El dolor lacerante recorre el brazo, pronto traspasa los limites de la muñeca y afecta como un leve hormigueo a la mano y a parte del hombro. Una extraña sonrisa ilumina el resto del proceso.
Buscar la caja de mágicos componentes, echar el liquido ardiente sobre la herida todavía sangrante para limpiarla, para cerrar el paso, vendas limpias para condenar a la invisibilidad al reciente compañero. Con la mano derecha practicamente inutil, poco se puede hacer para evitar que mientras tanto haya un reguero, un fino hilo, de sangre recorriendo el codo...
Y durante el par de minutos que se tarda en desinfectar una herida y tratarla, no se ha borrado la sonrisa. El dolor fisico es un cambio agradable en un mundo donde los fantasmas suelen mordisquear partes más sensibles y menos fisicas. Hay dolores que se soportan mejor que otros, y dentro de lo malo (como en todo), hay rangos, nada es blanco ni negro, nisiquiera gris...
Se llega a un punto en el que el dolor físico deja de ser lo importante... (importante=preocupante...)
Un abrazazo
Curioso, curioso post, jejejeje
Un abrazo ;)
Lua: No deja de ser un cambio en la rutina... y los cambios son peligrosos, pero siempre viene bien algo de aire fresco, por mucho que este queme :). Un abrazo.
Minerva: Sep, ultimamente dicen que estoy raro, jajaja. Un abrazo ;)