"Vamos a plantearnos que estamos todos locos, eso explicaría como somos y resolvería muchos misterios". Mark Twain
(tiempo medio de lectura: 40 segs)
Me encanta hacer senderismo de madrugada. Salir de casa cuando todavía es de noche, y dar el primer paso con las primeras luces del amanecer. Da igual que el frío y la humedad decidan ser buenos amantes y besen tu cuerpo sin cuartel. Da igual que los músculos, fuera de la rutina, se quejen y crujan durante unos cuantos cientos de metros. Da igual sentir el aire frío quemando la nariz y la garganta. No tiene precio el ver como el bosque empieza a despertarse.
Hace falta una buena excusa para levantarte de la cama, algo que te motive más allá del propio senderismo, y un grupo comprensivo, porque al principio todo parece peor, pero el cuerpo en seguida se calienta, el calor corporal se muestra más apasionado que el frío y rápido cubre tu cuerpo, los músculos se animan y las endorfinas te espolean en cada paso. Y hasta los detalles más insignificantes te hacen un poco más feliz. Algo así como el agua, transparente y casi insípida, que se convierte en néctar de los dioses cuando uno tiene sed.
Y si la cabeza funciona a medio gas, y a uno se le olvidan las pilas de la cámara... pues una entrada sin foto. Y en lugar de fustigarme por ello, me he tomado un chocolate calentito.
Dicen que quien mueve las piernas, mueve el corazón y, no sólo el corazón; todo tu organismo se beneficiará manteniéndose o mejorando, si lo haces bien y con constancia. Elige lo que prefieras y ponte en marcha.Como hago yo..