"Basta con que un hombre odie a otro para que el odio vaya corriendo hasta la humanidad entera." Jean Paul Sartre
(tiempo de lectura medio estimado: 1 min y 20 seg)
No soy una persona especialmente violenta. Es cierto que me gustan las películas bélicas, juego con los amigos a videojuegos de disparos, practico (o practicaba) airsoft y me he metido en media docena de peleas para defender a otros. Pero la violencia sólo demuestra lo pequeño que es uno, no deja de ser una respuesta surgida de la incompetencia, un gesto que nos acerca mucho a los animales y que nos hace perder nuestro estatus de raza especialmente evolucionada.
Hoy me ha tocado deambular a pie por Madrid para entregar ciertos documentos en barrios hasta ahora desconocidos. Mi móvil tiene GPS y, con una femenina voz poco romántica, me ha ido chivando en qué calles ir girando para no perderme. Como me parece ridículo ir con el GPS encendido mientras camino, lo uso con auriculares para que la gente no se de cuenta de lo perdido que estoy a veces.
Iba a cruzar una avenida cuando un coche que venía ha tenido que pisar el freno a fondo, quedándose a escasos 10 centímetros de una chica que iba unos pasos delante mía y que no se ha dado cuenta hasta que era tarde por ir escuchando música. El tipo ha salido por la ventanilla y ha empezado a proferir insultos, entre ellos algo parecido a "puta de mierda, quítate los auriculares". No es que me haya dado por aludido (incluso con los auriculares puestos), pero he dado una palmadita al capó y he señalado el semáforo, con un simpático muñecote verde y que el tipo no ha debido ver.
Tal y como imaginaba, ha empezado a insultarme a mi, y ha hecho intención de salir del coche. Aprovechando que el tipo era más bajito y con más cara de pan que yo, me he acercado a su ventanilla con parsimonia y le he hablado en tono normal, hasta que se ha callado para escuchar que estaba diciendo (le estaba insultando, pero amablemente). Se ha quedado un poco parado de golpe, desconcertado, como si le hubieran dado al OFF, y se ha vuelto a poner el cinturón. Mirando al frente como un animalito nervioso.
Adelante, escribe