Hoy estaba harto del trabajo. Y hoy no es que tuviera una carga mayor que otros días, ni que me presionasen más (de eso no me puedo quejar), es simplemente que me ha pillado de mala manera, y me he visto desbordado. Cada vez que me interrumpía el teléfono me ponía de mal humor. Normalmente no me preocupa, cuando hay mucho trabajo simplemente me lanzo de cabeza y empiezo a hacer cosas para ir quitando emails de la bandeja de entrada y hojas de mi mesa, mi pensamiento es que aunque haya demasiado, siempre se puede ir haciendo, ir cerrando, hay veces que la carga de trabajo es enorme, pero tambien hay mucho plazo, por muy oscuro que esté, lo mejor es empezar e ir quitando cosas del medio hasta que se vea algo más claro. De hecho, me gusta ese estrés, me hace trabajar mejor, más rápido, es un aliciente.
Pero hoy sólo quería llegar a casa, comer algo y acostarme un rato. Al entrar mi habitación he visto mi consola desguaza, enganchada al ordenador, y no he podido evitarlo, soldador y destornillador en mano, me he puesto a reparar el problema con el que llevo bregando ya unos dias. No me preguntéis como, pero al acabar 3 horas más tarde, ni me había acordado de comer, ni sé como ha aparecido un profundo arañazo rojo me recorre todo el antebrazo... el caso es que por fin lo había conseguido, han vuelto a rugir los ventiladores y a echar aire templado de la refrigeración.
Dicen que la verdadera esencia de la felicidad reside en explotar los puntos fuertes de cada uno, y hoy me lo creo. De la desesperación he pasado a la satisfacción, y solo me ha costado un arañazo en el brazo... al que por cierto voy a echarle agua oxigenada.
Adelante, escribe