Me encanta las ciudades de noche (bueno, algunas) a eso de las 4 o las 5 de la madrugada... tienen un no-se-qué que me parece tan atractivo, ultimamente parece que me toca vivirlas de cerca.
Las calles son tierra de nadie, ese momento en el que se mezclan aquellos que dan por finalizado el dia y los que lo reciben recien estrenado. Los pensamientos cuelgan en ese extraño estado de semiconsciencia; la calle que pisas y el frio que muerde la piel te atraen a la realidad, pero la apariencia extraña de unos edificios familiares a la luz del dia te envuelve en fantasias, como si estuvieras en otro mundo totalmente diferente.
La luz del valor brilla más, pero hace que las sombras del miedo sean más largan... los sueños parecen tan faciles, pero los abismos tan profundos...
Adelante, escribe