Los musculos se tensan, el cuerpo empieza a segregar adrenalina, los parpados pugnan por cerrarse. Y entonces sucede, primero notas una especie de hormigueo en la piel, si abres los ojos parecerá que todo se ha vuelto gris, que todo sucede a camara lenta, casi como si se tratase de una pelicula desenfocada. Hace frio y calor. Un vacio abierto bajo tus pies.
Y de golpe se hace la luz, y el dolor. Los colores vuelven a pintar la realidad y las terminaciones nerviosas mandan señales al cerebro, caes, golpeas el suelo con brusquedad, pierdes la noción de arriba o abajo. Ruedas entre el polvo, el dolor te chilla al oido, la adrenalina ya no funciona, ya no mitiga nada, y poco a poco vas recuperando el aire, unos segundos, te levantas. Corres de nuevo. Los musculos calientes en funcionamiento acallan todo lo que no sea seguir corriendo, los instintos te apremian, sentirse libre tiene un precio. Ya habrá tiempo de limpiar la sangre de los arañazos y de poner hielo en las manchas moradas que surgen en la piel. Ahora solo importa que no importa nada, ya no hay miedo, ni pensamientos, no hay fantasmas persiguiendo viejos sueños... solo una zancada tras otra.
En la ducha me he fijado que tengo más de un moraton y algunos arañazos cruzando el cuerpo.... parece que me he metido en una pelea y no he salido ganando precisamente. Hay un arañazo cicatrizado en el brazo y las marcas de una herida en la rodilla de la última partida de airsoft, desapareciendo poco a poco, un par de golpes del partido de futbol del sabado (algo a lo que no he jugado en años), media docena de arañazos recientes en las piernas de ir a correr...
Hay veces que los miedos se hacen insoportables. Miedo a no conseguirlo, miedo a no encontrar, miedo a no avanzar... miedo al fracaso. Hay dias que son como fantasmas, que están ahí, haces las rutinas de siempre, como si no pasara nada, pero hay algo en el limite de la visión, en esa parte que los ojos no son capaces de captar con nitidez, una sombra cuando estás distraido, un susurro cuando estás en silencio, un vacio cuando estás solo. Y un puñado de marcas son el precio de desterrarlos al olvido... ¿no merece la pena?
Cicatrices, heridas... Según va pasando el tiempo se multiplican, pero a pesar de todo hay que seguir, siempre adelante. Lo decíamos hace años y sigue siendo verdad.
Aunque quizá lo más extraño es que a pesar de todas las heridas, podemos ser felices.
Mis heridas "espirituales" (no encuentro otra palabra) me suelen molestar más que las fisicas, y las cicatrices de la mente pican más que las cicatrices del cuerpo. Pero al final solo nos queda tirar pa'lante. Y sí, podemos ser felices a pesar de todo lo que nos pueda pasar.