Marfil...

El castillo, ya conocido, de recios muros y altos minaretes que se levanta en la montaña donde cae el primer rayo de luz permanece cerrado. Hoy su señor ha salido y no ha dejado a nadie al cuidado de su feudo. Su destino, tambien conocido, el lago de frias aguas que le muestra a quien le ha robado un pedacito de corazón.

Hoy, como tantos otros dias, se ha sentado al borde del lago en un viejo tocón, viendo su tenue reflejo y la imagen, más solida, de su sueño hecho persona. Su mirada, obviamente, no tiene ojos más que para aquella dama... Su pelo azabache cae ondulado sobre sus hombros, su tez marfileña resalta gracias a su vestido oscuro y un moderado escote deja a la vista la suave piel...

El caballero sabe que ella está allí por él... y la gratitud que siente no puede ser descrita. Un escalofrio le recorre la espalda, sabe que no es merecedor de tales privilegios, quizás por eso ha dado el dia libre a sus subditos, los unicos que podrían hacerle entrar en razón. Hoy soñará que esa princesa es suya, nadie le advertirá de los peligros, ni le protegerá con decisiones conservadoras... hoy no. Hoy sólo existe ella.

Una gota del más preciado elixir recorre la desnuda garganta de su visión. Se acerca al lago y se inclina, su mano entra en el agua distorsionando la imagen. Maldice su suerte. Se calma, hoy no va a enfadarse. Lo intenta de nuevo, y de nuevo la imagen se distorsiona... a punto de llorar por la frustración, se pone de rodillas clavandolas en el barro de la orilla, su frente casi toca el suelo enfangado, sus ropas están inservibles...

Reza, clama al cielo y a la tierra, lo pide en mil lenguas distintas, promete y jura... finalmente, ofrece un sacrificio... un breve destello surge del lago. Ahora acerca su mano, su dorso acaricia la piel suave y tersa de la princesa que ve en el agua. Pronto surgen ondas que distorsionan la imagen. Pero ahora sonrie. Sabe que la ha tocado sin rozarla, quizas ella ni se haya dado cuenta, pero para él es suficiente. En su mano se desvanece poco a poco la sensación de suavidad. Sonrie de nuevo. Tendrá que hacer lo prometido, pero es un precio bajo a cambio del regalo obtenido.

(Gracias Paula)