"Tengo que empezar destacando que tres años después de nuestra horrorosa crisis económica causada por un fraude masivo, ni un solo ejecutivo financiero ha ido a la cárcel, y esto está mal". Charles Ferguson, director de Inside Job.
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Película documental brutal, ganadora del Oscar al Mejor Documental de 2010. Después de empaparme del tema para el "reportaje" que hice sobre la sobreexplotación de los recursos, no puedo decir que me sorprenda del todo. El caso es que no deja de ser impactante verlo en la gran pantalla.
La intención es entrevistar a los grandes de Wall Street, que es donde empezó la crisis, para que cuenten desde dentro que pasó con el sistema financiero para que este colapsara tan dramaticamente. De los que accedieron a ser entrevistados, la mayor parte sufre un repentino ataque de amnesia. Casi ninguno se acuerda, no tiene datos, no consideró importante decisiones clave... y se van enfadando a medida que la entrevista avanza.
Punto a punto, no soy un antisistema, nadie tira piedras contra su propio tejado. Este sistema nos iba relativamente bien a los occidentales: un crecimiento sostenido, cada vez mayor preocupación por el medio ambiente, seguridad ciudadana, servicios básicos cubiertos, lujos, ocio... el problema es que a) sólo era para los occidentales y b) hay gente que no es que quiera tener mucho, es que quiere tener más. No es que fuese el sistema ideal absoluto, pero era bastante bueno (y reitero, al menos para nosotros, pero haciendo un ejercicio de sincero egoismo y realidad social, vamos a luchar por lo nuestro).
El problema es que un 0.1%, los que han creado la crisis con sus malabares económicos (derivados, SWAPS...), no han perdido nada, incluso han ganado, y siguen ocupando puestos prominentes en el sector. El otro 99.9% o le han congelado el sueldo mientras los precios suben (menos poder adquisitivo), o le han reducido el sueldo, o directamente le han echado a la calle. Y si protestamos, nos dan palos, y encima nos intentan convencer de que es lo necesario para salir del agujero.
Ayer vi cosas que no me gustaron ni un pelo en Madrid. Esperaba más gente, y menos palos. ¿Que un grupito de gente, protestando, corten una calle, es más merecedor de que acudan los antidisturbios (golpeando primero y luego... sólo golpeando) que, por ejemplo, directores de bancos hayan malversado el sistema y especulado con los ciudadanos, estafando a millones y millones de familias de todo el mundo, y llevando a mucha gente inocente a la miseria? ¿Si quemo un contenedor merezco ser detenido con violencia pero si robo del erario público o trafico con influencias, merezco volver a ir en las listas de mi partido, y encima exigiendo que se me trate con respeto (y TODOS los grandes partidos lo han hecho)? No estoy diciendo que haya que dejar a los violentos a su aire para empañar las manifestaciones mayoritariamente pacíficas, pero al menos equiparar delitos y castigar a todos por igual, no siempre a los mismos. Tengo cierta curiosidad por ver a los antidisturbios en Wall Street entrando en despachos de superlujo. Que los que están arriba tratan de perpetuarse sea como sea no lo dudaba, que los que estamos abajo asintamos mientras nos mean encima, me cuesta más. Hay cosas que se me escapan, aunque ahora entiendo como se le ocurrió la idea al tipo que inventó la guillotina.
Adelante, escribe