Hoy he vuelto a correr. Y bajo el agua, mientras resbalaba el sudor y los miedos por uno de los sumideros de la ducha, me he sentido tremendamente desnudo... más de lo que sentía por la ausencia de ropa.
Y me he sentido cobarde por tener atrapadas a las palabras. Por no decir lo que quiero decir a quien quiero decírselo. Y a pesar de ser perro viejo en esto, parece que se me hace difícil superarlo.
Adelante, escribe