"En una vida más corta de lo aparente, es muy significativo el peso especifico de las pulsiones afectivas y sexuales (pero sin arrodillarse ante el pansexualismo). La atracción afectiva o sexual conlleva una vivencia de belleza, un sentimiento estético que sólo entiende quien lo vive. Si se racionaliza, se estropea, es otra frecuencia. No obstante, razón y sensibilidad deben pactar continuamente para llegar a la unidad de acción. No es aconsejable hacer un absoluto de los ESTUDIOS ni de las AMISTADES. No es aconsejable hacer un absoluto de nada, ni del dolor ni del placer, ni de las personas ni de las ideas, ni de un hombre ni de una mujer. No existen ni el hombre ideal ni la mujer ideal. En realidad, los absolutos son montajes subjetivos que nos hacemos, aunque a veces sean montajes muy "razonables".
No propugno ningún tipo de asepsia afectiva. Al revés, no haríamos nada serio sin pasión. Sólo sugiero que cada vez que hacemos algun absoluto de algo o de alguien, nos acabamos equivocando. Aunque este absoluto fuera el Cosmos, la Humanidad, Dios, un hombre, una mujer, la familia, el trabajo de toda una vida, la propia supervivencia o lo más trascendente que se nos ocurra. La razón es bien sencilla: cada idea que yo me hago de un absoluto es RELATIVA. La propia experiencia nos enseña cómo cambian sin parar las coordenadas vitales o ideologicas de los individuos y de los pueblos. Incluso aunque exista un absoluto, no lo podemos objetivar ni transmitir como absoluto."
Pedro Mendonza - Atrevete a pensar
Adelante, escribe