación casi mística de "ole mis huevos".
Total la vida es un juego y jugamos contra un contrincante rematadamente bueno que nunca ha perdido una partida. ¡¡¡Sólo nos queda hacer que la partida sea interesante!!! Me imagino jugando al ajedrez con Kaspárov o contra Kárpov y cada vez que me comen un peón tirarme al suelo en plena pataleta insultando al contrincante, si ya sé que voy a perder, ¿para qué hacer un drama? Mejor tomárselo con filosofía y pensar "voy a intentar que pienses seriamente cabrón" y cada peón que cae ser sólo un "ouch" e intentar distraerle para recolocarlo en otro sitio sin que se dé cuenta. Si te va a ganar sí o sí, intentar unas pocas trampas no debe molestarle mucho.
Adelante, escribe