El dolor te golpea el hombro, te parece escuchar un desgarro y sentir un leve cosquilleo antes de que el golpe se note de verdad. Cuando sucede, ya es tarde, te doblas en dos, caes de rodillas con un brazo laxo y presionando con la otra mano la fuente de dolor. Te encoges hasta el limite, con la frente pegada al suelo y las rodillas clavadas.
Otro latigazo de dolor. Te dejas caer de costado y ves el polvo formando pequeñas nubes a tu alrededor. Boqueas aire y tragas tierra, intentas calmarte y solo acude la desesperación.
Todos los musculos vibran bajo la piel, puedes sentirlos latir a ritmo propio, menos uno que parece muerto, inanimado, excepto por los alaridos que manda al cerebro. La sangre gotea por la mano que presiona el corte, incapaz de parar la hemorragia.
Otro latigazo de dolor, este más tenue, te recorre placenteramente la espalda, despues de lo sufrido, algo de menor intensidad resulta hasta agradable. Suspiras con las lagrimas a punto de saltar de los ojos. Sabes que de intentar levantarte sólo lograrías más dolor innecesario.
Te quedas quieto. Se acerca alguien.
Y rezas porque no sea el enemigo.
Ya no se escucha nada.
Del caos a la calma.
El silencio.
No estoy segura de haber entendido del todo tu texto,así que no ahondaré en su significado y me quedaré sólo con su forma.
Me ha encantado la forma de expresarlo,he llegado a casi sentir las sensaciones de dolor que describes tan concienciudamente.
Me has dejado sin palabras.
Un abrazo,
Jen
la verdad es que hubiera sido mejor transmitir otro tipo de sensaciones :). La verdad es que el significado no esta ni demasiado claro para mi...
De todas formas, gracias por los animos :P, no creo que sea tan bueno como dices, pero siempre motiva unas palabras agradables.
Un abrazo Jen
He llegado aquí por casualidad pero volveré. te haré un sitio en mis favoritos. Me gustó tu texto, algo parecido he sentido alguna vez.
Neil
Pues bienvenido seas Neil.