Te dejas caer en la silla, al otro lado del telefono te confirman la noticia. Un mazazo. Quizás no tanto la noticia en si (que tambien), si no la repercusión que puede tener para seres queridos. Media docena de llamadas más tarde confirmas que no se trata de una equivocación.
En estos casos he mamado que hay que cerrar filas en torno al ser querido que pueda presentar dificultades. Los entramados sociales empiezan a funcionar lentamente para coger velocidad a lo largo del dia. Cada sector, como una maquina bien engrasada o un ejercito perfectamente entrenado, ocupa su lugar y se encarga de su ambito.
Con miedo a agobiar más que a proteger, cada uno desarrolla sus propias tecnicas, sabiendo que probablemente sean inutiles pues no se puede proteger un castillo de naipes eternamente... simplemente puedes recoger las cartas cuando caiga y ayudar a construir uno nuevo.
Y ahora las teorias pierden fuerza cuando ves como los afectados más directos no pueden hablar porque las lágrimas ahogan sus palabras. Y notas el nudo en tu garganta, repitiendote una y otra vez que hay que ser fuerte, al menos de cara a ellos, para aportar seguridad. Ya pueden decirte que no les hace falta, que, una vez visto desde el otro lado, uno se cree más bien poco lo dicho en esos momentos.
Y es que, como ya decía en el post anterior, estamos de paso. Y aunque lo asimilemos, siempre cerraremos filas en torno a los afectados. Uno nunca sabe cuando las teorias se disiparán con el viento...
el mismo que derribará la torre, esté lo bien guarecida que esté.
En mi caso, tengo el problema de que no me enseñaron a entender la muerte como parte de la misma vida, lo que me hace sufrir mucho tanto las perdidas personales como las de los que quiero, y me afecta tanto que no sólo no puedo ofrecer consuelo, si no que encima a poco que me descuide soy yo la que termina necesitandolo. Y puedes imaginar lo frustrante que resulta ver sufrir a alguien a quien quieres por una perdida y no ser capaz de al menos, saber cómo recoger los trozos rotos, ayudarle y volverlos a unir.
Más vale tarde que nunca :). A ver, a mi tampoco me lo enseñaron, es más, vivimos en una sociedad que inculca el terror a algo que todos tenemos qeu vivir, seguramente es culpa de la influencia catolica medieval, que conseguía así mas fieles al prometer una vida más allá... si eran aceptados tras la muerte en el paraiso.
Cuando abracé a mi amigo y a su madre en la Iglesia, llorando ambos, no pude evitar alguna lagrimilla, no por el fallecido si no por el dolor que deja. Es normal no saber que hacer bamby. Supongo que es algo que solo se aprende a base de experiencia... y creo que es una de las pocas cosas que es mejor no aprender (por el metodo de enseñanza tan radical).