"La gente se cree que es inmortal, por eso se quedan quietos y se acogen a una rutina quedandose alli paralizados." Felix de Azua
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¿Nunca os ha dado la sensación de vivir en una jodida rutina en la que todos los días son iguales?¿Como si alguna entidad que pudiera dirigir nuestros pasos hiciera un ctrl+c y ctrl+v y ctrl+v y ctrl+v?
Lo único nuevo de hoy ha sido esta canción, triste pero cierto. Ojo, soy un maldito cobarde que no le hace ascos a una buena rutina, pero es que a veces roza el absurdo y el cuerpo me pide que me estampe contra el escaparate de una tienda de cactus para vivir algo tragicómico. Lo de hoy ha sido brutal.
Todos los lunes, miercoles y viernes le piso el suelo recien fregado a la señora de la limpieza, y siempre hago la misma maldita broma ("a ver si me cambio de horario para no pisarte el suelo recién fregado, je, je...") y corro antes de llevarme un fregonazo. Todos los días de la semana voy a la universidad a la misma hora. Llevo un mes cruzándome con una patrulla de policía que se da una vuelta por el barrio. Llegando a la universidad, entre el portón de entrada y el final del primer edificio (unos 50 metros) me cruzo con el mismo tipo cada día... contando que andamos a 1,5 metros por segundo y vamos en dirección contraria en un tramo de 50 metros, tenemos aproximadamente entre 15 y 30 segundos de todo un día para cruzarnos en esa zona, y nos cruzamos todos los días (en serio, somos los dos unos cracks para atinar siempre con tanta precisión).
Trabajo generalmente pegado a un ordenador, y al salir me cruzo con un tipo que no va del todo mal vestido y siempre pulcramente afeitado, pero con la litrona de cerveza en la mano, bebiendo solo y de pie (sorprende por la cantidad de gente y bancos que hay en el campus). Ya por la tarde, salgo a hacer un curso (o para trabajar en el proyecto), y antes, para despejarme, me tomo un café en la misma cafetería de siempre donde el camarero ya me saluda por mi nombre.
Allí dos chicas, con las que siempre coincido, beben el suyo mientras charlan. Nos conocemos de vista, de coincidir día tras día. Tal es el punto de rutina, que hoy me he tomado una manzanilla porque ya estaba harto de café, y una de ellas, al salir, me ha preguntado si me encontraba mal.
Pues eso, que necesito un cambio.
Adelante, escribe