Hablando de libertad...

En mis horas libres de las que me "quejaba" de ser demasiado libre, he estado pensando... como es costumbre cuando necesito pensar "a fondo" me he ido a perderme por las calles de alguna ciudad, en este caso, donde vivo, Leganes.

Me gusta el anonimato del asfalto, el no ser único. Caminar con cientos de vidas a tu alrededor en baile constante sin música, algo que, por mucho que adore los bosques y la vida al aire libre, no puedes lograr en ningun otro sitio que no sea una gran ciudad. Mis pasos caminaban sin ningun rumbo fijo, con musica de sobra y con la cabeza llena de ideas, idas y venidas.

Y me he dado cuenta de que si hace más de dos años (un lejano 4 de octubre del 2004) pedía un corazón de mimbre, ahora sólo tengo una petrea efigie. Debería sentirme invencible, ya no sufriré más puñaladas, como mucho el ardor de un volcan podrá darle forma... pero es extraño, sigo buscando por pura inercia, hace meses que apenas vislumbro los rasgos de alguna musa en quienes me rodean, cuando habitualmente podía encontrarlos con un simple vistazo. Cada vez me cuesta más bucear en las palabras, morderlas, darlas forma y hacerlas mias.

Nisiquiera soy capaz de sentir angustia. Supongo que se ha materializado el pragmatismo, el dejar de sufrir golpes es algo bueno, me siento bien, animado, cualquier reto es un llamamiento a dedicarme al 100%, no hay desanimo, no hay desgana. Si nos lanzamos al mar, ya no me siento como un balandro perdido en el oceano, si no como un buque de guerra que lo surca cortando la superficie.

Debería darme miedo el que me abrace la persona destinada a volverme a meter al mundo de las palabras y se asuste al posar su calida mejilla en mi frio pecho. No sentir su respiración caliente. No sentir sus brazos. Dejarla ir.