"Estuve tan ocupado escribiendo la crítica que nunca pude sentarme a leer el libro." Groucho Marx
(tiempo medio de lectura: 1 min y 15 seg)
Llevo un par de días esperando cierto mensaje. Ayer miraba de reojo el móvil cada 5 minutos esperando ver la lucecita blanca parpadeante para lanzarme como un animal hambriento. Generalmente recibo 4 o 5 sms a lo largo del día, que si publicidad, avisos varios, alguno personal... ya había recibido a las 11 de la mañana una docena de ellos, y ninguno el que estaba esperando.
Mis dos opciones eran tirar el móvil por la ventana o ir a correr para intentar animarme un poco y descargar tensiones...
Media hora después estaba enfilando un largo camino de tierra, el suelo parecía húmedo pero practicable, sin giros, sin gente... el cuerpo me pedía un sprint. La parte que piensa desconecta por completo, y sólo soy plenamente consciente de los músculos funcionando, del desgaste que sufren por la falta de costumbre, del consumo enorme de energía, muy liberador. En mitad de la recta, la mente volvió a conectarse para avisarme de que el camino tenía un tramo lleno de hojas mojadas, justo cuando ya llevaba un par de metros sobre ellas y me deslizaba sin remedio a toda velocidad.
Mi primer impulso fue flexionar las rodillas y dejarme caer controladamente para rodar un par de metros y parar de forma suave. En la junta de reuniones de mi cabeza empezaron a parpadear las luces de emergencia, y saltó una voz diciendo "madre mia como te vas a poner... ¿de verdad tienes que rebozarte en el barro?". Otra gritaba que mejor lavar la ropa que encontrar un bache, frenar bruscamente, romperse y volverse a romper al caer al suelo. Una versión medio empelotas de mi mismo sugirió levantar la mirada para ver a una chica guapilla con la que me cruzo a veces, "lánzate, literalmente, párate con(tra) ella y empieza la conversación que siempre has querido iniciar", el lobo encerrado en la jaula parecía asentir vehementemente ante esta idea, contento de librarse de otras ataduras. A todo esto, cuando me he querido dar cuenta, ya estaba prácticamente parado, de pie, entero, con cara de poker.
Moraleja: Si piensas mucho que decisión tomar, hay veces que se pasa el momento de tomarla y es demasiado tarde. No siempre sale mal, pero la cara de tonto no hay quien te la quite.
Adelante, escribe