Luces parpadeando en mitad de una cegadora explosión de oscuridad. Cazadores hambrientos oliendo a su presa, presas jugando con quienes se suponen cazadores. Miradas, sonrisas, gestos. Garras, mordiscos, sangre.
Alguien se arma de valor y supera un paso que ha requerido esfuerzo. Otros acostumbrados se lanzan sin miedo, como automatas bien entrenados. Explosiones descontroladas que alcanzan aqui o allá a alguna victima, creado un corro a su alrededor, un crater de curiosidad.
No son soldados bien entrenados los que llaman mi atención, tampoco heroes aclamados... mis miradas se deslizan sobre quien parece no encajar, sobre quien, sea por lo que sea, no se siente en su terreno. Son sus miradas las que busco, sus sonrisas las que intento atesorar. Despues de todo, yo tampoco estoy en mi terreno.
Adelante, escribe