No se puede llegar al alba sino por el sendero de la noche. Khalil Gibran
Esta noche me he despertado rodeado de oscuridad, con los hombros cargados como si hubiera hecho ejercicio, la boca seca y con un silencio atronador que me ha sobresaltado. He tenido un extraño sueño, de esos especialmente vívidos. Lo curioso ha sido la extraña tranquilidad que me invadía. Ahí va, a ver si alguien me hace sacar algo en claro:
Era una sala extraña, larga y oscura, cubierta de fríos azulejos blancos cubiertos de mugre, como si se hubieran seguido usando pero la limpieza ya no fuera una opción, tanto el techo como el suelo eran ya de un color irreconocible. Dos docenas de camillas, con la superficie extrañamente limpia, pero dura y áspera, se repartían caóticamente por la sala. Al fondo una cortina mohosa de plastico daba paso a otra sala, más oscura, más tétrica. Mi destino, sabía que ese era el lugar que estaba buscando. No es algo que pudiera explicar, simplemente lo sabía. Como sabía que no era natural que esa fina barrera que separaban ambas estancias permaneciese tan estática, como si no fuese flexible en absoluto.
Tumbados en las camillas había gente conocida, algunos a los que no veía desde hace años, y a quienes seguramente nunca vuelva ver, antiguos compañeros de universidad, gente con la que he ido a Irlanda, alguna cara familiar de cuando usaba el tren a diario. Muchos dormían plácidamente, mecidos con el sosegado movimiento de su respiración, sólo algunos parecían estar padeciendo algún tipo de dolor, pero el resto les ignoraba, incluso se oían risas y bromas. En torno a las camillas y a mi mismo, varias figuras, meras sombras, de rasgos familiares pero a los que no podía poner nombre, caminaban afanadas en llevar a cabo alguna tarea. No eran transparentes, pero tampoco sólidas, y me miraban, me ofrecían descansar, algo de comer, bebidas...
A todo decía que no, apartando platos y vasos más solidos que las figuras que me los ofrecían, sólo quería descansar. Una de esas fantasmales figuras pasó rozando la cortina, y esta siguió inmóvil, como si nada pudiera moverla, como si se tratase de una pared de densa roca. Y supe que tenía que cruzarla si quería llegar a mi propia camilla, si quería dormir al menos unas horas. Nunca he tenido especial miramiento para elegir un lugar donde dormir, pero en este caso, sabía que el único sitio era más allá de esa barrera, de esa forma como sólo se sabe en las brumas oníricas.
Dí un paso, otro, un tercero. Y un extraño calor me invadió las venas, sitiendolo fluir como si fuera mi propia sangre, y mi cuarto paso fue más dificil de dar, como si alguien me agarrase intentando pararme. Unos pasos más, agónicos cuanto más cerca estaba de la cortina, y el calor en mis venas haciéndose insoportable. Los músculos en tensión, queriendo acercarme aún más, todos y cada uno de ellos crujían, ya rígidos por el esfuerzo, al intentar avanzar unos centímetros. Finalmente el calor de mi interior se derramó hasta alcanzar mi piel, que notaba febril, ardiente. Pero necesitaba llegar más lejos. Sólo un poco más.
El corazón empezó a latir con fuerza, como si se tratase de una tormenta de verano. De forma ronca y grave. Haciendo vibrar todo mi ser, como si llamase a la guerra con su rugido ensordecedor. Primero fueron las sombras familiares, que se tornaron oscuras y amenazantes, pero pronto ya no quedaba nada más que la oscuridad a mi alrededor, y la deseada forma ondulada a escasos metros de mis dedos estirados, intentando llegar como si se tratasen de apenas centímetros. Con la determinación a punto de flaquear, de abandonarse al miedo, de rendirse, de ceder. Y de pronto una suave necesidad de volver la mirada, que poco a poco se fue imponiendo al resto de gritos e instintos.
Un breve giro de cabeza...
Noté sus manos sobre mis brazos, refrescando mi piel, calmando mis músculos. Apenas llegué a vislumbrar una esbelta figura, de melena oscura y piel clara. Sus finos dedos refrescando el abrasador infierno en el que había estado sumido, protegida tras mi espalda de las extrañas sombras que nos rodeaban, queriendo cruzar también aquel invisible obstáculo, con delicadeza vencía allí donde mi hosca fragilidad había fracasado. Cuando conseguimos llegar hasta el extremo de la sala, la cortina se onduló como si fuera de fino papel, y se abrió para dejar ver otra camilla como las de afuera. Avancé tambaleante... de nuevo la suave, aunque firme, presa de sus manos me guió por los brazos. Me dejé caer en la rugosa superficie.
Apenas logré quitarme la camiseta, deseoso de aligerar mi carga, aunque fuese algo tan nimio como un trozo de tela. Mis fuerzas no dieron más de sí, y quede tendido, agotado casi hasta para respirar. Sus brazos rodearon mi torso, y sentí alivio al instante, intenté girarme para ver su cara, sus ojos, sus labios, pero no fui capaz, un extraño sopor empezó a invadirme, por fin el descanso acudía a liberarme. Lo último que noté fueron sus labios contra mi espalda, y su pelo contra mis hombros, con la cabeza apoyada en mi cuello. Y, con una sonrisa, me abandoné al alivio y al sueño.
Hola Mario!!!
Ummm... voy a ser un poco atrevida... Para mí el significado del sueño es claro...
Bajo mi punto de vista representa la lucha interna que tienes día a día por encontrar esa paz que necesitas, esa persona que con sólo una mirada sea capaz de darte paz, serenidad, tranquilidad...
Es mi humilde opinión... :p
Espero que te sirva de algo mis palabras :p
Hola Mario!!!
Ummm... voy a ser un poco atrevida... Para mí el significado del sueño es claro...
Bajo mi punto de vista representa la lucha interna que tienes día a día por encontrar esa paz que necesitas, esa persona que con sólo una mirada sea capaz de darte paz, serenidad, tranquilidad...
Es mi humilde opinión... :p
Espero que te sirva de algo mis palabras :p
Wolap!
Mira que mi parte consciente se empeña en decirme lo contrario... jajajaja, pero me temo que llevas razón. El caso es que no acabo de comprender el porqué ahora, tras tanto tiempo de tranquilidad.
Ya sabes que aquí puedes ser atrevida, jajajaja, puedes decir lo que te plaza :P.
Un abrazo