Hace dos semanas casi que no escribo. El motivo de mi anterior post y de mi ausencia es que detectaron a mi madre un tumor canceroso que ha tenido que ser operado de urgencia. Ahora, con más calma y casi con la certeza de que ya está todo solucionado, me permito el lujo de subirme de nuevo al tren de la rutina.
Atrás quedan los interminables dias de espera, las lagrimas tragadas de miedo y frustración. Atrás están esos dias en los que no sabía la hora de comer o dormir si es que podía hacerlo. Largas horas encerrado en una habitación dando la mano a mi madre y saliendo cuando llegaban las visitas para no agobiarla.
Cuando estaba en la cama tumbada y apretó mi mano con fuerza poco despues de la operación vino a mi mente el dia en que ella hizo lo mismo cuando tuve un accidente deportivo, como cogió mi mano y me acompañó en la ambulancia. Y es que, como me ha dicho mucha gente, "amor de madre sólo hay uno. Has tenido suerte de no perderlo". Y agradecido estoy de que así sea.